Viajar y conocer las culturas del mundo conlleva una apasionada perspectiva para un viajante soñador, pero es una experiencia inolvidable para aquellas personas que están dispuestas a ser parte de ellas. Y en el caso de los jujeños que decidieron explorar nuevos caminos para establecerse en otros países, resulta toda una aventura que se convierte en un suceso movilizante para sus vidas.
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Viajar y conocer las culturas del mundo conlleva una apasionada perspectiva para un viajante soñador, pero es una experiencia inolvidable para aquellas personas que están dispuestas a ser parte de ellas. Y en el caso de los jujeños que decidieron explorar nuevos caminos para establecerse en otros países, resulta toda una aventura que se convierte en un suceso movilizante para sus vidas.
Y es que desde el momento mismo en que la decisión pasa por la mente de un inminente trotamundos, un sinnúmero de pensamientos también lo atraviesan sobre todo por el devenir inmediato que le tocaría en suerte transitar.
Es así que -en los diferentes casos- la medida final puede resultar complicada de definir porque antes de emprender una travesía, las inseguridades, los miedos e incertidumbres; así como también las esperanzas, los desafíos y esa sensación de esperar lo inesperado que vendrá, abrazan a la persona en cualquier circunstancia.
Un sinfín de situaciones previas coexisten y se fusionan en quienes resolvieron irse de su provincia natal y del país, para encontrar una proyección de su futuro y, desde luego, una nueva perspectiva de la vida, observando con ojos de niño aquel lugar que eligió para residir.
Común denominador en los viajantes es la sorpresa que les vibra en el alma gracias a ese primer impacto a la hora de descubrir paisajes y gente de otras naciones. Así, por citar ejemplos, con las retinas colmadas de naturaleza en Suiza, fuentes que son patrimoniales en Bolivia, plazas históricas en Alemania, modernidad de Japón, la belleza medieval de Irlanda, los sabores de España, las playas de Australia, la nieve en Canadá, el primer mundo de Estados Unidos, el Vesubio en Italia o las callecitas coloniales de México, son algunas de las postales que las páginas del diario pudo reflejar a través de la percepción de los coterráneos que habitan fuera de Argentina. Pero la decisión de partir deviene -en muchos casos- a fin de buscar una evolución personal desde lo laboral y/o poder crecer en el ámbito donde se encuentran, generando su propósito de vida.
Este destino que aúna a los jujeños que viven en el extranjero es propio de su contexto y los alía en la vivencia de lanzarse a descubrir nuevos rumbos al repensar su existencia en otro lugar, permitiéndose desplegar sus alas e ilusiones en dirección a horizontes distintos.
Luego del asombro por estar tan cerca de lugares únicos y de captar esa otra visión tan genuina, para los jujeños que ya -a estas alturas- son ciudadanos del mundo, es común el sentimiento de desarraigo que se desprende ante la nostalgia por su origen tan querido. Jujuy -entonces- se convierte en la provincia que los acunó y que, a la distancia, los espera siempre porque la coincidente reflexión en todos los que se fueron, es que esta tierra es a la que "siempre se vuelve".
No obstante, dar la vuelta al mundo como jujeño y argentino, conlleva toda una carga emocional importante. Es ser un extracto del árbol representante de la idiosincrasia nacional que logra extender sus ramas a través de los viajeros, hacia otro lugar para convivir con las culturas de ese renovado hogar.
Allí, las chances de seguir haciendo un camino, se proyectan en lograr una estabilidad en todo el sentido de la palabra por eso con los sueños, el optimismo y el equipaje encima, se lanzaron a la aventura. Escribir en las páginas del diario parte de lo que implica este acontecimiento para los coterráneos residentes en otras naciones, se constituye en una motivación tanto de quienes eligen partir para mejorar su calidad de vida, como para los lectores que pueden encontrar en estas historias una influencia notable y lanzarse a la suerte de animarse a un diferente vuelo.