Preocupa y mucho. Se fue Mario Sciacqua, pero el equipo sigue sin mejorar. Obviamente con apenas cuatro días de trabajo sería un absurdo pedirle resultados ya al flamante técnico de Gimnasia, Fernando Gamboa. Pero la cuestión es que se continúan cometiendo los mismos errores y se prolonga la falta de fútbol. Entonces, los números no cierran.
El "lobo" perdió anoche uno a cero ante Argentinos Juniors y se volvió a retirar silbado del estadio "23 de Agosto", una constante en las últimas cinco presentaciones donde no pudo ganar. Y encima nuevamente jugó mal. Ayer ni siquiera pateó una vez al arco.
El "bicho" de la Paternal sabía que Gimnasia no es aquel que mete miedo en Jujuy ni nada por el estilo. Salió darle pelea en mitad de cancha y soltó sus carrileros, principalmente a Javier Cabrera por derecha. En el primer llamado de atención, Cabrera probó desde afuera y Maximiliano Cavallotti reaccionó perfecto.
Después el local equiparó el trámite y no pasó nada. Mucha lucha, poco fútbol. Los minutos fueron pasando inexorablemente. Hasta que apareció Cabrera, quien le ganó en velocidad a Sanabria y antes del cierre de Ojeda envió un centro exacto al corazón del área. Fydriszewki -el del apellido impronunciable- no perdonó e infló la red.
El "lobo" sintió el golpe. Fueron momentos de incertidumbre y preocupación. Es más, otra vez feliz intervención de Cavallotti evitó el segundo cuando Peppino se equivocó al cabecear para atrás y Fydriszewki apareció solo. Por suerte, el "Uno" achicó justo y evitó que el partido se cerrara en la primera etapa nomás.
En el complemento, los problemas del "albiceleste" se agudizaron al extremo. Perdió la esencia de este deporte: jugar.
Se sabe que jugando, tratando bien a la pelota, se abrirán los espacios, se generara peligro y sobre todo se podrá torcer el triste record de cinco encuentros de ganar en casa.
Arraya apareció tras un córner, pero no se podría llamar una jugada de riesgo en honor a la verdad.
Y de contragolpe, el incansable Cabrera por izquierda "se comió" el segundo grito.
Los cánticos contra los jugadores se hicieron escuchar y cada vez más fuerte.
Lamentablemente, Gimnasia terminó envuelto en un mar de dudas y silbado por su propia gente.
La preocupación va en aumento. Ahora será Gamboa el que tendrá que trabajar más en lo psicológico en lo futbolístico, ya que en tres días debe volver al ruedo frente a Instituto en Córdoba.
Recuperar la memoria es la consigna y ganar en casa una obligación si se quiere ser protagonista.
Así no se puede seguir más.
Todos lo saben.
Es momento de hacer el "click" y no hay excusas ni justificativos que valgan.
El "lobo" perdió anoche uno a cero ante Argentinos Juniors y se volvió a retirar silbado del estadio "23 de Agosto", una constante en las últimas cinco presentaciones donde no pudo ganar. Y encima nuevamente jugó mal. Ayer ni siquiera pateó una vez al arco.
El "bicho" de la Paternal sabía que Gimnasia no es aquel que mete miedo en Jujuy ni nada por el estilo. Salió darle pelea en mitad de cancha y soltó sus carrileros, principalmente a Javier Cabrera por derecha. En el primer llamado de atención, Cabrera probó desde afuera y Maximiliano Cavallotti reaccionó perfecto.
Después el local equiparó el trámite y no pasó nada. Mucha lucha, poco fútbol. Los minutos fueron pasando inexorablemente. Hasta que apareció Cabrera, quien le ganó en velocidad a Sanabria y antes del cierre de Ojeda envió un centro exacto al corazón del área. Fydriszewki -el del apellido impronunciable- no perdonó e infló la red.
El "lobo" sintió el golpe. Fueron momentos de incertidumbre y preocupación. Es más, otra vez feliz intervención de Cavallotti evitó el segundo cuando Peppino se equivocó al cabecear para atrás y Fydriszewki apareció solo. Por suerte, el "Uno" achicó justo y evitó que el partido se cerrara en la primera etapa nomás.
En el complemento, los problemas del "albiceleste" se agudizaron al extremo. Perdió la esencia de este deporte: jugar.
Se sabe que jugando, tratando bien a la pelota, se abrirán los espacios, se generara peligro y sobre todo se podrá torcer el triste record de cinco encuentros de ganar en casa.
Arraya apareció tras un córner, pero no se podría llamar una jugada de riesgo en honor a la verdad.
Y de contragolpe, el incansable Cabrera por izquierda "se comió" el segundo grito.
Los cánticos contra los jugadores se hicieron escuchar y cada vez más fuerte.
Lamentablemente, Gimnasia terminó envuelto en un mar de dudas y silbado por su propia gente.
La preocupación va en aumento. Ahora será Gamboa el que tendrá que trabajar más en lo psicológico en lo futbolístico, ya que en tres días debe volver al ruedo frente a Instituto en Córdoba.
Recuperar la memoria es la consigna y ganar en casa una obligación si se quiere ser protagonista.
