Que Jujuy tiene magia en cada rincón de la provincia no caben dudas y cada lugar tiene su forma de vivir intensamente su cotidianeidad. Ayer fue un mix de religiosidad popular y Dakar.
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Que Jujuy tiene magia en cada rincón de la provincia no caben dudas y cada lugar tiene su forma de vivir intensamente su cotidianeidad. Ayer fue un mix de religiosidad popular y Dakar.
En la víspera, en Abra Pampa antes de las 8, cientos de niños y familiares asistieron a la iglesia central a la misa por el Día de los Reyes Magos y adoraron al Niño Jesús.
Mientras que en las afueras de la ciudad y a poca distancia, el mundo "tuerca" acaparó la atención de miles de aficionados que vistieron de colores al mítico cerro El Huancar que a sus pies permitió el paso vertiginoso de motos, autos, camionetas, cuatriciclos y camiones que cumplieron la cuarta etapa del Dakar.
"Sentimos orgullo de que el Dakar haya pasado tan cerca nuestro", dijeron emocionados los habitantes de Abra Pampa
Desde lejos el panorama parecía un enjambre humano disperso y rendido al pie de la cadena montañosa, en tanto, el ir y venir de gente buscando la mejor ubicación para ver de cerca la carrera más exigente del mundo.
Los espectadores cumplieron las indicaciones del personal afectado a la resguardar la seguridad de los mismos y por ello, la jornada se puede catalogar como exitosa.
"Cerca del cielo": Andrés Quipildor y María Mamaní junto a su hijo Elber (un jovencito hipoacúsico) ferviente lector de El Tribuno según comentaron sus padres, tuvieron una ubicación privilegiada en la cima del Cerro de la Cruz, desde allí literalmente tocaron el cielo con las manos. Madrugaron y ganaron ese lugar, sentados en la base de la cruz, junto a Dante Vázquez, muy emocionados se maravillaron con el Dakar.
"Espectáculo maravilloso": Fueron 6 minutos interminables los que insumió cada máquina, desde que aparecían en el firmamento, levantando tierra, más cerca se completó con un abanico de agua y derrape incluído frente a la gente que enfervorizada alentó a todos los pilotos.
La visión desde la mole de piedra y laja, era sencillamente majestuososa, a la derecha la "Siberia Agentina", al frente una llanura con diferentes matices de verde y amarillo que albergaba al ganado vacuno que pastó a su antojo y también tomando agua de los charcos gigantes formados con la lluvia torrencial del día anterior.
En la zona destinada los espectadores con alambrado de por medio, un cordón humano interminable le dio el marco adecuado al paso de los vehículos. Mientras que en la base del cerro una multitud vibró al compás del Dakar y alentaron a rabiar a cada piloto.
El barro formado por la lluvia del día anterior, le dio un ingrediente más de atracción para regocijo del público y más exigencia a los competidores.
"Viene uno": Avanzaba la mañana y la expectativa crecía en los presentes, cuando un grito retumbó en el cerro "viene uno" y exactamente a las 10.07 asomó la figura de Kevin Benavides, el piloto de Salta que generó una tremenda ovación de los asistentes. Finalmente, arribó tercero en la etapa y quedó segundo en la clasificación general al cabo de la cuarta etapa.
Un minuto después (10.08) apareció la segunda moto tripulada por Paulo Gonzalves (Portugal); luego pasaron Antoine Meo de Francia (10.13); Bort Barreda de España (10.15); Stefan Svitko de Eslovaquia (10.18). Todas las motos hicieron el deleite del público en cada pasada veloz.
A las 11.50 hizo su aparición el primer quad,. El Nº 256; a las 11.50 pasó el Nº 253.
Después, todos se preguntaban ¿Cuándo aparecen los autos?
Justo pasado el mediodía, a las 12.03, Sebastien Loeb mostró orgulloso su maquina Nº 314; enseguida lo hizo el príncipe qatarí Nasser Al - Attiyah.