“El arte de vivir: Un legado de páginas olvidadas” es el título de la muestra de arte collage que Rosita Guadalupe Rufino habilitará mañana a las 20 y permanecerá abierta al público hasta el 2 de octubre en el Centro de Arte Joven Andino (Caja), Alvear 534 de esta capital.
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“El arte de vivir: Un legado de páginas olvidadas” es el título de la muestra de arte collage que Rosita Guadalupe Rufino habilitará mañana a las 20 y permanecerá abierta al público hasta el 2 de octubre en el Centro de Arte Joven Andino (Caja), Alvear 534 de esta capital.
La artista compartió con El Tribuno de Jujuy las motivaciones que la llevaron a este proceso creativo. “Sociedad, del latín societas, deriva de socius, ‘camarada’, ‘aliado’, ‘quien sigue al otro’. . . como seres culturales, todo el tiempo nos asociamos bajo los parámetros de un común acuerdo. Discursos en movimiento es lo que somos, y en esta época moderna las imágenes forman parte de los mismos. El arte de vivir es un llamado a la reflexión porque es el resultado de ella. Revistas de decoración de interiores y home design, de belleza femenina y fashion, de farándula y show. Revistas de los años ‘70, ‘80, ‘90, la década del 2000 y hasta estos últimos años, entre todas ellas se puede encontrar patrones discursivos y gráficos en común. Este material es la representación simbólica de una sociedad que consume asociaciones de imágenes y conceptos, modelos a seguir, estructuras preestablecidas. Las revistas fueron producidas de forma masiva, consumidas y desechadas de igual modo. Pero los efectos de pensamiento que generan dichas asociaciones son quizás los más persistentes y, arraigados bajo la capa discursiva de nuestro acuerdo social, difíciles de desentrañar”.
Rosita Guadalupe Rufino explicó que es una muestra de arte collage, que se divide en cuatro ejes que son “La mujer en la revista. Proyecto ajeno versus proyecto propio; Show time; Micro casas, micro mundos; y El arte de vivir”. En cuanto al primer eje mencionó que “hay muchos roles para ¿elegir? Funcional esposa y chica de hogar; sexy provocadora y prohibida, pero puesta al servicio del show; cuerpo impoluto de belleza y juventud perpetua. Ante todo, la mujer en la revista representa lo perfecto, o lo eternamente perfectible (es decir, siempre se puede ‘algo más’, ‘estar algo mejor’)”, subrayó.
Siguió mencionado que “algo curioso y también evidente: la mujer en la revista es oferta y demanda a la vez, público objetivo y objeto de consumo. Esta ilusión de perfección es multiforme pero fragmentadaà y materialista. La mujer en la revista puede ser un par de piernas o una minifalda, unos labios gruesos bien pintados o un cabello brillante y lacio, el bolso de moda o una crema antiage. Lo que la mujer no tenga, se lo tiene que comprar. La mujer en la revista es un concepto de seducción despersonalizado. El descontento y el cuestionamiento no combinan con dicho concepto. Sin embargo, irrumpen en el discurso tarde o temprano”, enfatizó.
Sobre Show time, apuntó que “el espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas mediatizada por imágenes. La inversión de la vida, el reality show, ahí donde cómo te ven te tratan. El chimento, la farándula, un discurso repleto de símbolos que también dibujan la ilusión de perfección. Hay algo en esa realidad impalpable, pero visible, ¿nos hemos convertido en lobos sedientos de vidas ajenas? Espectadores de realidades que creemos habitar: la realidad surge del espectáculo y el espectáculo se vuelve real”.
Sobre el eje Micro casas, micro mundos, manifestó que “la alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado se expresa así: cuanto más contempla, menos vive; cuanto más acepta reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad, menos comprende su propia existencia y su propio deseo. Dicen que como es adentro es afuera, entonces ¿cómo se vive en un mundo de espectadores alienados? Hemos armado nuestro acoplamiento de realidades, la del mundo exterior, la de nuestras casas y, dentro de estas, la de nuestras pantallas. ¿Cuál de ellas prima?”. Al concluir y en cuanto al arte de vivir puso de relieve que “nuestro acuerdo social tiene muchas capas, y no son solo discursivas. La vorágine de la rutina puede hacernos olvidar el constante bombardeo visual y de palabras. Y asumimos. Entonces, armar entre tanta imagen, la propia, tramitar el deseo y los temores lo que entendemos como ‘obvio’, escuchar-se, mirar-se desarmar los supuestos sentidos y rehacerlos esto no es simplemente vivir”.