Hablar de tradición es hacer referencia a todo un complejo de saberes, costumbres, usanzas, festividades, devociones, ritos, supersticiones, comidas, hasta bailes y juegos, pero entre todos, el relato, la música y el verso son además el medio a través del cual los antepasados se comunican con las nuevas generaciones, comunicándoles su historia y su origen, y remarcándoles su propia importancia frente al mundo y con la gracia de Dios. Pero esas nuevas generaciones viven en un mundo informatizado, en el que la tecnología y la globalización son "los que mandan", pero aún a pesar de esto, ellos tienen en sus manos la responsabilidad de que la tradición, el legado recibido, se difunda, que no se pierda, porque perdida su historia también desaparece el ser.
Hablando específicamente del verso y la música, se hace especial hincapié en la copla del valle, cantado por hombres y mujeres, gente gaucha que vio en ella una hermosa manera de expresarse y extenderse en el tiempo.
La copla ha llegado a estas tierras en tiempos pretéritos, con la conquista y de boca de españoles para nada letrados, y hubo una inmediata recepción por parte de los criollos ya que conformado por cortos o largos versos, su entonación era fácil e inmediata, pero no fue impuesta, el criollo se apropió de esos versos, no del contenido sino de su versatilidad y su espontaneidad, para transmitir sus propios sentires, sus percepciones, sus desamores, su historia.
Es así que se expandió por todos los rincones del país, asumiendo en cada región su característica y hasta tomando un nombre propio, llámese baguala, vidala o copla vallista. Todas son expresiones similares, pero que reflejan una propia identidad, una huella que no se borra fácilmente.
Y en Jujuy, la copla y sus expresiones en cada región hasta incluso en cada familia, poseen una característica particular que las hace destacar por sobre otras.
Muchas veces la gente del Valle y del Ramal resalta la publicidad que la copla quebradeña ha tenido, y que muchas veces en el resto del país quienes desconocen las tradiciones del valle, generalizan la particularidad de esa copla hacia el resto de la provincia. Cuando en el mismo valle, regiones como Guerrero, San Antonio o Las Escaleras denotan diferencias posibles de distinguir en sus voces y tonadas.
La voz de la experiencia
Doña Mirta Vilte de Benencia, nacida en el paraje sanantoneño de Popayán, tiene 58 años, y nos cuenta que ella empezó a cantar de chica, aunque durante la
adolescencia se apartó del canto pero aún así le gustaba escuchar. Luego integró el centro gaucho "Gral. San Martín" de Los Paños y cuando nace la fiesta provincial de la Tradición volvió a retomar la copla, porque tenían la responsabilidad de preparar a la paisana para demostrar su destreza en el canto o en el verso. "En ese tiempo, la copla estaba un poco perdida. Luego, gracias a la elección de paisana se volvió a manifestar, y
ahora son más las chicas que salen a expresarse a través de la copla, acompañadas con su caja".
Nos cuenta que proviene de una familia tradicionalista, cuyos padres y
abuelos, han nacido y crecido en el campo. "Yo canto las coplas de mi abuelita, ella me regaló a los 5 años la caja que ya debe tener más de 50 años". Aunque está retobada un par de veces, se ha mantenido casi intacta y suena de una manera única, distintiva cuando doña Mirta la hace sonar.
Expresa luego de unas coplas, que se siente comprometida de transmitir lo que sabe y que ha tenido la oportunidad de representar a Jujuy, al Valle y su copla, en lugares como el Impenetrable, Chaco, o Chicoana, Salta, para el Festival del Tamal.
Nos cuenta sobre el amor que la copla genera en su familia, que aunque muchos parientes por trabajo debieron emigrar, "cada vez que hay una reunión, copleamos y noto que la esencia de la copla se mantiene; y eso se debe al corazón que uno pone y el respeto que se tiene por lo nuestro".
Al preguntarle sobre los tiempos en que se entona las coplas, nos comenta que ya desde niña sabía diferenciar los momentos en que se copleaba, "por ejemplo en febrero para una marcada, época de carnaval cuando la copla es más festiva y acompañada de la caja y el erquencho. Uno veía que se armaba la ronda de personas adultas, y cantaban". "En abril- agregó- llegando la Semana Santa, está la tonada de Pascua que se canta sin caja porque es más triste, acorde a la fecha, pero esa copla tiene un alargue y un remate, que exige cantarla con voz más fina y no siempre se tiene la garganta para aguantar el alargue. Muy difícil de entonar. La copla de Invierno es sin caja y sin remate pero tiene alargue y también es un poco triste. Y finalmente la copla que se canta en esta época es la de Todos los Santos".
La copla expresa en sí misma el sentimiento de cada persona, y Doña Vilte afirma que también nos remontan a experiencias pasadas, "por ejemplo muchas veces la veo a mi abuela y a las coplas que sabía cantar en ciertas ocasiones, o están esas que nos traen el recuerdo de seres queridos que ya no están. Un primo me solía pedir que le cante unas coplas y él se emocionaba porque le traía recuerdos de mi tía. Por otra parte, no existe un momento y un lugar especifico dónde cantar coplas, por ejemplo cuando voy al campo y me llego al río, mientras lavo la ropa allí, porque era una bonita costumbre que se tenía antes, canto mis coplas y no tengo necesidad de una caja, de una ronda o de un público".
Cuando mencionamos a la juventud abocada a la tecnología y a al consumismo, Doña Mirta Vilte nos expresa que nota "justamente eso, no veo mucha gente joven que se acerque a la copla, y menos los hombres. Me parece necesario que se generen más espacios donde los jóvenes puedan volcarse a la copla de nuestro Valle, para evitar que se pierda. Porque es más que una herencia, es nuestra propia identidad". (nota y fotos Rosana Herrera)