Tras la embravecida creciente del río Grande -que a su paso por el departamento San Pedro arrasó con los sembradíos, herramientas y enseres-, pequeños agricultores de la comunidad aborigen Huerta Verde unieron manos y voluntades para limpiar y liberar las fértiles tierras que quedaron tapadas por gran cantidad de piedra, arena y enlame.
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Tras la embravecida creciente del río Grande -que a su paso por el departamento San Pedro arrasó con los sembradíos, herramientas y enseres-, pequeños agricultores de la comunidad aborigen Huerta Verde unieron manos y voluntades para limpiar y liberar las fértiles tierras que quedaron tapadas por gran cantidad de piedra, arena y enlame.
Tras recuperar del terreno iniciaron la tan esperada siembra de papa y cebolla y otras verduras en el sector ubicado sobre la parte alta en proximidades de la playa del curso de agua.
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, los agricultores sostuvieron que desde la creciente y luego de haber hecho público los daños provocados, no obtuvieron ayuda alguna y si bien aguardaban la presencia de funcionarios para que evalúen la peligrosa situación del río, generada por la inadecuada extracción de áridos, aguardaron el cese de las copiosas lluvias y volvieron al trabajo.
"Por generaciones, nuestros padres y abuelos nos enseñaron a trabajar, a levantarnos y luchar para salir adelante, a enfrentar los desafíos que nos presenta la misma naturaleza y así lo estamos haciendo. Somos veintidós familias que integramos Huerta Verde", dijeron.
Apuntaron que debieron pagar el alquiler de un tractor para rellenar los grandes socavones, cerca de los sembradíos y luego nivelaron el terreno. "Sacamos la gran cantidad de piedras, arena, luego abonamos la tierra para comenzar a sembrar, con escaleras y sogas, limpiamos el enlame que tapó las plantas frutales para que puedan recuperarse, todo se hizo a pulmón. Antes teníamos una cooperativa, pero lamentablemente con el cambio de gobierno todo quedó en la nada. Habíamos pedido una moto cultivadora que para nosotros es muy útil, es como un cuatriciclo que nos sirve para ablandar la tierra, ayuda mucho. La creciente se llevó nuestras herramientas porque vino de noche y tuvimos que vender alguna de nuestras pertenencias para hacer frente al costo de palas, picos, asadas, rastrillos. Nos faltarían las mochilas, tienen un alto precio y no podemos adquirirlas".
En otro tramo solicitaron a los organismos correspondientes la ayuda con la entrega de semillas de verdura. "El Inta nos dio, pero con la creciente nos quedamos sin nada, necesitamos semilla de verdeo, como la lechuga, el apio, el perejil, remolacha, berenjena, aquí se da lindo en esta temporada. Tomate no ponemos porque tiene demasiado costo. Invertimos todo lo que pudimos, era necesario para recomenzar", apuntaron.
Son hombres y mujeres que soportando el ardiente sol y las bajas temperaturas que curten sus manos y rostros, apuestan día a día al trabajo que les da la dignidad que toda persona merece tener, ganándose el pan con el sudor de su frente.
Integran la Federación Nacional de Campesinos, "los que también van haciendo historia en este punto cardinal de la provincia".
Plantas curativas
María Almazán sostuvo que incursionó en el cultivo de plantas aromáticas y curativas y flores. "Me estoy dedicando más porque la gente pide mucho las plantas curativas como ruda, romero, manzanilla, eneldo. También voy a cultivar flores para la época de todos los santos y fieles difuntos, tenemos gladiolos verdes, rosados, anaranjados, dalias, tulipanes, entre otras. Vamos sembrando de poco para que no nos roben porque tenemos que lidiar con los que vienen a robarnos las frutas, verduras, flores. Se nos hace cuesta arriba, pero esta es nuestra vida, nuestro trabajo, lo que sabemos hacer y ponemos todo el esfuerzo, el sacrificio, porque nos permite ganarnos el sustento", expresó la laboriosa mujer.