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9 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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La última vez, el reflejo teatral de una triste realidad que se vive

Miércoles, 14 de octubre de 2015 01:30
EN ESCENA / ALEJANDRO FIORE Y MÓNICA SALVADOR, MOSTRARON UNA REALIDAD DIFÍCIL, VIVIDA POR MUCHAS PERSONAS.
Sobre el escenario, las luces alumbraban el living de una casa. Luego, irrumpirían en escena los dos protagonistas de una historia fuerte, pero de alto impacto reflexivo.
El flamante centro cultural "Jorge Accame" del barrio Alto Comedero fue el espacio para presentar esta pieza que iniciaba amenazadora e intrigante. Allí se narró el buen guión que se completó con actuaciones para crear una gran obra. Fiore, fue Pablo y Mónica, interpretó a Laura, quienes exponen un matrimonio muy particular, con el que el público rápidamente puede identificarse.
Luego de llegar al lugar de una fiesta, comenzó una conversación que terminó en una fuerte discusión. Aquí, el malo fue Fiore, mientras que la violencia psicológica era muy notable en la sumisión de ella.
Capaz de componer un personaje con ciertos cambios de temperamento y llevarlo hasta la locura de un manipulador profesional, Alejandro Fiore demostró con realismo y profundidad la bipolaridad en Pablo. En él convivió durante toda la obra un psicópata que propuso violencia no sólo con las palabras, sino con su mirada y sus gestos. Aunque también se vio en actitud de arrepentimiento sincero. Un rol complicado, pero maravillosamente logrado. Por su parte, Mónica Salvador fue la figura de una mujer que paralizada por lo que le tocó vivir, siempre estaba sometida. En su vida reinaba la soledad entre inseguridades y lágrimas que debían esconderse, como las marcas en su cuerpo que Pablo le dejaba. Ella tiene una hija que es Belén Santos y quien en la obra es Julieta, una adolescente que se encuentra en el medio de un laberinto sin salida, enredada entre la difícil situación de su madre y la violencia su pareja, terminando como rehén del contexto en que vive y dando muerte finalmente, al asesino golpeador de su madre.
Sin dudas, fue una obra que es un reflejo de una triste realidad en la sociedad. Por ello, sensibilizó muchísimo a los espectadores creando conciencia sobre esta problemática.

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Sobre el escenario, las luces alumbraban el living de una casa. Luego, irrumpirían en escena los dos protagonistas de una historia fuerte, pero de alto impacto reflexivo.
El flamante centro cultural "Jorge Accame" del barrio Alto Comedero fue el espacio para presentar esta pieza que iniciaba amenazadora e intrigante. Allí se narró el buen guión que se completó con actuaciones para crear una gran obra. Fiore, fue Pablo y Mónica, interpretó a Laura, quienes exponen un matrimonio muy particular, con el que el público rápidamente puede identificarse.
Luego de llegar al lugar de una fiesta, comenzó una conversación que terminó en una fuerte discusión. Aquí, el malo fue Fiore, mientras que la violencia psicológica era muy notable en la sumisión de ella.
Capaz de componer un personaje con ciertos cambios de temperamento y llevarlo hasta la locura de un manipulador profesional, Alejandro Fiore demostró con realismo y profundidad la bipolaridad en Pablo. En él convivió durante toda la obra un psicópata que propuso violencia no sólo con las palabras, sino con su mirada y sus gestos. Aunque también se vio en actitud de arrepentimiento sincero. Un rol complicado, pero maravillosamente logrado. Por su parte, Mónica Salvador fue la figura de una mujer que paralizada por lo que le tocó vivir, siempre estaba sometida. En su vida reinaba la soledad entre inseguridades y lágrimas que debían esconderse, como las marcas en su cuerpo que Pablo le dejaba. Ella tiene una hija que es Belén Santos y quien en la obra es Julieta, una adolescente que se encuentra en el medio de un laberinto sin salida, enredada entre la difícil situación de su madre y la violencia su pareja, terminando como rehén del contexto en que vive y dando muerte finalmente, al asesino golpeador de su madre.
Sin dudas, fue una obra que es un reflejo de una triste realidad en la sociedad. Por ello, sensibilizó muchísimo a los espectadores creando conciencia sobre esta problemática.

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