Los equipos de rescate ayer seguían trabajando contrarreloj para encontrar a los supervivientes del sismo del lunes que dejó muertos en Pakistán , Afganistán e India.
Cientos de miles de personas se encontraron totalmente aisladas en las montañas después del terremoto de magnitud 7,5 que destruyó miles de casas, provocó corrimientos de tierra y cortó las comunicaciones.
Los socorristas temen que empeore el tiempo y que el control que ejercen los talibanes en algunas zonas afectadas complique su labor, aunque los insurgentes se comprometieron a facilitar su intervención.
"Nadie vino a ayudarnos. Estamos obligados a quedarnos a la intemperie. Ayer (por el martes) llovió y nadie vino a ayudarnos", lamentaba Jamil Khan, de 24 años, un habitante del distrito de Shangla, uno de los más afectados por el terremoto, en la provincia de Jyber Pajtunjwa.
El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, prometió a los supervivientes "generosas compensaciones para que puedan reconstruir mejores casas".
Su país fue el que tuvo el mayor número de víctimas: 310 muertos (202 en Jyber Pajtunjwa) y más de 1.600 heridos, aunque el epicentro del terremoto se situó en Afganistán, donde fallecieron 115 personas y centenares resultaron heridas.
Las autoridades temen que las cifras aumenten debido a la escasez de agua y de comida y a la caída de las temperaturas. El ejército paquistaní se movilizó para socorrer a las víctimas y envió tiendas de campaña, equipos médicos y comida a algunas zonas afectadas.
En el pueblo de Gandao, casi todas las 300 casas resultaron dañadas por el movimiento telúrico, y muchos habitantes se vieron obligados a dormir al aire libre, afrontando temperaturas glaciales, por temor a que sus viviendas se vengan abajo.
Ayuda incondicional de talibanes
El gobierno paquistaní ha pedido ayuda a las organizaciones humanitarias, pero varios responsables de estas entidades no gubernamentales indicaron que tenían problemas para organizar su labor por la falta de información sobre la seguridad en las zonas afectadas, ya que resulta difícil acceder a esas regiones por su topografía montañosa y por el control que ejercen los grupos talibanes.
El movimiento islamista pidió a las organizaciones que ayuden a las víctimas y prometió la "ayuda incondicional" de sus combatientes en el rescate.
Estados Unidos propuso una asistencia humanitaria en Afganistán, y los medios públicos chinos aseguraron ayer que Pekín había ofrecido su ayuda a los dos países golpeados por el sismo.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó ayer que distribuyó productos médicos para ayudar a los miles de afectados en Afganistán.
Para muchos habitantes de la zona, el terremoto reabrió las viejas heridas provocadas por el movimiento telúrico de magnitud 7,6 que causó más de 75.000 muertos, el 8 de octubre de 2005. En Afganistán y Pakistán se producen sismos con frecuencia, sobre todo en el macizo del Hindú Kush, situado en la falla entre las placas tectónicas de india y euroasiática.
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Los equipos de rescate ayer seguían trabajando contrarreloj para encontrar a los supervivientes del sismo del lunes que dejó muertos en Pakistán , Afganistán e India.
Cientos de miles de personas se encontraron totalmente aisladas en las montañas después del terremoto de magnitud 7,5 que destruyó miles de casas, provocó corrimientos de tierra y cortó las comunicaciones.
Los socorristas temen que empeore el tiempo y que el control que ejercen los talibanes en algunas zonas afectadas complique su labor, aunque los insurgentes se comprometieron a facilitar su intervención.
"Nadie vino a ayudarnos. Estamos obligados a quedarnos a la intemperie. Ayer (por el martes) llovió y nadie vino a ayudarnos", lamentaba Jamil Khan, de 24 años, un habitante del distrito de Shangla, uno de los más afectados por el terremoto, en la provincia de Jyber Pajtunjwa.
El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, prometió a los supervivientes "generosas compensaciones para que puedan reconstruir mejores casas".
Su país fue el que tuvo el mayor número de víctimas: 310 muertos (202 en Jyber Pajtunjwa) y más de 1.600 heridos, aunque el epicentro del terremoto se situó en Afganistán, donde fallecieron 115 personas y centenares resultaron heridas.
Las autoridades temen que las cifras aumenten debido a la escasez de agua y de comida y a la caída de las temperaturas. El ejército paquistaní se movilizó para socorrer a las víctimas y envió tiendas de campaña, equipos médicos y comida a algunas zonas afectadas.
En el pueblo de Gandao, casi todas las 300 casas resultaron dañadas por el movimiento telúrico, y muchos habitantes se vieron obligados a dormir al aire libre, afrontando temperaturas glaciales, por temor a que sus viviendas se vengan abajo.
Ayuda incondicional de talibanes
El gobierno paquistaní ha pedido ayuda a las organizaciones humanitarias, pero varios responsables de estas entidades no gubernamentales indicaron que tenían problemas para organizar su labor por la falta de información sobre la seguridad en las zonas afectadas, ya que resulta difícil acceder a esas regiones por su topografía montañosa y por el control que ejercen los grupos talibanes.
El movimiento islamista pidió a las organizaciones que ayuden a las víctimas y prometió la "ayuda incondicional" de sus combatientes en el rescate.
Estados Unidos propuso una asistencia humanitaria en Afganistán, y los medios públicos chinos aseguraron ayer que Pekín había ofrecido su ayuda a los dos países golpeados por el sismo.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó ayer que distribuyó productos médicos para ayudar a los miles de afectados en Afganistán.
Para muchos habitantes de la zona, el terremoto reabrió las viejas heridas provocadas por el movimiento telúrico de magnitud 7,6 que causó más de 75.000 muertos, el 8 de octubre de 2005. En Afganistán y Pakistán se producen sismos con frecuencia, sobre todo en el macizo del Hindú Kush, situado en la falla entre las placas tectónicas de india y euroasiática.
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