Eduardo Cunha, jefe de la Cámara de Diputados de Brasil y archirrival de la presidenta Dilma Rousseff, aceptó ayer un pedido de "impeachment" (juicio político) contra la mandataria por adulteración de las cuentas públicas, un proceso que podría poner fin a su mandato.
"Es autorizar la apertura, no dar un juicio de mérito. Será la comisión especial que podrá acoger o rechazar" el pedido de "impeachment", dijo el presidente de la Cámara baja.
La decisión de este poderoso legislador evangélico investigado por corrupción en el marco del megafraude a la estatal Petrobras deberá ahora ser analizada por una comisión de diputados cuya conclusión será votada por el plenario de la Cámara.
Con 342 aprobaciones del total de 513 diputados, Rousseff podría ser apartada de su cargo a poco de haber asumido su segundo mandato el 1 de enero pasado. Luego el plenario del Senado la juzgará y en caso de que dos tercios de la cámara alta (54 de 81) levanten su mano afirmativamente Rousseff perderá su mandato y será sustituida por su vicepresidente, Michel Temer, hasta las próximas elecciones presidenciales de 2018.
"No hago esto con ninguna felicidad, sé que es un gesto delicado en un momento en que el país atraviesa una situación difícil" desde el punto de vista tanto económico como político, añadió Cunha, cuyo cargo también está en juego por la investigación de Petrobras.
Tras agitar el fantasma del "impeachment" durante meses, Cunha decidió pasar a la acción el mismo día en que diputados del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) hicieran público que votarían a favor de abrir una investigación contra él en el Congreso por haber ocultado millonarias cuentas en Suiza.
"Indignada"
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se declaró "indignada" por la decisión que tomó ayer el jefe de los Diputados, Eduardo Cunha, de promover un juicio político en su contra, horas después de ser acusado a su vez de corrupción en el caso de la petrolera Petrobras.
"Recibí con indignación la decisión del presidente de la Cámara de Diputados contra un mandato democráticamente conferido por el pueblo brasileño", declaró Rousseff en un muy breve pronunciamiento en el Palacio presidencial de Planalto. La mandataria afirmó que no existe ningún "ilícito" en su gestión y aseguró que se trata de "acusaciones inconsistentes".
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Eduardo Cunha, jefe de la Cámara de Diputados de Brasil y archirrival de la presidenta Dilma Rousseff, aceptó ayer un pedido de "impeachment" (juicio político) contra la mandataria por adulteración de las cuentas públicas, un proceso que podría poner fin a su mandato.
"Es autorizar la apertura, no dar un juicio de mérito. Será la comisión especial que podrá acoger o rechazar" el pedido de "impeachment", dijo el presidente de la Cámara baja.
La decisión de este poderoso legislador evangélico investigado por corrupción en el marco del megafraude a la estatal Petrobras deberá ahora ser analizada por una comisión de diputados cuya conclusión será votada por el plenario de la Cámara.
Con 342 aprobaciones del total de 513 diputados, Rousseff podría ser apartada de su cargo a poco de haber asumido su segundo mandato el 1 de enero pasado. Luego el plenario del Senado la juzgará y en caso de que dos tercios de la cámara alta (54 de 81) levanten su mano afirmativamente Rousseff perderá su mandato y será sustituida por su vicepresidente, Michel Temer, hasta las próximas elecciones presidenciales de 2018.
"No hago esto con ninguna felicidad, sé que es un gesto delicado en un momento en que el país atraviesa una situación difícil" desde el punto de vista tanto económico como político, añadió Cunha, cuyo cargo también está en juego por la investigación de Petrobras.
Tras agitar el fantasma del "impeachment" durante meses, Cunha decidió pasar a la acción el mismo día en que diputados del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) hicieran público que votarían a favor de abrir una investigación contra él en el Congreso por haber ocultado millonarias cuentas en Suiza.
"Indignada"
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se declaró "indignada" por la decisión que tomó ayer el jefe de los Diputados, Eduardo Cunha, de promover un juicio político en su contra, horas después de ser acusado a su vez de corrupción en el caso de la petrolera Petrobras.
"Recibí con indignación la decisión del presidente de la Cámara de Diputados contra un mandato democráticamente conferido por el pueblo brasileño", declaró Rousseff en un muy breve pronunciamiento en el Palacio presidencial de Planalto. La mandataria afirmó que no existe ningún "ilícito" en su gestión y aseguró que se trata de "acusaciones inconsistentes".
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