Tomás Balmaceda, autor de "Los 90. La década que amamos odiar" (2017) entre otros, fue uno de los invitados del Festival Spark , de educación, que eligió a Jujuy como sede donde reunió alrededor de mil docentes rurales de la provincia. Reflexionó sobre Filosofía e inteligencia artificial, y se centró en el pensamiento crítico. Destacó la necesidad de formar usuarios críticos y responsables en lugar de simples consumidores de tecnología. Sostuvo que la educación debe priorizar habilidades como la curiosidad, el escepticismo y la autonomía de manera de formarlos para afrontar un contexto atravesado por la IA, y recomendó a los docentes utilizar estas herramientas incluso en el aula, y no tener temor de ser reemplazados.
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Tomás Balmaceda, autor de "Los 90. La década que amamos odiar" (2017) entre otros, fue uno de los invitados del Festival Spark , de educación, que eligió a Jujuy como sede donde reunió alrededor de mil docentes rurales de la provincia. Reflexionó sobre Filosofía e inteligencia artificial, y se centró en el pensamiento crítico. Destacó la necesidad de formar usuarios críticos y responsables en lugar de simples consumidores de tecnología. Sostuvo que la educación debe priorizar habilidades como la curiosidad, el escepticismo y la autonomía de manera de formarlos para afrontar un contexto atravesado por la IA, y recomendó a los docentes utilizar estas herramientas incluso en el aula, y no tener temor de ser reemplazados.
Expuso sobre filosofía e inteligencia artificial, ¿cuál fue el enfoque central?
Soy docente desde hace muchos años, vine acá a Spark y me parece superrelevante poder a conversar acerca de algo clave para que podamos transmitirle a los más jóvenes, que es el pensamiento crítico. Estamos en una realidad cruzada por la inteligencia artificial, todo el mundo habla de eso, es el término de moda, pero siguen siendo relevantes aquellas habilidades clásicas, aquellas habilidades que siempre tienen que estar presente en la formación de los más jóvenes. Me parece que es muy muy importante no educar para crear consumidores de tecnología, consumidores de redes sociales, sino usuarios responsables, usuarios que tengan idea de cuáles son sus derechos, cuáles son sus obligaciones y cómo podemos aplicar todas estas herramientas, que cada vez están más disponibles para todas las personas del país, de una manera que fomente y que consolide la democracia.
¿Es importante aclarar que cuando hablamos de "pensamiento crítico", no es decir lo que se nos ocurra?
Exactamente, el pensamiento crítico, hay muchas maneras de definirlo, a mí me gusta pensarlo como una unión de habilidades en donde son claves tres cosas, la curiosidad, el escepticismo, es decir, no tomar las cosas como nos la traen, la desinformación, las fake news están muy presentes; hay muchas maneras en las que nos quieren justamente manipular. Y lo último, la autonomía, poder ser cada uno de nosotros dueños, dueñas de nuestras decisiones.
Entonces, es clave poder justamente seguir construyendo y consolidando en los más chicos estas opciones que hacen que se vuelvan -insisto- no solamente consumidores, sino verdaderamente ciudadanos.
En términos de ruralidad, ¿hay algunas herramientas específicas para esto?
Bueno, lo que tenemos en toda la Argentina son muchas desigualdades y muchos contrastes. Entonces, a veces desde las ciudades, uno piensa que hay cosas que están garantizadas, como la conectividad, como el acceso a los servicios, incluso lo que puede suceder con justamente algo tan básico como la electricidad o las plataformas. Creo que es importante entender que simplemente con Whatsapp, con poder acceder a Whatsapp, ya tenemos herramientas de inteligencia artificial disponibles. Ese famoso circulito que vemos ahí cuando a veces hablamos en Whatsapp (se refiere a la IA) y poder justamente acompañar tanto en entornos rurales como urbanos a los más chicos en este pasaje. A veces esta idea de dejar la tecnología afuera del aula y bueno, me parece que es para discutir. Varias de las discusiones y conversaciones que tuvimos a lo largo de todo el día aquí en Spark tienen que ver con eso. El aula es el lugar central para poder aprender a hacer las cosas. ¿Por qué dejaríamos a la tecnología fuera y por qué no pueden ser también los docentes quienes ayudemos a que los más jóvenes aprendan a utilizar la tecnología dentro del aula?
De hecho, es una herramienta para que los mismos docentes se actualicen.
Creo que es muy importante para la formación docente no solamente conocer los contenidos, sino también las herramientas que hay disponibles cuando uno sabe efectivamente cuáles son, tanto las oportunidades como los límites que tiene la inteligencia artificial, los docentes podemos montar ahí con una gran ayuda. Yo soy profe hace 19 años, uso un montón de inteligencia artificial en estos últimos años y me ayudan un montón. No siento en ningún caso que me está reemplazando ni temo que me vaya a reemplazar. Creo que los docentes seguimos siendo muy importantes para la sociedad, pero sí creo que hay formas en donde facilita mi trabajo o algunas tareas repetitivas o que no me gusta mucho hacer. Tengo una especie de asistente que es la inteligencia artificial.
El tema de la pandemia fue una bisagra en esto de incorporar la tecnología en la educación... ¿Cómo lo ve?
Sí, en muchos sentidos yo veo la pandemia como una profundización. Creo que muchas de las cosas que sucedían antes de la pandemia, después de la pandemia se volvieron más complejas y más profundas. Las desigualdades, la distribución de la riqueza y también lo que pasó acerca de cuáles eran justamente las dificultades y déficit que tiene el sistema eh educativo. Nos dimos cuenta de esta gran diferencia, alumnos que tenían quizás eh en sus familias alguna computadora y la mayor parte de los alumnos que quizás tenían en su familia un teléfono celular. A pesar de eso tuvieron que, por ejemplo, seguir de manera remota o como justamente para los que iban a colegios con muchos alumnos la imposibilidad dentro de la pandemia, de mantener esa sociabilidad. Creo que estamos recuperándonos, pasaron solamente 5 años, hay mucho para aprender todavía y hay mucho para hacer. Creo que la pandemia nos acercó a la tecnología, pero ahora lo que hace falta es aprender a cómo direccionarla y usarla de manera ética.