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12 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Falleció Edmundo Asfora, un destacado del teatro

Lunes, 15 de diciembre de 2014 00:00
Pocos son los nombres de las personalidades que pueden quedar en el reconocimiento popular y ser considerados como referentes indiscutidos gracias a su labor constante.
José Edmundo Asfora fue uno de ellos. Este hombre de teatro en esencia, que amaba su labor como nadie y que fue un visionario que llevó en alto su vocación artística hasta el final de su vida.
Ayer a las 1.30 de la madrugada, su corazón se detuvo debido a una operación programada. No obstante ya tenía una neumonía que se agravó en el momento de la intervención quirúrgica que provocó una falla multiorgánica irremediable. Sin embargo, este hombre dedicado a la cultura jujeña desde hace cincuenta años, dejó una impronta intachable en nuestro medio. Sin dudas, su misión fue cumplida y llevada a cabo hasta el último día ya que logró estrenar su obra de teatro "La vicuña" dos días antes de entrar al quirófano.
Un hombre que fue referente de la historia del teatro provincial, que hizo de la docencia su mayor virtud así como también de la actuación y dirección teatral, una verdadera pasión.
Don Edmundo comenzó a forjar su trabajo en Tafí Viejo, su pueblo natal en la provincia de Tucumán.
Este hacedor de teatro debutó como actor en las tablas en el año 1954 con la obra "Pasos", luego en 1955 con "El médico fingido" y en la pieza "La cueva de Salamanca" y por último, un año más tarde, en "El sembrador" todas puestas en escena con dirección de Raúl Serrano. La vida lo llevó a transitar nuevos caminos y con ello, también vino el cambio. A comienzos del año '60, llegó a nuestra provincia donde se realizó como crítico y se desempeñó como director, actor y docente.
Integró el elenco del Centro de Estudio Teatral y Cinematográfico (Cetyc) era un proyecto que fue hacer un Cine Club con diferentes personalidades de la cultura, principalmente del grupo Tarja, con quienes desarrolló diversos ciclos de séptimo arte para la comunidad. Además tenía elencos de actores jujeños que lo integraban y que representaban a nuestra provincia a nivel nacional. Fue redactor y crítico de cine y teatro en el diario Pregón desde 1960 hasta 1973. Al mismo tiempo, le daba lugar a su faceta de dibujante humorístico y dio vida a su mítico "El Coya" que transitó desde la década del '60 por las páginas de los diarios "El Orden" y "Pregón" hasta el 2000 y con el "Coyuyo" en "El Tribuno de Jujuy" desde el 1991 hasta la actualidad y también en la pantalla de Canal 7. Contemporáneo de Juan Carlos Estopiñan, Hernán Suárez y Rubén Iriarte, este genial hombre que desplegó sus dotes de actor y director compartió su pasión por el arte escénico con artistas de nuestro medio.
En los '70, también se destacó en el ámbito del séptimo arte, seleccionando y dirigiendo a los actores para el film local "Bajo el signo de la patria" en 1974, en "La muerte blanca" de 1985, "La deuda interna" de 1987, "Lee long Manteaux" de 1988 y para el telefilm francés "Antoine de Tounens, rey de la Patagonia" en 1989 y como actor de cine, tuvo su participación en la película "La última siembra" dirigida por Miguel Ángel Pereyra. Participó en innumerables muestras de teatro con las que se destacó como director teatral. A principios de los años '80 fue director del Elenco de Comedia Estable de Jujuy, con quien ganó el primer concurso en 1984, "La muerte de un viajante" en el Teatro Mitre. También dirigió el taller de educación por el arte de la Dirección Provincial de Cultura. Además del renombrado Cetyc, como docente dictó cursos y seminarios hasta que en 1985, llegó a dirigir la obra "Cuatro tiempos en el parque", la primera que realizó junto al Elenco del Taller de Teatro Universitario de la Universidad Nacional de Jujuy, donde se desempeñó hasta hace días atrás, como ejemplo de constancia y trabajo para sus alumnos y estudiantes de la disciplina en la provincia. Edmundo Asfora era de la gente. Era un hombre profundo que tenía un compromiso real con el progreso social y eso lo manifestaba a través de su accionar. Formó a actores, su pasión fue el teatro y el cine, así como también proveer a la provincia de salas para que se realicen obras en Jujuy a través del Instituto Nacional del Teatro (Int). Trabajador incansable que hasta el último día, sorprendió a todos con sus ganas de hacer y dirigir teatro con sus ochenta años y sin jubilarse. Así llegó a estrenar días atrás "La vicuña" su última obra de teatro y regalándoles a sus queridos alumnos la posibilidad de destacarse en una nueva pieza escénica creada en la Casa de la Cultura de la Universidad Nacional de Jujuy. Esto habla sin dudas, de una profunda vocación por la cultura. "Está todo bien, me opero. Pero yo voy a estrenar mi obra de teatro. Esta obra es para la Universidad porque yo tengo el compromiso con la Universidad y con mi gente" le había dicho a su hija María. Y es que él dirigía el taller de teatro de la Unju y tenía sus alumnos, que él tanto imaginaba y visualizaba como actores. "Creo que ha dejado un legado importantísimo en la provincia, del que tenemos nosotros como hijos que continuar con él. Tenía también la visión de imaginar una provincia mejor y este era su aporte desde la parte más humilde, porque él siempre fue un hombre muy humilde, de perfil bajo" dijo a nuestro medio su hija María Asfora en la sala velatoria ubicada en calle Salta. Su vocación fue de alma y la llevó a cabo hasta el último día de su vida. Sus cenizas serán esparcidas en su pueblo natal.

