La mirada de una madre que se entrega íntegra al amor por el cuidado de su hija, se puede ver en Justina Carrillo.
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La mirada de una madre que se entrega íntegra al amor por el cuidado de su hija, se puede ver en Justina Carrillo.
Esta inspiradora mujer compartió la historia de su hija Yamile Lamas.
Desde el momento del nacimiento, una gran motivación la llevó a tener una vida de lucha. Es que desde los siete meses de edad, su niña sufrió episodios severos de fiebre.
"Mi Yamile nació el 2 de marzo del año 1993. Después de un embarazo normal, desde que era muy chiquita, tenía que llevarla al hospital porque le daba fiebre y cuando la veía el médico, me decía que ya se le iba a pasar, pero no mejoraba. Me volvía a mi casa y yo veía que no se le pasaba. Le empezaron a dar convulsiones y cuando la llevé me dijeron que lo que tenía era meningitis bacteriana", recordó esta madre que desde los primeros meses de su pequeña, se encargó de cada detalle.
La premisa de esta mujer por seguir adelante, se dio en diferentes etapas.
"Primero, ella no caminaba bien, no tenía estabilidad de cuerpo pero de la mente estaba mejor, aunque seguía tomando el medicamento", destacó Carrillo.
No obstante, la niña siguió con episodios de convulsiones. De niña ella jugaba pero le dolía la cabeza con intensidad. Aunque hoy no habla, ni escribe, la joven se da cuenta de todo a su alrededor.
"Es especial que puede caminar con cierta dificultad pero avanza y me acompaña al centro. Tiene sus hermanos que la quieren mucho y la llevan al shopping a pasear", reveló esta mujer que comparte gran parte del día con ella.
Entre sus juegos preferidos está agarrar las bolsas plásticas en casa y acomodar la cinta métrica que tanto le llama la atención, además de la observación de lo que le rodea.
Con una gran dedicación, Justina Carrillo le brinda su tiempo completo a la jovencita que en la actualidad tiene treinta y dos años. No obstante, durante la infancia y adolescencia asistió al centro de día "Alborada", donde aprendió con gran entusiasmo día tras día.
"A ella le gusta estar rodeada de sus hermanos y con la contención de los terapeutas que están a su cuidado", reveló.
Ahora disfruta de un presente donde el amor no le falta, pero tampoco el acompañamiento de una familia unida.
"Su realidad es diferente y la amo, la respeto y la cuido, pero los primeros tiempos fueron durísimos ya que yo quería que sea 'normal', como cualquier persona pero después entendí que era diferente", confesó.
"Las expresiones de demostración se hacen notar a cada momento y si bien, la mano derecha no maneja bien, es una personita que tiene su carácter", indicó Carrillo.
Asimismo, el vínculo entre los hijos de esta mujer es excelente. "Cuando vienen a visitarnos, ella se da cuenta y se prepara, es muy cariñosa y sabe que se irá al centro en auto. Toma el té y no café porque sino se activa y la predispone a los episodios de convulsiones", reveló.
En su presente, Justina acepta ser mamá de una joven especial. Su corazón atravesó mil batallas pero no se dejó vencer. "Hay que educarla con más tiempo y tal como un bebé necesita apoyos. Con las enseñanzas en los talleres, ella se vuelve más presta, algo que la ayudará en su vida", finalizó -esperanzada- Carrillo.