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12 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Gotas y gotitas: El amor se riega todos los días

Martes, 16 de diciembre de 2014 00:00
Y estoy hablando de cualquier tipo de amor, de pareja, de padres a hijos, de hijos a padres, de hermanos, de amigos. Amar es algo activo que implica acción en el que ama. El amor no puede quedarse quieto, fluye sin parar como el río que baja rápido por la ladera de la montaña buscando el mar. Por eso amar lleva a desear, y también a cuidar, a alimentar, a regar la relación cada día. Cuando la rutina frena el movimiento vital que supone amar, consigue enfriar la emoción, disminuir la velocidad con la que el que ama busca a la persona amada; cambia la actitud de entrega por la de espera y la de la gratuidad por la del interés. Así el amor a veces termina siendo un juego de lazos, de soledades que pactan acompañarse, de intereses del "yo te doy" para que "vos me des". El amor es como una hierba que crece frágil, que necesita tiempo y cuidados, necesita la pasión de alguien que se deleita viéndola crecer, anticipándose a los riesgos. Requiere ir lento porque es la única manera de poder llegar lejos. Como me decía una amiga hace un par de días cada uno debe cuidarse a sí mismo para poder amar, y a otra amiga siempre le he escuchado decir que no podemos amar más que como somos. También, esta bueno aprender que hay relaciones cortas, que son como las plantas de temporada. Hay otras que duran unos años y luego de eso mueren, ya sea por descuido, tiempo o distancia. Hay otras que te acompañan toda la vida, que dan la sensación que de repente se van a morir, pero no, les echás un poco de agua y reviven, estas relaciones son las de los amigos y algunos familiares. Y diciembre suele ser una época propicia para revisar aquellas relaciones que hemos olvidado de regar, ya que es tiempo de encuentros y reencuentros. Si hace mucho que no hablamos o nos juntamos con algunas de las personas que nos interesan, aprovechemos estos días. A veces sólo es necesario un mensajito o una llamadita y volvemos a regar nuestra plantita de amor. Hasta la próxima. Namasté.
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Y estoy hablando de cualquier tipo de amor, de pareja, de padres a hijos, de hijos a padres, de hermanos, de amigos. Amar es algo activo que implica acción en el que ama. El amor no puede quedarse quieto, fluye sin parar como el río que baja rápido por la ladera de la montaña buscando el mar. Por eso amar lleva a desear, y también a cuidar, a alimentar, a regar la relación cada día. Cuando la rutina frena el movimiento vital que supone amar, consigue enfriar la emoción, disminuir la velocidad con la que el que ama busca a la persona amada; cambia la actitud de entrega por la de espera y la de la gratuidad por la del interés. Así el amor a veces termina siendo un juego de lazos, de soledades que pactan acompañarse, de intereses del "yo te doy" para que "vos me des". El amor es como una hierba que crece frágil, que necesita tiempo y cuidados, necesita la pasión de alguien que se deleita viéndola crecer, anticipándose a los riesgos. Requiere ir lento porque es la única manera de poder llegar lejos. Como me decía una amiga hace un par de días cada uno debe cuidarse a sí mismo para poder amar, y a otra amiga siempre le he escuchado decir que no podemos amar más que como somos. También, esta bueno aprender que hay relaciones cortas, que son como las plantas de temporada. Hay otras que duran unos años y luego de eso mueren, ya sea por descuido, tiempo o distancia. Hay otras que te acompañan toda la vida, que dan la sensación que de repente se van a morir, pero no, les echás un poco de agua y reviven, estas relaciones son las de los amigos y algunos familiares. Y diciembre suele ser una época propicia para revisar aquellas relaciones que hemos olvidado de regar, ya que es tiempo de encuentros y reencuentros. Si hace mucho que no hablamos o nos juntamos con algunas de las personas que nos interesan, aprovechemos estos días. A veces sólo es necesario un mensajito o una llamadita y volvemos a regar nuestra plantita de amor. Hasta la próxima. Namasté.
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