En épocas de la colonia, las primeras órdenes religiosas formadas por jesuitas, franciscanos, mercedarios y dominicos, propiciaron la creación de escuelas elementales, posibilitando la creación de Colegios en Córdoba, Santa Fe y Corrientes.
La enseñanza estuvo dirigida en la enseñanza de la doctrina cristiana. Los párrocos tenían como tema principal el catecismo en pequeñas escuelas de primeras letras.
Tal fue el entusiasmo en ese entonces que, la creación de la "Universidad Máxima de Córdoba" en el año 1613 se logra con la autorización y apoyo del obispo fray Fernando de Trejo y Sanabria - obispo del Tucumán. Fue claro el objetivo, jerarquizar la educación en todos los niveles. Los jesuitas estuvieron a cargo de la administración y enseñanza.
Con el tiempo viene el gran impulsor de la educación en nuestro país: Domingo Faustino Sarmiento siendo el mayor organizador del sistema educativo. En el año 1847, al ser enviado al extranjero para estudiar los sistemas educativos, quedó maravillado por los métodos pedagógicos que se empleaban entendiendo que este era el sistema educativo de su política futura.
El rol de los maestros frente a sus alumnos, y la importancia de la defensa de la democracia en la enseñanza, no dudo que "sería el sistema a aplicarse en Argentina con el acompañamiento y apoyo de profesores norteamericanos.
Entre las profesoras que quisieron tener nuevas experiencias está Mary Jannette Stevens, quien nació el 13 de septiembre de 1845 en Malone, Estado de Nueva York. Estudió en la Escuela Normal de Oswego - Nueva York y a los 39 años de edad y con veinte años de experiencia en la docencia como profesora en varias ciudades norteamericanas, toma una decisión trascendente: su espíritu apostólico y su inclinación al aprendizaje al español, la inclinó a colaborar en la "Fundación de escuelas normales en Argentina" inscribiéndose con este fin.
El 12 de septiembre de 1883 junto con trece profesores norteamericanos llega Mary Jeanette Stevens a Buenos Aires siendo su primer destino Catamarca, donde trabajó durante seis meses logrando el cariño de profesores y alumnos que la llamaron "Mis Jeanette o Señorita Juanita" .
En febrero de 1884, por decreto del Gobierno Nacional, se crea la Escuela Normal en Jujuy designando a Juanita Stevens como directora y Teodora Gay -subdirectora- ambas profesoras neoyorquinas, tomando en cuenta para su nombramiento antecedentes provenientes de familias de clase culta e intelectual.
Al ser notificada de su nueva función quiso saber dónde y de qué forma vendría a Jujuy. No logró obtener información pero no fue impedimento para viajar. La travesía duró varias semanas y su trayecto fue complicado sumado a ser mujer joven y extranjera. Primero viajaba a lomo de mula y luego en una diligencia que inesperadamente fue arrastrada en el cruce del río Juramento. Stevens tomó fuerzas para calmar a sus compañeros y lograr salir del lodazal. Las crónicas cuentan "que en el trayecto Juanita enfermó gravemente llegando a destino muy debilitada, lo que afectó en su trabajo los primeros meses".
El 26 de marzo de 1884 llegó a Jujuy, demostrando al poco tiempo tener una personalidad con carácter, disciplina y muy católica. Nada detenía su entusiasmo ni siquiera la falta de recursos, por lo que inventaba trabajos didácticos enseñando con pasión, autonomía y amor en sus tareas como en naturaleza transmitiéndola a cada niño.
En el año 1890 pidió autorización para brindar enseñanza religiosa la que se dio de inmediato hasta que en el año 1903 le fue revocada entendiendo que la enseñanza católica contrariaba el espíritu de la ley 1.420 que disponía la laicidad de la educación. Luego de 19 años de educar en la Escuela Normal la motivó a renunciar por opinar contrariamente a lo dictado en la ley aludida.
Tomó de inmediato la decisión de abandonar su departamento y se fue a vivir al Convento Buen Pastor en el año 1903 dedicándose a educar a menores y mujeres de "conducta desviada o que se encontraban en situación de desamparo como el caso de las huérfanas".
A los ochenta años, con su salud debilitada, se vio obligada a dejar la enseñanza y se dedicó al cultivo de las flores con las que mantenía adornando la capilla del convento.
Muere a los 84 años el 26 de diciembre de 1929 siendo fiel a su vocación y a sus convicciones lo que fue reconocida por su esfuerzo dejando en la historia de Jujuy la huella de una mujer que hizo de la educación un verdadero acto de amor y de transformación.
Las autoridades de la Escuela Normal y pueblo de Jujuy rindieron homenajes y distinciones a su fundadora manteniendo una guardia de honor en la capilla que se formara en ese entonces en el Buen Pastor.
Los restos fueron despedidos por el profesor Filiberto Carrizo destacando la trascendencia y trayectoria en beneficio de innumerables jujeños.
El recuerdo de su paso como primera directora de la Escuela Normal y de su vocación de servicio fue reconocido imponiéndose su nombre a la escuela número 38. Lo importante es recordar su trayectoria que continua viva por su entrega, capacidad, eficiencia y compromiso. (Fernando Zurueta).