Así no se puede seguir más.
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Preocupa y mucho. Se fue Mario Sciacqua, pero el equipo sigue sin mejorar. Obviamente con apenas cuatro días de trabajo sería un absurdo pedirle resultados ya al flamante técnico de Gimnasia, Fernando Gamboa. Pero la cuestión es que se continúan cometiendo los mismos errores y se prolonga la falta de fútbol. Entonces, los números no cierran.
El "lobo" perdió anoche uno a cero ante Argentinos Juniors y se volvió a retirar silbado del estadio "23 de Agosto", una constante en las últimas cinco presentaciones donde no pudo ganar. Y encima nuevamente jugó mal. Ayer ni siquiera pateó una vez al arco.
El "bicho" de la Paternal sabía que Gimnasia no es aquel que mete miedo en Jujuy ni nada por el estilo. Salió darle pelea en mitad de cancha y soltó sus carrileros, principalmente a Javier Cabrera por derecha. En el primer llamado de atención, Cabrera probó desde afuera y Maximiliano Cavallotti reaccionó perfecto.
Después el local equiparó el trámite y no pasó nada. Mucha lucha, poco fútbol. Los minutos fueron pasando inexorablemente. Hasta que apareció Cabrera, quien le ganó en velocidad a Sanabria y antes del cierre de Ojeda envió un centro exacto al corazón del área. Fydriszewki -el del apellido impronunciable- no perdonó e infló la red.
El "lobo" sintió el golpe. Fueron momentos de incertidumbre y preocupación. Es más, otra vez feliz intervención de Cavallotti evitó el segundo cuando Peppino se equivocó al cabecear para atrás y Fydriszewki apareció solo. Por suerte, el "Uno" achicó justo y evitó que el partido se cerrara en la primera etapa nomás.
En el complemento, los problemas del "albiceleste" se agudizaron al extremo. Perdió la esencia de este deporte: jugar.
Se sabe que jugando, tratando bien a la pelota, se abrirán los espacios, se generara peligro y sobre todo se podrá torcer el triste record de cinco encuentros de ganar en casa.
Arraya apareció tras un córner, pero no se podría llamar una jugada de riesgo en honor a la verdad.
Y de contragolpe, el incansable Cabrera por izquierda "se comió" el segundo grito.
Los cánticos contra los jugadores se hicieron escuchar y cada vez más fuerte.
Lamentablemente, Gimnasia terminó envuelto en un mar de dudas y silbado por su propia gente.
La preocupación va en aumento. Ahora será Gamboa el que tendrá que trabajar más en lo psicológico en lo futbolístico, ya que en tres días debe volver al ruedo frente a Instituto en Córdoba.
Recuperar la memoria es la consigna y ganar en casa una obligación si se quiere ser protagonista.
Así no se puede seguir más.
Todos lo saben.
Es momento de hacer el "click" y no hay excusas ni justificativos que valgan.
El "lobo" perdió anoche uno a cero ante Argentinos Juniors y se volvió a retirar silbado del estadio "23 de Agosto", una constante en las últimas cinco presentaciones donde no pudo ganar. Y encima nuevamente jugó mal. Ayer ni siquiera pateó una vez al arco.
El "bicho" de la Paternal sabía que Gimnasia no es aquel que mete miedo en Jujuy ni nada por el estilo. Salió darle pelea en mitad de cancha y soltó sus carrileros, principalmente a Javier Cabrera por derecha. En el primer llamado de atención, Cabrera probó desde afuera y Maximiliano Cavallotti reaccionó perfecto.
Después el local equiparó el trámite y no pasó nada. Mucha lucha, poco fútbol. Los minutos fueron pasando inexorablemente. Hasta que apareció Cabrera, quien le ganó en velocidad a Sanabria y antes del cierre de Ojeda envió un centro exacto al corazón del área. Fydriszewki -el del apellido impronunciable- no perdonó e infló la red.
El "lobo" sintió el golpe. Fueron momentos de incertidumbre y preocupación. Es más, otra vez feliz intervención de Cavallotti evitó el segundo cuando Peppino se equivocó al cabecear para atrás y Fydriszewki apareció solo. Por suerte, el "Uno" achicó justo y evitó que el partido se cerrara en la primera etapa nomás.
En el complemento, los problemas del "albiceleste" se agudizaron al extremo. Perdió la esencia de este deporte: jugar.
Se sabe que jugando, tratando bien a la pelota, se abrirán los espacios, se generara peligro y sobre todo se podrá torcer el triste record de cinco encuentros de ganar en casa.
Arraya apareció tras un córner, pero no se podría llamar una jugada de riesgo en honor a la verdad.
Y de contragolpe, el incansable Cabrera por izquierda "se comió" el segundo grito.
Los cánticos contra los jugadores se hicieron escuchar y cada vez más fuerte.
Lamentablemente, Gimnasia terminó envuelto en un mar de dudas y silbado por su propia gente.
La preocupación va en aumento. Ahora será Gamboa el que tendrá que trabajar más en lo psicológico en lo futbolístico, ya que en tres días debe volver al ruedo frente a Instituto en Córdoba.
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