En una sesión de alta tensión política, el Gobierno nacional consiguió este miércoles frenar en la Cámara de Diputados la sanción de la ley que busca limitar el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), una de las herramientas legislativas clave del Presidente Javier Milei. Tras una ajustada votación, el oficialismo le ganó un tiempo vital a la oposición, en una jugada donde la ayuda de los gobernadores fue determinante.
El proyecto, que ya contaba con media sanción del Senado, había obtenido una amplia aprobación en general por 140 votos. Sin embargo, el desenlace se definió en la votación en particular del artículo 3. Allí, la oposición no alcanzó la mayoría absoluta requerida de 129 votos, al quedarse a solo dos. Este resultado técnico obliga a que la iniciativa regrese a la Cámara Alta para que decida si acepta o rechaza las modificaciones introducidas por Diputados.
"Es un alivio: el Gobierno ganó un mes de tiempo", celebraron desde un sector del oficialismo, según confirmaron fuentes a este diario. El revés para la oposición evitó que La Libertad Avanza sufriera un nuevo revés legislativo y que el Presidente Milei tuviera que evaluar el veto total de una ley que daba por descontada.
La estrategia: gobernabilidad y gestión con los gobernadores
La victoria política no fue casual. Mientras en el recinto la presión aumentaba, funcionarios del Ejecutivo, entre los que se encontraba el asesor presidencial Santiago Caputo, mantuvieron contacto permanente con varios mandatarios provinciales. El objetivo era claro: asegurar los votos necesarios para torcer el resultado.
La estrategia rindió frutos en el momento crucial. Si bien antes de la sesión la Casa Rosada ya había logrado que los bloques de algunos gobernadores no dieran quórum, ese apoyo no era suficiente. La diferencia final la marcaron los legisladores influenciados por los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca), quienes cambiaron su posición durante la votación del polémico artículo.
Desde Balcarce 50, la mirada está puesta en el futuro inmediato. "No va a ser un problema conseguir el tercio necesario para blindar en un futuro el veto", se entusiasmaron en el Gobierno. Esta movida se enmarca en lo que internamente definen como un proceso de "revincularse" con las provincias, siguiendo la recomendación de "trabajar en la gobernabilidad" que, según se supo, le había hecho Donald Trump a Milei durante su encuentro bilateral.
A cambio de su apoyo, los gobernadores esperan contrapartidas concretas del Gobierno nacional, siendo una de las principales la modificación del impuesto a los combustibles líquidos. El oficialismo demostró que, con una cuidadosa estrategia política, puede aún maniobrar en un Congreso hostil para proteger sus instrumentos de gestión. La pulseada por los DNU, sin embargo, solo está postergada.