Premiar la labor cultural o artística es siempre un tema que genera discordias, desacuerdos y cuestionamientos. Sin embargo en la última entrega de los premios San Salvador, que otorga la Municipalidad de San Salvador de Jujuy en el marco de la celebración patronal de la ciudad cada año, premió la lucha, el sentido social, la profundidad, los valores familiares, el amor por la tradición y la reivindicación de la mujer, la energía y la pasión por la música traducida en ejemplo, y otros tantos aspectos que se añaden a lo artístico para enriquecerlo hasta su máxima potencia.
A simple vista pareciera que hubo un tácito acuerdo entre la sociedad y el público en general, con quienes postularon a los premiados, y los jurados elegidos para esta selección especial, que se propone reconocer a los buenos ciudadanos.
En esta nota destacamos la mirada más allá del hecho artístico como producto que se ve. Y es que cada uno de los seis reconocimientos otorgados a esta parte de la vida que es el arte y la cultura tuvieron un significado que trasciende lo estético, para hablar de otras cosas.
Presenciar esa entrega en la sala mayor del Teatro Mitre fue sin dudas reflexionar, pensar, repensarse cada uno en sus motivaciones, misiones y objetivos y entender que muy cerca nuestro hay gente que labura el arte de la mejor manera.
Lucha y permanencia
Cómo no entender que la lucha es siempre necesaria, aunque parezca dura y contra la corriente, cuando se hace un recorrido por la historia de la Ajap (Asociación Jujeña de Artistas Plásticos), la primera institución que recibió su estatuilla, en la persona de su presidente Raúl Gordillo. Durante 30 años, perseveraron en la necesidad de permanecer, formalizar y defender sus derechos y los del arte de su provincia. Teniendo todavía que dar explicaciones de un formalidad en la constitución de tamaña institución, por el sólo hecho de ejercer el derecho de opinar en un tema que les compete en demasía, como es el cuidado de las esculturas de Lola Mora. Pasaron varios nombres y varias comisiones, y finalmente la reestructuración definitiva de la asociación tomó forma en los años 80' en Calilegua, y los logros son haber compilado más de 600 obras de arte que conforman el primer Museo Regional de Artes Plásticas de Jujuy , y los más de 11 encuentros internacionales de artistas plásticos que ya se hicieron en esa localidad, por mencionar sólo algunos.
Una mirada extraordinaria
En el caso del premio al proyecto de Orquesta Coro y Luthería "Música con alas" que funciona desde el 2009 en barrio El Chingo, hay que hablar de una profesional de la medicina como es la doctora Joaquina Gurrieri y su equipo médico, como los visionarios de una alternativa efectiva a los flagelos que les tocó tratar en el centro de Salud "Héctor Miranda" de ese vecindario. Basta escuchar la explicación de la médica cuando recibió su estatuilla, para entender que para que el arte entre en la vida de cada uno, no hace falta ser artista, la inclusión puede darse hasta desde el punto de vista de la reflexión. "Trabajando en el centro de salud de este barrio entendimos con mi equipo médico de atención primaria, que no todos los problemas que habían se solucionaban con una cirugía o medicamentos. Para las situaciones de violencia no podíamos prescribir un comprimido cada seis horas. Esto nos llevó a pensar qué hacer con esta situación que se vivía cotidianamente. Entre derivar niños o jóvenes a recuperación en centros de rehabilitación porque sufrían adicciones, o a juzgados porque han sido abusados o sufrido situaciones de violencia, nos dimos cuenta que hay un determinante de la salud que es el tiempo libre ocioso, donde los padres -a diferencia de los nuestros, de otros tiempos- y no están en la casa porque ambos salen a trabajar, los niños quedan contenidos en la escuela cuatro horas, vuelven al hogar y comen en algún comedor infantil, y se encuentra en la convivencia con otros chicos en estas situaciones de violencia. Debíamos llegar antes, debíamos prevenir, y gracias a alguien que me invitó a ver una película documental sobre el maestro José Antonio Abreu y el sistema de orquestas juveniles que fundó en Venezuela, entendí que eso era lo que teníamos que hacer aquí", comentó emocionada y reconociendo que es un logro de un equipo.
El proyecto ensambla Salud, Educación y Desarrollo Social, pero no desde el discurso, expresó Gurrieri, sino desde los hechos concretos. Hoy "Música con alas" es una orquesta infanto juvenil, un coro de niños y adultos, ensambles de vientos, percusión, metales y cuerdas, y desde este año también el espacio de capacitación en luthería. Trabajaron en esto la directora de la Escuela 447, Rosaura Vilte de Lello, y muchos docentes de arte, que entendieron el concepto y la misión de esta cruzada artística, que no es justamente la presencia y calidad musical -que por cierto también es una realidad- y los logros desde los escenarios.
Sabiduría de vida y humildad profesional, son dos de los tantos valores que se destacan en estos emprendedores que buscaron una salida efectiva, solidaria con el ojo puesto en los beneficiarios, y no en el prestigio del éxito de una gestión.
El valor familiar
Entre coreografías y tradiciones enaltecidas, a la hora de hablar del Taller de Danzas Nativas "Huayra Muyoj", siempre se destaca entre el público, la prensa y los padres de sus alumnos, la bandera que levantan sus creadores de los valores de la familia.
