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11 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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El concejal

Sabado, 15 de junio de 2013 21:11

Cuando el hombre que bajaba al pueblo dejó atrás a la mujer que le reclamaba una deuda que no era suya conversando con la mujer que lo había retado por cuestiones teológicas, se cruzó con un concejal.

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Cuando el hombre que bajaba al pueblo dejó atrás a la mujer que le reclamaba una deuda que no era suya conversando con la mujer que lo había retado por cuestiones teológicas, se cruzó con un concejal.

El concejal, por su trabajo de político, tenía que tratarlo mejor que las anteriores personas con las que se había cruzado, y el hombre que bajaba al pueblo le deseó los buenos días, pero no esperaba que el concejal le recriminara, como lo hizo, que tanta bondad de deseo en el saludo no era sino para pedirle algo, porque todos me piden algo, dijo el concejal, desde mi mujer hasta el último de los vecinos.

¿Quién creen que soy yo?, le preguntó y el hombre que bajaba al pueblo pensó que tantas agresiones como las que había sufrido desde que salió de su casa podían haberlo mal dispuesto a la hora de saludar al concejal.

No tengo nada que pedirle, le respondió. Claro, dijo el concejal, ustedes no necesitan nada, dijo y se dio vuelta para darle la espalda y dejarlo con la intriga de saber a quienes se refería cuando hablaba de ustedes y de nosotros.

No caminó diez metros con esa duda, cuando un joven lo acusó de haber estado hablando con ese concejal porque la gente como usted cree que se pueden salvar chupándole las medias a los políticos, cosa que el hombre que bajaba al pueblo no creía haber hecho.

El joven siguió diciendo que cuando va a aprender la gente a no andar dependiendo de las promesas que se les hacen, porque el pueblo vale por si mismo y tiene el poder suficiente como para conseguir lo que quiere. 

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