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"Es conectar la energía interna con la respiración"

Mónica Iummato llegó al Taijiquan por una dolencia y hoy es la primera instructora certificada de Jujuy.
Domingo, 14 de diciembre de 2025 00:00
MÓNICA IUMMATO | CON SUS DOCENTES AL RECIBIRSE DE INSTRUCTORA CERTIFICADA DE TAIJIQUAN, LA PRIMERA DE JUJUY.

A los 50 años, Mónica Iummato perdió la voz, una disfonía severa, producto de años de estrés no resuelto, tensiones corporales y emociones acumuladas, la dejó sin poder hablar con normalidad durante dos años. Fue entonces cuando una fonoaudióloga, como quien lanza un hilo de rescate, le sugirió que debía relajar todo el cuerpo. Así llegó al Taijiquan, un arte marcial que cultivó por dos décadas y hoy está feliz de lograr convertirse en instructora certificada de la provincia de Jujuy.

Poco después del diagnóstico una amiga la invitó a una clase de Taijiquan en la Catedral de San Salvador de Jujuy. "Vamos a ver qué tal", dijo Iummato sin imaginar que ese incursión cambiaría su vida para siempre.

IUMMATO | SE FORMÓ EN ESTILO YANG DE PUÑO Y ARMAS.

Lo suave del movimiento, la profundidad de la respiración, la armonía entre cuerpo y mente la atraparon de inmediato. "Era como si el cuerpo supiera lo que necesitaba antes que yo", recordó Iummato quien actualmente tiene 74 años. Hoy se convirtió en la primera instructora certificada de Taijiquan en la provincia de Jujuy.

Durante años practicó con distintos maestros locales, pero sentía que algo faltaba. "Estaba estancada", confesó. "Había movimientos, sí, pero no había progresión, no había escuela, no había profundidad", explicó recordando que buscaba aprender más.

MÓNICA IUMMATO | ESTUDIÓ EL ESTILO YANG, Y LUEGO INCORPORÓ LAS ARMAS TRADICIONALES, ESPADA Y ABANICO.

Esto fue hasta que hace ocho años conoció la Escuela Litianji Internacional, fundada en honor al Gran Maestro Litianji, reconocido como "Padre del Wushu Moderno". Allí, bajo la guía del maestro José Velázquez, Shifu, comenzó un camino riguroso y transformador.

Estudió el estilo Yang, las formas 16, 24 y 29, y luego incorporó las armas tradicionales, espada y abanico. Todo con un enfoque integral, donde cada gesto es al mismo tiempo salud, arte y defensa.

Según explicó Mónica Iummato, el Taijiquan "es un arte marcial, aunque muchos lo vean solo como ejercicio suave. Cada movimiento es un bloqueo, un ataque, una estrategia disfrazada de danza".

A SUS 74 ENSEÑA TAIJIQUAN

El 5 de noviembre de 2024, en Morón, provincia de Buenos Aires, rindió su examen de instructora. Aprobó con distinción y con ese título volvió a Jujuy no solo con un certificado, sino con una misión. Actualmente imparte clases en su estudio de Independencia 1016, los miércoles y viernes de 10 a 11 de la mañana.

Su propuesta es clara, "no se trata de copiar movimientos. Se trata de estar presente, de moverse desde el centro, el dantian, bajo el ombligo, de conectar la energía interna con la respiración y el entorno". Cuando habla de esto, Iummato lo dice con la autoridad de quien transitó el silencio y volvió con una voz más fuerte, más consciente.

"El Taijiquan y el tango tienen algo en común: ambos exigen estar en el eje, sentir al otro y no perder el propio centro", dice con una sonrisa.

INCURSIONÓ CANTANDO TANGO

Su historia es un testimonio de que nunca es tarde para reinventarse y que una limitación puede convertirse en puerta, y que el cuerpo, cuando se escucha, siempre sabe el camino de regreso a la salud, al equilibrio, a la plenitud. "El arte marcial no es para pelear con otros. Es para pelear con uno mismo. Con la rigidez, con el miedo, con el desorden interno", explicó. De hecho, en ese combate silencioso, Mónica Iummato no solo ganó, se convirtió en maestra.

Iummato jujeña desde 1980, aunque nacida en Buenos Aires, es madre de cuatro hijos y abuela de siete nietos. Comerciante de profesión hasta su jubilación. Su vitalidad se nutre también con el arte, la música en diversidad de ritmos, y es que también baila tango desde hace varios años. Además, cultiva el canto, un arte que abrazó desde su primer escenario, cuando recientemente se presentó en una milonga local.

 

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