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24 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Tener retinopatía le hizo comprender el mundo sin ver

Abigaíl Torres es una madre feliz que encuentra en su ceguera total la condición para evolucionar en la vida.
Miércoles, 20 de marzo de 2024 01:04
TAREA INCLUSIVA | ABIGAÍL TORRES -2ª DE LA IZQ.- EN UNA PROPUESTA DE SOCIABILIZACIÓN.

La discapacidad visual no es un obstáculo que conduce a la persona a dejarse vencer sino que -por el contrario- para Abigaíl Torres es un impulso constante para vivir.

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La discapacidad visual no es un obstáculo que conduce a la persona a dejarse vencer sino que -por el contrario- para Abigaíl Torres es un impulso constante para vivir.

Desde San Pedro, esta joven supo encontrar en su discapacidad visual la fortaleza de vivir a pleno su existencia.

Ella nació con solo siete meses de gestación de manera prematura. Al colocarla en la incubadora, sufrió de retinopatía del prematuro y su vista se quemó. "Antes no se sabía mucho de lo que era esta condición, ni lo que significaba para una persona. Como mis padres eran jóvenes, no se dieron cuenta sino hasta los primeros meses de que no veía", expresó Torres al contar su historia.

ACTIVIDAD FÍSICA | LA JOVEN PROMOVIENDO EL DEPORTE ADAPTADO.

Y es que siendo tan pequeña, sus padres notaron que su bebé no fijaba la mirada y apenas la llevaron al oftalmólogo, éste detectó la anomalía. Sin tacto, les dijo que la ceguera era un hecho en la vida de la niña y que sería de por vida.

El proceso de los padres para asimilar esta condición en su hija, llevaría su tiempo. Pero para la niña, esta realidad no sería tan traumática gracias a un grupo familiar sólido y a unos padres que estuvieron siempre a su lado.

"Yo hacía todo lo que hacían mis hermanos, no hubo diferencia. Para mí fue bueno que desde chiquita, mis padres no me sobreprotegieran", destacó. Es que una de las principales herramientas que le otorgaron en su formación, fue la confianza que luego terminó por determinar su carácter en la vida.

DULCE ESPERA | VIVIENDO UN MOMENTO MUY ESPECIAL.

Torres inició sus estudios en la escuela 257 "Provincia de Córdoba" y realizaba doble escolaridad junto a la escuela especial 11 "Luis Braille", institución a la que asistía por las tardes. "Primero me costó aprender, estuve un tiempo en San Pedro; no había profes para ciegos. Recién a los 9, comencé mi etapa escolar con nivelaje y aprestamiento. Cuando pasó un año, aprendí más", reveló.

Integrarse a las escuelas para su formación completa fue enriquecedor para su vida, porque contó con el apoyo de maestros y compañeros que pudieron hacer su enseñanza más fácil.

A los doce años aprendió que la autonomía es esencial para una persona, por ello se animó a realizar actividades sólo en compañía de su bastón blanco. Y comenzó a independizarse, viajando para orientarse y movilizarse en su entorno cotidiano. "Como viajaba con mi mamá a todos lados, despegarme de ella fue fuerte y lo más difícil fue la aceptación del bastón", confesó la joven que, guiada por Alejandro Pérez, su profesor de Educación Física, se dedicó a entrenar de manera competitiva.

Participar del atletismo le proporcionaría una nueva vitalidad, y estar presente en los Juegos Evita era un anhelo que logró cumplir. Tenía 17 años cuando viajó a Mar del Plata en representación del Club Zapla para tener una experiencia hermosa que la motivaría más en cuanto a la autonomía personal. "El deporte me dio seguridad, me aportó el valor propio", comentó Torres, feliz de completar sus estudios secundarios.

TALLERES | DONDE EL APRENDIZAJE ES PERMANENTE.

El año 2016 fue de mucho crecimiento y cambio para esta jujeña, ya que fue incluida laboralmente en el municipio de "La Perla del Ramal", institución que le abrió sus puertas para que su progreso sea una realidad. Hoy con entusiasmo desempeña su función administrativa en el área de Discapacidad, dependiente de Desarrollo Humano, y es parte del personal que atiende al público e informa sobre los trámites a gestionarse, como Certificado Único de Discapacidad -CUD-, inicios de pensiones y pases libres para personas con discapacidad. "Me encanta poder ayudar a la gente y resolver las dudas que puedan haber", dijo Torres, contenta de trabajar en un organismo público, destacando que ama ser la madre de Ayelén, una niña de siete años que es su motivo de orgullo.

Sin embargo, al convertirse en madre, no estuvo ajena a los miedos, ni a las incertidumbres propias de cualquier mujer camino a vivir esa etapa. "Los primeros meses me costó el tema de la lactancia y aprender a bañar a mi bebé, porque tenía temor que se cayera", explicó Torres, quien aprendió, y aprende, a cada instante a ser una mamá dedicada. Y es que las personas con discapacidad pueden crecer y evolucionar, sostenidas por una familia que les de la fortaleza suficiente para tener una gran calidad de vida.

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