26 de Junio,  Jujuy, Argentina
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El extenso camino de la fe a Punta Corral, de miles de peregrinos

Martes, 22 de marzo de 2016 01:30
<div>HACIA EL SANTUARIO / EL CONTORNO DE UNO DE LOS CALVARIOS CON LAS ÚLTIMAS LUCES DEL DÍA.</div><div><div>
Llegar hasta el santuario que alberga a la Virgen de Copacabana de Punta Corral no es fácil, y menos aún para el que va por primera vez. Pese a las dificultades que presentan los más de veinte kilómetros que separan a Tumbaya de la imagen, los peregrinos pusieron la fe por encima de las aptitudes físicas y llegaron hasta las primeras horas del domingo hasta la capilla. Allí, ya cansados tras el largo viaje, recorrieron con sus últimas fuerzas una extensa fila para ingresar a la pequeña iglesia, tocar la imagen de la "Mamita del cerro" para agradecer o pedir.
Tumbaya es el camino que más fieles congrega, porque a pesar de ser el más largo, se dice que es el que menos esfuerzo físico requiere para quienes no se encuentran en condiciones física de subir por el empinado camino de Tunalito, o de recorrer senderos no demarcados como el de Tilcara y Maimará.
La primera opción entonces, para quien desea visitar a la "Mamita del cerro" por primera vez, es recorrer 23 kilómetros desde Tumbaya, "apenas amanece, para que no pegue el sol", recomiendan los lugareños.
Al iniciar el camino, a primera vista la cantidad de peregrinos invita a sumarse al largo recorrido desde la localidad norteña. Pasando la primera curva, las fuerzas se encuentran intactas y se emprende una caminata ágil hasta el primer calvario, recorriendo un espacioso sendero pedregoso.
El ascenso hacia el Santuario de la Virgen por Tilcara comenzó en la víspera. Mañana Miércoles Santa bajará hacia la ciudad quebradeña.
El primer calvario, ubicado en plena subida, es un espacio para comprar algo de bebida o comida en los comercios ubicados a metros de la primera cruz que indican que el primer tramo del camino fue cumplido. En el lugar la mayoría de los fieles no se detiene impulsados por el deseo de acortar los tiempos de llegada, que en promedio son de 7 a 12 horas en total.
En este tramo se empieza a recorrer la playa de Tumbaya. Se trata de un sector llano con imponente paisaje rodeado de cerros, con neblina y frío, en donde las piedras comienzan a ser más grandes y se transforman en un obstáculo para quien no está acostumbrado a este tipo de suelo. Este fin de semana sólo se presentaron algunas lloviznas, por lo que el primer calvario se pudo recorrer con tranquilidad, sin corrientes de agua que se interpongan.
Luego de atravesar el largo camino de la playa, comienzan las primeras subidas y de a poco las pendientes son más pronunciadas. Con este cambio en el camino, y después de casi cuatro horas de caminata, se arriba al segundo calvario, donde los creyentes hacen un descanso casi obligatorio para recobrar las fuerzas luego de llegar agitados hasta el lugar.
En esta segunda parada muchos comienzan un andar más lento por el cansancio. Por la dificultad en el camino también es común ver a peregrinos descansando en las enormes piedras o en apachetas al costado del sendero.
Al recorrer este calvario la sed comienza a aparecer y las mochilas con abrigo comienzan a estorbar. Sin embargo, lo que alienta a seguir es que quienes ya conocen el lugar, al observar los rostros agotados, dicen al pasar "el segundo calvario es la mitad del camino, ya falta poco". Quienes dicen estas frases alentadoras, son en su mayoría personas mayores, acompañadas por un bastón y con tonada norteña, que se brindan amistosos con quienes van al lugar por primera vez.
Las horas trascurren al recorrer el sector, y el paisaje hace notar que el peregrino se acerca hacia lo profundo de la Quebrada: los cactus empiezan a poblar los senderos, así como la arcilla y por tramos la laja. También los animales dan cuenta de lo agreste que se torna el andar, en las subidas es común observar a ovejas pastando cerca, a las cabras en lo más alto y se escucha a los burros de los lugareños.
A pesar de que el tiempo transcurre no se escuchan sonidos o una capilla a lo lejos que haga creer que la Virgen se encuentra cerca. Después de tres horas más caminando en subida, se siente alivio al llegar nuevamente al pedregoso camino de la playa. Este sector es el último tramo del segundo calvario y muchos aprovechan la llanura para apurar el paso, hasta que nuevamente comienza el camino hacia lo alto.
Finalizadas siete horas de caminar, muchos empiezan a utilizar caramelos y las hojas de coca para afrontar la altitud. Las personas mayores son las que continúan alentando a los más jóvenes y esta vez se los escucha decir "falta poco para el tercer calvario".
Ya con las piernas cansadas, a los lejos se ve una cruz y algunas carpas en un morro. Al llegar todos comentan que se trata del tercer calvario. En el lugar los fieles son aún más esperanzadores con quienes no tienen más fuerzas y se dice que resta sólo media hora desde ese punto para llegar hasta la Virgen.
Al empezar a caminar el tercer calvario, los dichos resultan ser ciertos y comienzan a escucharse los sonidos de las bandas de sikuris y hasta el audio de las misas que se suceden el sábado en la capilla.
Aunque la "media hora" se trasforma en una hora para quienes no pueden caminar más rápido, finalmente después de tres o cuatro curvas, se observa el objetivo: la blanca capilla rodeada de carpas, lo que indica que el camino terminó después de nueve horas.

