Ansiosos por el cese del derramamiento de sangre, del desplazamiento y de la destrucción, muchos palestinos en Gaza recibieron con alivio la noticia de que Israel y Hamas acordaron una pausa en la devastadora guerra de dos años. Sin embargo, ese respiro llega entrelazado con un dolor inmenso por las pérdidas humanas y materiales, y con la incertidumbre de lo que vendrá después.
“Una vez que escuchamos la noticia sobre la tregua, nos sentimos felices”, expresó Ibrahim Shurrab, de Jan Yunis. “Le pedimos a Dios que la felicidad continúe para nosotros y para nuestro pueblo palestino y que podamos regresar a nuestros hogares a pesar del dolor y el sufrimiento”, agregó desde Muwasi, un área repleta de tiendas de campaña donde se refugian familias desplazadas.
Nevin Qudeeh coincidió en que sintió su mayor alivio desde el inicio de la guerra, aunque advirtió que la verdadera alegría llegará solo cuando pueda regresar a casa. “Estamos quedándonos en las calles”, lamentó.
En Deir al-Balah, algunos niños recibieron la noticia con silbidos, aplausos y cánticos de “Allahu akbar” (“Dios es grande”). Mahmoud Wadi habló de “una felicidad inmensa y un sentimiento indescriptible”.