Los líderes de
Ucrania, Rusia, Alemania y Francia mantuvieron en la ciudad de
Minsk unas tensas negociaciones para alcanzar un plan de paz para Ucrania, donde la violencia dejó ayer uno de los balances más sangrientos en los diez meses de conflicto. Petro Poroshenko, Vladimir Putin, Angela Merkel y François Hollande discutían, el documento elaborado durante varios días de negociaciones diplomáticas.
El semblante serio del presidente ucraniano y la actitud reservada de Vladimir
Putin en los pasillos del inmenso palacio presidencial de Bielorrusia no dejan lugar a dudas de la dificultad de las negociaciones.
Como ejemplo, la animada discusión de pie entre los presidentes ruso y ucraniano, que una periodista de la AFP pudo presenciar a través de una puerta entreabierta. Poroshenko llegó incluso a abandonar la sala.
Al inicio del encuentro, Vladimir Putin y su homólogo ucraniano, ya con semblante serio, se dieron brevemente la mano rodeados de Merkel y Hollande.
En las próximas horas, los dirigentes y sus consejeros deben intentar ponerse de acuerdo sobre un plan de paz, en un contexto de recrudecimiento de la violencia en el este de ese país, donde han muerto unas cincuenta personas en las últimas 24 horas en los enfrentamientos.
Aunque no se ha develado, el documento presentado en las negociaciones tiene como objetivo solucionar los temas más espinosos: definir la línea del frente, determinar el "estatuto de los territorios" controlados por los separatistas o solucionar la cuestión de la frontera rusoucraniana en los territorios bajo control prorruso.
Los presidentes ucraniano y francés y la jefa de gobierno alemana decidieron reunirse brevemente antes de unirse al mandatario ruso, al que consideran responsable del conflicto en Ucrania.
Durante la tarde ayer, Petro Poroshenko había advertido a Putin que Ucrania, Francia y Alemania hablarían con "una sola voz" y se había mostrado dispuesto a decretar la ley marcial en toda Ucrania, si la cumbre fracasaba.
Antes de llegar a la capital bielorrusa, los participantes de la cumbre aumentaron la presión para alcanzar un acuerdo, mientras en el terreno soldados ucranianos y separatistas prorrusos proseguían sus combates para llegar en posición de fuerza a las negociaciones.
Los líderes de
Ucrania, Rusia, Alemania y Francia mantuvieron en la ciudad de
Minsk unas tensas negociaciones para alcanzar un plan de paz para Ucrania, donde la violencia dejó ayer uno de los balances más sangrientos en los diez meses de conflicto. Petro Poroshenko, Vladimir Putin, Angela Merkel y François Hollande discutían, el documento elaborado durante varios días de negociaciones diplomáticas.
El semblante serio del presidente ucraniano y la actitud reservada de Vladimir
Putin en los pasillos del inmenso palacio presidencial de Bielorrusia no dejan lugar a dudas de la dificultad de las negociaciones.
Como ejemplo, la animada discusión de pie entre los presidentes ruso y ucraniano, que una periodista de la AFP pudo presenciar a través de una puerta entreabierta. Poroshenko llegó incluso a abandonar la sala.
Al inicio del encuentro, Vladimir Putin y su homólogo ucraniano, ya con semblante serio, se dieron brevemente la mano rodeados de Merkel y Hollande.
En las próximas horas, los dirigentes y sus consejeros deben intentar ponerse de acuerdo sobre un plan de paz, en un contexto de recrudecimiento de la violencia en el este de ese país, donde han muerto unas cincuenta personas en las últimas 24 horas en los enfrentamientos.
Aunque no se ha develado, el documento presentado en las negociaciones tiene como objetivo solucionar los temas más espinosos: definir la línea del frente, determinar el "estatuto de los territorios" controlados por los separatistas o solucionar la cuestión de la frontera rusoucraniana en los territorios bajo control prorruso.
Los presidentes ucraniano y francés y la jefa de gobierno alemana decidieron reunirse brevemente antes de unirse al mandatario ruso, al que consideran responsable del conflicto en Ucrania.
Durante la tarde ayer, Petro Poroshenko había advertido a Putin que Ucrania, Francia y Alemania hablarían con "una sola voz" y se había mostrado dispuesto a decretar la ley marcial en toda Ucrania, si la cumbre fracasaba.
Antes de llegar a la capital bielorrusa, los participantes de la cumbre aumentaron la presión para alcanzar un acuerdo, mientras en el terreno soldados ucranianos y separatistas prorrusos proseguían sus combates para llegar en posición de fuerza a las negociaciones.