Debemos recordar a nuestro Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, desde el momento mismo de su nacimiento en Buenos Aires, el 3 de junio de 1770, y regresar a su más lejano origen de un español, Don José Islas, nativo de Gerona. Está demostrado por documentos históricos que, en 1682, José Isla se encuentra radicado en Santiago del Estero. Asimismo, el 13 de abril de ese año contrae matrimonio con Juliana de Alva y Bravo de Zamora, criolla nacida en la misma ciudad santiagueña de “familia hidalga por el origen y el crédito”, según documentos.
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Debemos recordar a nuestro Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, desde el momento mismo de su nacimiento en Buenos Aires, el 3 de junio de 1770, y regresar a su más lejano origen de un español, Don José Islas, nativo de Gerona. Está demostrado por documentos históricos que, en 1682, José Isla se encuentra radicado en Santiago del Estero. Asimismo, el 13 de abril de ese año contrae matrimonio con Juliana de Alva y Bravo de Zamora, criolla nacida en la misma ciudad santiagueña de “familia hidalga por el origen y el crédito”, según documentos.
Desde este origen español y nativo pasarán tres generaciones para que nazca María Josefa González Isla y Casero, quien contrae matrimonio el 4 de noviembre de 1757 con Domingo Belgrano Peri (Pérez), nacido en Oneglia, pequeño pueblo de Liguria (Italia). Según el historiador de “Belgrano Una Vida Ejemplar”, Jorge Newton, dice: “De los antepasados del padre del General Belgrano no se sabe casi nada, al extremo de que el único documento conocido, y por medio del cual se ubica su lugar de nacimiento, es un acta de casamiento”.
No existen dudas, empero, de que Domingo Belgrano y Pérez pertenece a la clase principal de Buenos Aires, cuando nace su hijo Manuel, especialmente debido al hecho de que, pese a su condición de extranjero, llega a ocupar al cargo de Regidor del Cabildo y recibe el nombramiento de Alférez Real de la Ciudad.” La familia de Belgrano y González Isla y Casero es muy prolífera y debido a la posición económica holgada del progenitor, le permite educar sin aprietos a once hijos de su matrimonio. Manuel José Joaquín es el cuarto. Todos, sin pertenecer a la nobleza, están muy lejos de formar parte de la clase menos capacitada de la sociedad colonial.
En relación a la educación, Belgrano en su breve autobiografía, habla muy poco de su infancia, se concreta a decir, refiriéndose al padre: “Me proporcionó la enseñanza de las primeras letras, la gramática latina, filosofía y algo de teología...”. También Bartolomé Mitre, su primer biógrafo, habla poco de su hogar y primera infancia. Dice: “Cursó en Buenos Aires las primeras letras. A la edad competente estudió el latín y la filosofía, siendo su maestro en el Colegio San Carlos el doctor Luis Chorroarín, de quien recibió lecciones a la par de otros hombres ilustres... No tenía aún dieciséis años y ya había aprendido cuanto podía enseñarse en las aulas de aquella época.”
Para conocer un poco más en detalle sobre la educación de aquellos lejanos tiempos y de los jóvenes que concurrieron al mentado Colegio San Carlos de Buenos Aires, es interesante lo que describe el historiador Ricardo Rojas, en su Historia de la Literatura Argentina: “Allí están confundidos en víspera de la gloria, los que han permanecido en la sombra del anonimato y los que han alcanzado la luz del sacrificio heroico. Impresiona ver a los próceres futuros, entonces adolescentes, vestidos con la ropilla clerical de los claustros carolinos, resignados a la dura disciplina del bedel en los patios y del dómine en las aulas, curvados en las salas de estudio sobre el árido Nebrija o el pesado cuaderno de ‘lecciones’, que se aprendía de memoria. Desconcierta, en verdad, como un acertijo del destino, ver en las matrículas de teología o filosofía los nombres, después ilustres en otros campos, de Manuel Dorrego, Cornelio Saavedra, Feliciano Chiclana, Pedro Agrelo, Mariano Moreno, Juan Ramón Rojas, Bernandino Rivadavia, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Esteban de Luca, Vicente López, Hipólito Vieytes, Manuel Moreno; insignes patricios que realizaron la emancipación argentina.
Casi todos los estudiantes del carolino llegaron a la notoriedad o sirvieron a su patria, en las aulas y el foro, o en la gesta de la Revolución. Tantos obreros demandaron esta empresa, y era tan raros los hombres doctos en el país, que muy pocos ciudadanos capaces quedaron sin salir a la luz de la historia, en esos días del fuego del hierro”.
Queda para reflexionar como una preocupación para este siglo Argentina, la ausencia total de la mujer de esa época, en esos avatares de la educación, formadora solo de hombres para la política, economía y guerra y por lo tanto protagonistas únicos de la historia. De ninguna forma queremos decir que la mujer no participó de la emancipación de la Patria, todo lo contrario, en algún momento de la guerra mostraron patriotismo, compromiso y sacrificios sin límites. Para finalizar, un homenaje especial, en nombre de Belgrano y por el aniversario de su nacimiento hace 254 años, a todas las mujeres que lo acompañaron socialmente y en la guerra y en la paz, especialmente a las sacrificadas del Éxodo Jujeño del 23 de agosto de 1812 y en todas sus batallas, y que dieron nacimiento a nuestra Patria Argentina.