Ahora mismo, en esa ciudad donde todo parece cocinarse a fuego máximo (primera de nuestras aventuradas metáforas culinarias del día), hay una exposición artística que invita a comérsela con la mirada (segunda metáfora, prometemos parar pronto). En el número 168 de la calle Bowery, barrio de NoLita, hay un verdadero santuario de la papa frita, un caldo de cultivo de ideas y estilos.
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Ahora mismo, en esa ciudad donde todo parece cocinarse a fuego máximo (primera de nuestras aventuradas metáforas culinarias del día), hay una exposición artística que invita a comérsela con la mirada (segunda metáfora, prometemos parar pronto). En el número 168 de la calle Bowery, barrio de NoLita, hay un verdadero santuario de la papa frita, un caldo de cultivo de ideas y estilos.
Ocho de los más personales estilos están presentados dentro de pequeños domos de cristal, para que podamos apreciar su encanto y originalidad. Las han producido algunos de los restaurantes más celebrados de Nueva York, y el público se saliva ante ellas como lobos ante un desfile de vacas. La muestra se llama "Papas fritas de Nueva York, una exposición poco habitual", y además de las ocho selectas hay infinidad de especímenes más, colgados de las paredes, entronizados en su gloria culinaria.
Pero también hay sorpresas, innovaciones: papas espolvoreadas en cocoa y chiles picantes; papas redondas, curvas, espiraladas y helicoidales. De la mente de Mark Ramadan y Scott Norton nació la idea y son ellos los curadores fritos de este show temporal. Saben de la importancia de una buena fritura, considerando que son los cofundadores de la compañía de condimentos Sir Kensington, la cual hace ketchup, mayonesa y mostaza, compañeras ideales de las papas.
La idea surgió cuando pensaron en formas de celebrar al acompañamiento por excelencia, a menudo colocado en segundo lugar detrás de la hamburguesa con la que suele venir. La producción de la muestra llevó seis meses, incluyendo cuatro días finales "de pesadilla" -según detalla Ramadan. Claro, eso pasa cuando uno tiene en su exposición a gigantes de la gastronomía neoyorquina como Katz's Delicatessen, Sarabeth's o Smith & Wollensky.
Palmas arriba y ovación cerrada para estas fieles servidoras, las papas fritas, una chicas tan apetecibles que uno siempre quiere más.
Fuente: Buendiario