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Pocos son los nombres de las personalidades que pueden quedar en el reconocimiento popular y ser considerados como referentes indiscutidos gracias a su labor constante.
José Edmundo Asfora fue uno de ellos. Este hombre de teatro en esencia, que amaba su labor como nadie y que fue un visionario que llevó en alto su vocación artística hasta el final de su vida.
Ayer a las 1.30 de la madrugada, su corazón se detuvo debido a una operación programada. No obstante ya tenía una neumonía que se agravó en el momento de la intervención quirúrgica que provocó una falla multiorgánica irremediable. Sin embargo, este hombre dedicado a la cultura jujeña desde hace cincuenta años, dejó una impronta intachable en nuestro medio. Sin dudas, su misión fue cumplida y llevada a cabo hasta el último día ya que logró estrenar su obra de teatro "La vicuña" dos días antes de entrar al quirófano.
Un hombre que fue referente de la historia del teatro provincial, que hizo de la docencia su mayor virtud así como también de la actuación y dirección teatral, una verdadera pasión.
Don Edmundo comenzó a forjar su trabajo en Tafí Viejo, su pueblo natal en la provincia de Tucumán.
Este hacedor de teatro debutó como actor en las tablas en el año 1954 con la obra "Pasos", luego en 1955 con "El médico fingido" y en la pieza "La cueva de Salamanca" y por último, un año más tarde, en "El sembrador" todas puestas en escena con dirección de Raúl Serrano. La vida lo llevó a transitar nuevos caminos y con ello, también vino el cambio. A comienzos del año '60, llegó a nuestra provincia donde se realizó como crítico y se desempeñó como director, actor y docente.
Integró el elenco del Centro de Estudio Teatral y Cinematográfico (Cetyc) era un proyecto que fue hacer un Cine Club con diferentes personalidades de la cultura, principalmente del grupo Tarja, con quienes desarrolló diversos ciclos de séptimo arte para la comunidad. Además tenía elencos de actores jujeños que lo integraban y que representaban a nuestra provincia a nivel nacional. Fue redactor y crítico de cine y teatro en el diario Pregón desde 1960 hasta 1973. Al mismo tiempo, le daba lugar a su faceta de dibujante humorístico y dio vida a su mítico "El Coya" que transitó desde la década del '60 por las páginas de los diarios "El Orden" y "Pregón" hasta el 2000 y con el "Coyuyo" en "El Tribuno de Jujuy" desde el 1991 hasta la actualidad y también en la pantalla de Canal 7. Contemporáneo de Juan Carlos Estopiñan, Hernán Suárez y Rubén Iriarte, este genial hombre que desplegó sus dotes de actor y director compartió su pasión por el arte escénico con artistas de nuestro medio.
En los '70, también se destacó en el ámbito del séptimo arte, seleccionando y dirigiendo a los actores para el film local "Bajo el signo de la patria" en 1974, en "La muerte blanca" de 1985, "La deuda interna" de 1987, "Lee long Manteaux" de 1988 y para el telefilm francés "Antoine de Tounens, rey de la Patagonia" en 1989 y como actor de cine, tuvo su participación en la película "La última siembra" dirigida por Miguel Ángel Pereyra. Participó en innumerables muestras de teatro con las que se destacó como director teatral. A principios de los años '80 fue director del Elenco de Comedia Estable de Jujuy, con quien ganó el primer concurso en 1984, "La muerte de un viajante" en el Teatro Mitre. También dirigió el taller de educación por el arte de la Dirección Provincial de Cultura. Además del renombrado Cetyc, como docente dictó cursos y seminarios hasta que en 1985, llegó a dirigir la obra "Cuatro tiempos en el parque", la primera que realizó junto al Elenco del Taller de Teatro Universitario de la Universidad Nacional de Jujuy, donde se desempeñó hasta hace días atrás, como ejemplo de constancia y trabajo para sus alumnos y estudiantes de la disciplina en la provincia. Edmundo Asfora era de la gente. Era un hombre profundo que tenía un compromiso real con el progreso social y eso lo manifestaba a través de su accionar. Formó a actores, su pasión fue el teatro y el cine, así como también proveer a la provincia de salas para que se realicen obras en Jujuy a través del Instituto Nacional del Teatro (Int). Trabajador incansable que hasta el último día, sorprendió a todos con sus ganas de hacer y dirigir teatro con sus ochenta años y sin jubilarse. Así llegó a estrenar días atrás "La vicuña" su última obra de teatro y regalándoles a sus queridos alumnos la posibilidad de destacarse en una nueva pieza escénica creada en la Casa de la Cultura de la Universidad Nacional de Jujuy. Esto habla sin dudas, de una profunda vocación por la cultura. "Está todo bien, me opero. Pero yo voy a estrenar mi obra de teatro. Esta obra es para la Universidad porque yo tengo el compromiso con la Universidad y con mi gente" le había dicho a su hija María. Y es que él dirigía el taller de teatro de la Unju y tenía sus alumnos, que él tanto imaginaba y visualizaba como actores. "Creo que ha dejado un legado importantísimo en la provincia, del que tenemos nosotros como hijos que continuar con él. Tenía también la visión de imaginar una provincia mejor y este era su aporte desde la parte más humilde, porque él siempre fue un hombre muy humilde, de perfil bajo" dijo a nuestro medio su hija María Asfora en la sala velatoria ubicada en calle Salta. Su vocación fue de alma y la llevó a cabo hasta el último día de su vida. Sus cenizas serán esparcidas en su pueblo natal.

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