El papa Francisco ratificó ayer que el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que comenzó el 8 de diciembre "es en todo el mundo, no sólo en Roma".
"El domingo pasado se abrió la Puerta Santa en la basílica de Roma, San Juan Letrán, y en la catedral de cada diócesis del mundo. Y en cada Iglesia en que los Obispos han dicho de hacerlo", recordó ayer el Sumo Pontífice durante la Audiencia General en Plaza San Pedro. "El Jubileo es en todo el mundo, no sólo en Roma", agregó en esa dirección, al tiempo que pidió que "el Jubileo de la misericordia pueda ser una experiencia compartida por todos".
El Año Santo comenzó oficialmente el 8 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, luego de que Francisco abriera "de manera simbólica" la de la catedral de Bangui "en el corazón de África" el 29 de noviembre según recordó ayer, y se extenderá hasta el 20 de noviembre de 2016.
"Los animo a abrir la puerta del corazón para dejar entrar a Cristo y ser portadores de su misericordia", alentó el Obispo de Roma a los fieles, "como un signo visible del amor misericordioso del Padre y de la comunión universal".
El Obispo de Roma explicó: "La Iglesia, que es una, vive la comunión con Dios mismo. Este misterio de comunión hace crecer y madurar en nuestro corazón el amor de Dios, que se manifiesta en la misericordia y el perdón. Amar y perdonar son el signo concreto y visible de que la fe ha cambiado nuestros corazones".
Francisco afirmó, además, que este "gran signo concreto de la vida cristiana que es amar y perdonar", se transforma después en muchos otros signos como el atravesar la Puerta Santa. "La Puerta simboliza al mismo Jesús. Cuando pasamos por ella manifestamos nuestra confianza en él y el deseo de una verdadera conversión. Jesús nos anima a salir al encuentro de los demás para llevarles su amor", expresó.
"La confesión es también un signo importante del Jubileo. Acercarse al Sacramento de la Reconciliación es recibir directamente la misericordia divina y, si nos abrimos a ella, también nosotros seremos capaces de perdonar a los demás", expresó.
Por último, advirtió a los peregrinos que "tengan cuidado si alguno les dice que paguen. La salvación no se paga, no se compra. La puerta es Jesús. Y Jesús es gratis", sentenció.
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El papa Francisco ratificó ayer que el Jubileo Extraordinario de la Misericordia que comenzó el 8 de diciembre "es en todo el mundo, no sólo en Roma".
"El domingo pasado se abrió la Puerta Santa en la basílica de Roma, San Juan Letrán, y en la catedral de cada diócesis del mundo. Y en cada Iglesia en que los Obispos han dicho de hacerlo", recordó ayer el Sumo Pontífice durante la Audiencia General en Plaza San Pedro. "El Jubileo es en todo el mundo, no sólo en Roma", agregó en esa dirección, al tiempo que pidió que "el Jubileo de la misericordia pueda ser una experiencia compartida por todos".
El Año Santo comenzó oficialmente el 8 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, luego de que Francisco abriera "de manera simbólica" la de la catedral de Bangui "en el corazón de África" el 29 de noviembre según recordó ayer, y se extenderá hasta el 20 de noviembre de 2016.
"Los animo a abrir la puerta del corazón para dejar entrar a Cristo y ser portadores de su misericordia", alentó el Obispo de Roma a los fieles, "como un signo visible del amor misericordioso del Padre y de la comunión universal".
El Obispo de Roma explicó: "La Iglesia, que es una, vive la comunión con Dios mismo. Este misterio de comunión hace crecer y madurar en nuestro corazón el amor de Dios, que se manifiesta en la misericordia y el perdón. Amar y perdonar son el signo concreto y visible de que la fe ha cambiado nuestros corazones".
Francisco afirmó, además, que este "gran signo concreto de la vida cristiana que es amar y perdonar", se transforma después en muchos otros signos como el atravesar la Puerta Santa. "La Puerta simboliza al mismo Jesús. Cuando pasamos por ella manifestamos nuestra confianza en él y el deseo de una verdadera conversión. Jesús nos anima a salir al encuentro de los demás para llevarles su amor", expresó.
"La confesión es también un signo importante del Jubileo. Acercarse al Sacramento de la Reconciliación es recibir directamente la misericordia divina y, si nos abrimos a ella, también nosotros seremos capaces de perdonar a los demás", expresó.
Por último, advirtió a los peregrinos que "tengan cuidado si alguno les dice que paguen. La salvación no se paga, no se compra. La puerta es Jesús. Y Jesús es gratis", sentenció.
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