Con el leit motiv del hacer exquisito en las formas y lo artesanal en cada línea, ella disfruta al máximo de una felicidad que pide a diario el encuentro con lo nuevo. Allí es donde su imaginación se proyecta como faro e ilumina -de alguna manera- las vidas de quienes la eligen como artista de una fortaleza espiritual sagrada.
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Con el leit motiv del hacer exquisito en las formas y lo artesanal en cada línea, ella disfruta al máximo de una felicidad que pide a diario el encuentro con lo nuevo. Allí es donde su imaginación se proyecta como faro e ilumina -de alguna manera- las vidas de quienes la eligen como artista de una fortaleza espiritual sagrada.
Con absoluta gracia y cuidado en el detalle, las obras de arte hechas diseño se descubren en la piel gracias a la creatividad de Virginia Ficoseco, una joven que revela a través de sus trazos en tinta, tatuajes eternos; evidente prueba del ramillete de emociones que significa dibujar y plasmar lo soñado en una realidad planeada. "Nací con un pincel en la mano", declaró Ficoseco, como asegurando que el arte -acaso- estaba marcado en su destino. No obstante, antes de vivir este presente que la tiene como toda una artista del tatuaje, crear de esta manera no era una opción en su futuro. Estudió Arquitectura y logró obtener el título, pero su sentimiento siempre se manifestó hacia el rumbo de la estética.
Fue evidente cómo la pandemia por Covid-19 fue un momento de la historia complejo para el mundo. A raíz de esto, Ficoseco aprovechó para realizar una búsqueda personal y liberar su verdadero don a la luz. Entonces dio lugar a ese instinto que siempre estuvo dentro de su ser y comenzó a perfeccionarse.
Adquirió una máquina de tatuar y, de inmediato, se inició diseñando sobre naranjas. Como una suerte de bocetos, las jugosas frutas fueron el puntapié inicial para la práctica sobre un elemento orgánico hasta tener la piel humana como lienzo.
"A ser muy curiosa, me interesó este arte desde que vi que se podían hacer dibujos delicados, con otras terminaciones o estética", expresó la joven que enseguida tomó confianza y tuvo entre sus manos la posibilidad de tatuar a personas.
El gran desafío fue gestar sus primeros procesos de trabajo. "Muchos amigos me dijeron que querían un tattoo hecho con mis manos", comentó la jujeña que para optimizar sus conocimientos, era necesario especializarse. Y eligió Estados Unidos para tal fin. Miami fue la ciudad donde creció profesionalmente y asistió durante seis meses al Máster Tattoo Institute, donde estudió, aprendió técnicas y trabajó.
Una experiencia que dejó por saldo solo enseñanza y brillo para su realización como tatuadora. Luego, llegaron más vivencias en Italia, Noruega e Ibiza.
"Al principio romanticé la idea de viajar, pero en verdad no es fácil emigrar. Cuando estuve en Estados Unidos me la pasaba trabajando trece horas seguidas. Ahí los 'profes' eran latinos y podía comunicarme con ellos. En Europa, lo más loco fue en Ibiza; tatuar el nombre de una persona que se conoció con otra en ese mismo día", develó.
El ser inquieta y curiosa le abrió las puertas de otras técnicas que con facilidad, logró hacer manualmente, por eso, con conocimientos de bordado, tejido y sombreado; concretar una técnica visualmente atractiva tuvo sus frutos casi de inmediato. "Era como hacer una puntilla, un bordado en la piel", dijo mientras aclaraba que su obra tiene como común denominador la línea fina. Considerada una estética delicada, es una técnica que se aplica a dibujos sutiles pero específicos con la inclusión de letras, palabras y frases. "Hay pieles que tienen más resistencia y otras que se les borra un 20% del tatuaje", aseguró, confirmando que su primer amor en la tinta, son y serán las flores.
Allí, en las formas libres, ella encuentra la naturaleza que le fascina plasmar en la piel para que perdure. Así, homenajea el movimiento de cada obra que se torna libre y mágica, al mismo tiempo. Es que la percepción contiene un gran y emotivo significado, así como miles de historias que se resguardan tras una imagen elegida. "La gente confía mucho en mí y eso es lo que más valoro. Ser tatuadora cambió mi vida para siempre", confesó la joven.