A sólo 24 horas de iniciarse la
Cumbre de Minsk, en que
Alemania,
Rusia,
Francia y los sectores enfrentados en Ucrania intentarán arribar a un acuerdo diplomático sobre el convulsionado país de Europa oriental, los contendientes afilan su estrategia para llegar en mejores condiciones a la mesa de negociación.
Desde El Cairo, donde se encuentra en visita oficial, el presidente ruso, Vladimir Putin, responsabilizó a los Estados Unidos por provocar la crisis que envuelve a Ucrania, en su afán de tratar de "imponer" a terceros sus puntos de vista geopolíticos, según declaró a un diario egipcio.
La situación en Ucrania "es resultado de los intentos de Estados Unidos y sus aliados occidentales, que se creen 'vencedores' de la Guerra Fría, de imponer por doquier su voluntad", aseguró Putin en una entrevista que publica el matutino cairota el mismo día en que el líder ruso comienza una visita oficial a Egipto.
"En reiteradas ocasiones advertimos a Estados Unidos y a sus socios occidentales de las nefastas consecuencias que tendría la intromisión en los asuntos internos de Ucrania", subrayó el jefe del Kremlin, y reproducido por dos agencias de noticias.
Mañana, en Minsk, se concretará la Cumbre de la que participarán Rusia, Alemania, Francia y Ucrania, y a la que se acoplarán los rebeldes de Donetsk y Lugansk y representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce).
Uno de los jugadores destacado en este tablero es Alemania, cuyo canciller, Frank Walter Steinmeier, al recoger el guante arrojado por Putin, aunque sin nombrarlo explícitamente, apuntó que todos los esfuerzos de Berlín están dirigidos a lograr en Minsk una solución política "duradera" al conflicto, aunque reconoció que no sabe si será posible un acuerdo con Moscú.
"Trabajamos primero para que se celebre la cumbre y para que haya allí un acuerdo", manifestó Steinmeier en declaraciones a una cadena rusa de televisión.
En opinión de Steinmeier, "a pesar de todas las decepciones, no hay ningún motivo para abandonar y dejar pasar esta oportunidad".
A su vez, el portavoz del Ministerio de Exteriores alemán, Martin Schäfer, al reforzar los argumentos de Berlín dijo en rueda de prensa que "no se trata de fijar nuevos parámetros", al recordar varios ejes de acuerdos previos, como el alto el fuego, el control de la frontera, la fijación de una línea de demarcación o la retirada del armamento pesado de la zona de conflicto.
Al respecto, aseveró que la celebración de la cumbre de Minsk no significa que se vaya a solucionar la crisis de Ucrania, pero acordar un alto el fuego sería "un paso importante para acabar con el espiral de violencia" en el este del país.
En medio de esta suerte de "lucha de barricadas" diplomática, los rebeldes (que Kiev y Occidente definen como separatistas prorrusos) advirtieron ayer que no darán "ni un paso atrás" en Minsk, a la hora de trazar la línea de separación de las fuerzas en pugna.
A sólo 24 horas de iniciarse la
Cumbre de Minsk, en que
Alemania,
Rusia,
Francia y los sectores enfrentados en Ucrania intentarán arribar a un acuerdo diplomático sobre el convulsionado país de Europa oriental, los contendientes afilan su estrategia para llegar en mejores condiciones a la mesa de negociación.
Desde El Cairo, donde se encuentra en visita oficial, el presidente ruso, Vladimir Putin, responsabilizó a los Estados Unidos por provocar la crisis que envuelve a Ucrania, en su afán de tratar de "imponer" a terceros sus puntos de vista geopolíticos, según declaró a un diario egipcio.
La situación en Ucrania "es resultado de los intentos de Estados Unidos y sus aliados occidentales, que se creen 'vencedores' de la Guerra Fría, de imponer por doquier su voluntad", aseguró Putin en una entrevista que publica el matutino cairota el mismo día en que el líder ruso comienza una visita oficial a Egipto.
"En reiteradas ocasiones advertimos a Estados Unidos y a sus socios occidentales de las nefastas consecuencias que tendría la intromisión en los asuntos internos de Ucrania", subrayó el jefe del Kremlin, y reproducido por dos agencias de noticias.
Mañana, en Minsk, se concretará la Cumbre de la que participarán Rusia, Alemania, Francia y Ucrania, y a la que se acoplarán los rebeldes de Donetsk y Lugansk y representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (Osce).
Uno de los jugadores destacado en este tablero es Alemania, cuyo canciller, Frank Walter Steinmeier, al recoger el guante arrojado por Putin, aunque sin nombrarlo explícitamente, apuntó que todos los esfuerzos de Berlín están dirigidos a lograr en Minsk una solución política "duradera" al conflicto, aunque reconoció que no sabe si será posible un acuerdo con Moscú.
"Trabajamos primero para que se celebre la cumbre y para que haya allí un acuerdo", manifestó Steinmeier en declaraciones a una cadena rusa de televisión.
En opinión de Steinmeier, "a pesar de todas las decepciones, no hay ningún motivo para abandonar y dejar pasar esta oportunidad".
A su vez, el portavoz del Ministerio de Exteriores alemán, Martin Schäfer, al reforzar los argumentos de Berlín dijo en rueda de prensa que "no se trata de fijar nuevos parámetros", al recordar varios ejes de acuerdos previos, como el alto el fuego, el control de la frontera, la fijación de una línea de demarcación o la retirada del armamento pesado de la zona de conflicto.
Al respecto, aseveró que la celebración de la cumbre de Minsk no significa que se vaya a solucionar la crisis de Ucrania, pero acordar un alto el fuego sería "un paso importante para acabar con el espiral de violencia" en el este del país.
En medio de esta suerte de "lucha de barricadas" diplomática, los rebeldes (que Kiev y Occidente definen como separatistas prorrusos) advirtieron ayer que no darán "ni un paso atrás" en Minsk, a la hora de trazar la línea de separación de las fuerzas en pugna.