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7 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Norma Aleandro le recitó al amor en el Teatro Mitre

Lunes, 28 de julio de 2014 00:00

Verdaderamente las mujeres protagonistas de las obras de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Lope de Vega y Baltasar de Alcázar, fueron especiales. Cada una con una personalidad, con una característica que las hacía diferentes, cada una con una esencia perceptible e indiscutida. Cada una con una historia para contar.

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Verdaderamente las mujeres protagonistas de las obras de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Lope de Vega y Baltasar de Alcázar, fueron especiales. Cada una con una personalidad, con una característica que las hacía diferentes, cada una con una esencia perceptible e indiscutida. Cada una con una historia para contar.

Así fue posible que la magia teatral sea arte en vivo y que a través de la fabulosa actuación de Norma Aleandro, pueda ser sentida aún más en los espectadores que vieron a personajes nacer de su piel.

La reconocida actriz presentó la obra "Sobre el amor y otros cuentos sobre el amor", una recopilación que ella misma hace sobre textos de autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Félix Lope de Vega, y que estrenó en 1976.

En los últimos años, se presentó en una veintena de localidades españolas, también en Colombia, Uruguay y Estados Unidos. En New York obtuvo el premio Obie a la mejor interpretación. Y actualmente se encuentra en una gira nacional.

La dama vestida de rojo, sorprendió a todos con su presencia elegante pero antes, con ese carisma que sólo los grandes pueden derramar en el escenario así, tan solo con el hecho de estar.

La noche revelaría muchas sorpresas y con ellas los secretos del amor siempre desde una mirada llena de una poderosa picardía.

Las damas comenzaron a desfilar frente al público que las aplaudió de pie. Un cantito bohemio con poesía española fue decorado con las castañuelas para escuchar la historia de la loca, "La Tarara". Todo un homenaje a García Lorca que fue musicalizado por las cuerdas de una guitarra simple.

Luego, la gran actriz fue describiendo los amores. Los definidos con prestigio y sin él. Claro, todo con un tono humorístico exquisito y de una enorme calidad actoral.

Surgió así el pensamiento de una abuela sobre el fútbol y una anécdota de la maestra de música de su infancia, donde el "Himno al árbol" fue su más querida creación. Luego, el amor por la cacería como deporte de reyes. Así la obra fue una cadena de cuentos poesías y canciones que mostraba las realidades tan diferentes que se pueden vivir a lo largo de la existencia.

Entonces fue ver a una actriz viajar por un no tiempo y verla convertirse, multiplicarse en mujeres que vivieron situaciones diferentes en otros tiempos pero que son notables en éste y no pierden vigencia.

Si bien los fragmentos de piezas llevaron al Siglo de Oro Español, la sutileza y el humor presentes en todo momento, lograron crear un clima espléndido, donde lo íntimo del cuadro conquistó numerosos aplausos en cada escena recreada por la gran actriz.

La última de las narraciones tuvo como protagonista a una mujer de edad avanzada, soltera. En ella, logró contar el porqué de esa decisión; un desengaño que sepultó sus esperanzas para ser feliz por el resto de su vida. Sin ánimo para superar la situación, la mujer recordó su juventud. Aleandro volvió a deslumbrar con su camaleónica presentación y se desdoblaba entre dos edades, pero una misma mujer. En ella se veían cómo los sentimientos encontrados y los planteos previos se mezclaban antes de actuar o dar el próximo paso. Ella expuso cómo los temores y los humores pueden influir en la conducta humana y cómo éstos pueden ser en la manera de vivir la vida.

Aleandro hilvanó cada momento a la perfección. Señoras y señoritas -veintisiete en total- fueron increíbles en escena. Todas tuvieron su momento y se apoderaron en cuerpo y alma de una artista obsesionada por la perfección y el detalle en todos sus movimientos. Ella brilló. Y se abrió paso, volcando toda su trayectoria en un coliseo repleto. Lo superlativo parece hecho a su medida y no se privó de regalar a los espectadores jujeños una imagen impecable de su don

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