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Llegar hasta el santuario que alberga a la Virgen de Copacabana de Punta Corral no es fácil, y menos aún para el que va por primera vez. Pese a las dificultades que presentan los más de veinte kilómetros que separan a Tumbaya de la imagen, los peregrinos pusieron la fe por encima de las aptitudes físicas y llegaron hasta las primeras horas del domingo hasta la capilla. Allí, ya cansados tras el largo viaje, recorrieron con sus últimas fuerzas una extensa fila para ingresar a la pequeña iglesia, tocar la imagen de la "Mamita del cerro" para agradecer o pedir.
Tumbaya es el camino que más fieles congrega, porque a pesar de ser el más largo, se dice que es el que menos esfuerzo físico requiere para quienes no se encuentran en condiciones física de subir por el empinado camino de Tunalito, o de recorrer senderos no demarcados como el de Tilcara y Maimará.
La primera opción entonces, para quien desea visitar a la "Mamita del cerro" por primera vez, es recorrer 23 kilómetros desde Tumbaya, "apenas amanece, para que no pegue el sol", recomiendan los lugareños.
Al iniciar el camino, a primera vista la cantidad de peregrinos invita a sumarse al largo recorrido desde la localidad norteña. Pasando la primera curva, las fuerzas se encuentran intactas y se emprende una caminata ágil hasta el primer calvario, recorriendo un espacioso sendero pedregoso.
El ascenso hacia el Santuario de la Virgen por Tilcara comenzó en la víspera. Mañana Miércoles Santa bajará hacia la ciudad quebradeña.
El primer calvario, ubicado en plena subida, es un espacio para comprar algo de bebida o comida en los comercios ubicados a metros de la primera cruz que indican que el primer tramo del camino fue cumplido. En el lugar la mayoría de los fieles no se detiene impulsados por el deseo de acortar los tiempos de llegada, que en promedio son de 7 a 12 horas en total.
En este tramo se empieza a recorrer la playa de Tumbaya. Se trata de un sector llano con imponente paisaje rodeado de cerros, con neblina y frío, en donde las piedras comienzan a ser más grandes y se transforman en un obstáculo para quien no está acostumbrado a este tipo de suelo. Este fin de semana sólo se presentaron algunas lloviznas, por lo que el primer calvario se pudo recorrer con tranquilidad, sin corrientes de agua que se interpongan.
Luego de atravesar el largo camino de la playa, comienzan las primeras subidas y de a poco las pendientes son más pronunciadas. Con este cambio en el camino, y después de casi cuatro horas de caminata, se arriba al segundo calvario, donde los creyentes hacen un descanso casi obligatorio para recobrar las fuerzas luego de llegar agitados hasta el lugar.
En esta segunda parada muchos comienzan un andar más lento por el cansancio. Por la dificultad en el camino también es común ver a peregrinos descansando en las enormes piedras o en apachetas al costado del sendero.
Al recorrer este calvario la sed comienza a aparecer y las mochilas con abrigo comienzan a estorbar. Sin embargo, lo que alienta a seguir es que quienes ya conocen el lugar, al observar los rostros agotados, dicen al pasar "el segundo calvario es la mitad del camino, ya falta poco". Quienes dicen estas frases alentadoras, son en su mayoría personas mayores, acompañadas por un bastón y con tonada norteña, que se brindan amistosos con quienes van al lugar por primera vez.
Las horas trascurren al recorrer el sector, y el paisaje hace notar que el peregrino se acerca hacia lo profundo de la Quebrada: los cactus empiezan a poblar los senderos, así como la arcilla y por tramos la laja. También los animales dan cuenta de lo agreste que se torna el andar, en las subidas es común observar a ovejas pastando cerca, a las cabras en lo más alto y se escucha a los burros de los lugareños.
A pesar de que el tiempo transcurre no se escuchan sonidos o una capilla a lo lejos que haga creer que la Virgen se encuentra cerca. Después de tres horas más caminando en subida, se siente alivio al llegar nuevamente al pedregoso camino de la playa. Este sector es el último tramo del segundo calvario y muchos aprovechan la llanura para apurar el paso, hasta que nuevamente comienza el camino hacia lo alto.
Finalizadas siete horas de caminar, muchos empiezan a utilizar caramelos y las hojas de coca para afrontar la altitud. Las personas mayores son las que continúan alentando a los más jóvenes y esta vez se los escucha decir "falta poco para el tercer calvario".
Ya con las piernas cansadas, a los lejos se ve una cruz y algunas carpas en un morro. Al llegar todos comentan que se trata del tercer calvario. En el lugar los fieles son aún más esperanzadores con quienes no tienen más fuerzas y se dice que resta sólo media hora desde ese punto para llegar hasta la Virgen.
Al empezar a caminar el tercer calvario, los dichos resultan ser ciertos y comienzan a escucharse los sonidos de las bandas de sikuris y hasta el audio de las misas que se suceden el sábado en la capilla.
Aunque la "media hora" se trasforma en una hora para quienes no pueden caminar más rápido, finalmente después de tres o cuatro curvas, se observa el objetivo: la blanca capilla rodeada de carpas, lo que indica que el camino terminó después de nueve horas.

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