Camila Rebollo (fallecida en 2012), su fundadora, madre de varios hijos, fundó en Jujuy, esta academia como u emprendimiento familiar, junto a su hijo y profesor de danzas Héctor Hugo Rebollo. A partir de ese momento toda la familia formó parte y aportó a ese espacio prestigioso y tradicional de Jujuy que este año cumple 46 años. Y es que hijos, y luego nietos, todos compartieron el gusto por esta danza, y siguieron con la docencia. Hoy, el "Huayra" como le dicen sus alumnos cariñosamente está bajo la dirección de Rodolfo Revollo y su esposa Gabriela Saavedra de Revollo, y cuenta en su staff de seis docentes con tres de sus hijos, Rodolfo, Gabriela y Martín; y otros tres que se criaron en sus aulas y fueron también tratados como hijos, como son Estefanía Canedi, Laura Barceló y Diego Méndez.
En esta edición recibieron el Premio San Salvador de la Labora Cultural, y en sus palabras Rodolfo Revollo (padre) como cada vez que levanta la voz, agradeció a los padres de sus alumnos por confiarles a sus pequeños, por tantos años. En cada clase del "Huayra" tanto los chicos como los padres, encuentran el afecto, las risas compartidas, el tirón de orejas y algún grito "acomodador", y la bendición de una familia en cada despedida con un beso a los profesores.
odo lo demás, la inclusión en niños con discapacidades a las clases de todos los grupos, el prestigio internacional de su ballet, la presencia en los escenarios jujeños, sus giras por Europa en los festivales más importantes del folclore, la capacitación para emprendimientos humanitarios en cárceles, asilos de ancianos, etc.; la difusión de la música, danzas, costumbres y leyendas argentinas; etc., son detalles fundacionales, pero sin dudas son el pretexto para promocionar tantos valores.
Presencia femenina
La distinción otorgada a Silvia Yapura, personalidad de nuestra provincia, creadora de la Asociación Gaucha "La Gauchita" y referente de la tradición desde el lado femenino, fue otro de los aciertos de esta entrega. "A sus 65 años evidencia el compromiso en la lucha social por los derechos culturales de muchos jujeños para contribuir e incrementar los niveles de participación ciudadana", decía la locutora del acto de premiación al presentarla.
¿Quién no vio su rostro y su presencia con el traje correspondiente en algún acto, desfile, día de la Tradición, en televisión, en diarios, etc., etc.? Y es que fue parte de numerosas agrupaciones gauchas, no cesa en su lucha por mantener presentes las costumbres, pero no sólo desde alguna institución donde pueda estar, sino son su empuje personal.
Es su imagen la que inspira, la que tira ese dato de continuidad y permanencia. No sólo defendió y defiende el rol de la mujer gaucha, sino el de nuestros antepasados no reconocidos como héroes de la historia argentina, y la reivindicación de la enseñanza de la historia a nuestros jóvenes. Entre otras cosas promovió la recreación de la Batalla de León en recordación del Día Grande de Jujuy.
Actualmente es miembro y representante de la Federación Gaucha Jujeña.
Energía siempre
El maestro Mario Camacho, que hasta hoy sigue recorriendo escenarios de todo el país, y de países limítrofes, con su saxo, poniendo en cada presentación la fuerza de su juventud eterna, fue otro de los premiados este año.
Llegado desde La Paz hace 62 años, se radicó en Jujuuy, y desde aquí pasó por todos los ritmos, estilos y escenarios, sin pausa y sin menguar la pasión. Transmitió su amor por la música a sus hijos, y sigue estando vigente en las fiestas populares.
Fue parte del primer mariachi de Jujuy. Llegó a nuestra provincia cuando tenía 22 años y nunca más la abandonó. En sus palabras destacó que siempre sintió el amor de la gente, y sin dudas eso tiene mucho que ver con su andar resuelto por la vida, más allá de los malos tragos.
Por más de 70 años con la música, fue otro de los grandes valores que los jujeños debemos tomar como ejemplo de dedicación y voluntad, buen humor, y solidaridad.
Y otro luchador
El folclorista José Cafrune, fue reconocido en su carácter de luchador, defensor de lo nuestro, "por su presencia cautivante, y la magia de sus palabras". Tiene el respeto y el reconocimiento de la totalidad de la comunidad artística folclórica nacional.
Llevando un apellido muy fuerte mantuvo, tras la muerte de su hermano Jorge, mantener en alto los valores de aquella Cabalgata que juntos supieron emprender y hoy sigue en marcha. Recordó que entre las apostillas de su vida artística, tiene entre sus riquezas las visitas que hacía con su hermano a los tuberculosos, para cantarles. Los llevaba su padre, en tiempos en que todo el mundo tenía temor de estar entre estos enfermos.
Fueron con Jorge, los que llevaron adelante esa cabalgata que representaba el Éxodo Jujeño, junto con la Federación Gaucha Jujeña, para mostrar la relación especial e incondicional que tenían los soldados de Belgrano, con el general. "Cuando hicimos la primera marcha, queríamos mostrar que los jujeños iban triste, y en una de las carretas iba Jorge cantando. Hoy seguimos jugando a ser historia, y van hacer 60 años de canto", dijo en el atrio del Mitre, tras recibir su estatuilla.