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Científicos revivieron al lobo gigante de “Game of Thrones”

Los lobos terribles o gigantes, que se hicieron famosos gracias a la serie, se extinguieron hace unos 13.000 años.

Jueves, 10 de abril de 2025 19:11

 La empresa biotecnológica estadounidense Colossal Biosciences ha logrado un hito histórico: dar vida a tres cachorros de una especie extinta conocida como el lobo terrible o lobo gigante (Aenocyon dirus), un majestuoso depredador que desapareció de la Tierra hace más de 12,500 años.

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 La empresa biotecnológica estadounidense Colossal Biosciences ha logrado un hito histórico: dar vida a tres cachorros de una especie extinta conocida como el lobo terrible o lobo gigante (Aenocyon dirus), un majestuoso depredador que desapareció de la Tierra hace más de 12,500 años.

Este logro, marca un punto de inflexión en la biotecnología y abre un nuevo capítulo en el controversial campo de la desextinción. A continuación, exploramos cómo lo hicieron, por qué lo hicieron y qué significa esto para el futuro.

¿Cómo lo lograron?

El proceso para traer de vuelta al lobo terrible fue un esfuerzo monumental que combinó tecnología de punta con un profundo conocimiento genético. Los científicos de Colossal comenzaron recolectando ADN antiguo de fósiles bien conservados: un diente de 13,000 años encontrado en Ohio y un fragmento de cráneo de 72,000 años hallado en Idaho. Estos restos proporcionaron el material genético necesario para reconstruir el genoma completo del lobo terrible, una tarea que requirió técnicas avanzadas de secuenciación.

Sin embargo, recrear una especie extinta no es tan simple como clonar un organismo a partir de su ADN. El lobo terrible, aunque emparentado con el lobo gris moderno (Canis lupus), pertenece a una línea evolutiva distinta que se separó hace millones de años. Para superar este desafío, los investigadores tomaron células de lobos grises, los parientes vivos más cercanos del lobo terrible, y utilizaron la tecnología de edición genética CRISPR para modificar su ADN. En total, introdujeron 20 alteraciones genéticas específicas que codifican rasgos característicos del lobo terrible, como su mayor tamaño, mandíbulas más robustas, pelaje claro y adaptaciones para climas fríos.

Una vez editadas las células, el equipo empleó una técnica de clonación conocida como transferencia nuclear de células somáticas. Insertaron el ADN modificado en óvulos de perros domésticos a los que se les había retirado su material genético original. Estos embriones fueron luego implantados en hembras de razas grandes de perros (mezclas de sabuesos) que actuaron como madres sustitutas. Tras un período de gestación, nacieron tres cachorros sanos: dos machos, Romulus y Remus, el 1 de octubre de 2024, y una hembra, Khaleesi, el 30 de enero de 2025. Estos nombres, inspirados en mitología y cultura popular, reflejan el carácter épico del logro.

¿Para qué lo hicieron?

El objetivo de Colossal Biosciences trasciende la mera curiosidad científica. Fundada en 2021 por el emprendedor Ben Lamm y el genetista George Church, la empresa se ha propuesto utilizar la desextinción como una herramienta para restaurar ecosistemas dañados y combatir la pérdida de biodiversidad. En el caso del lobo terrible, su resurrección no busca solo revivir un ícono de la era del Pleistoceno, sino demostrar que las tecnologías desarrolladas pueden aplicarse a la conservación de especies actuales en peligro.

Un ejemplo paralelo de este enfoque es el trabajo de Colossal con el lobo rojo (Canis rufus), una especie críticamente amenazada de la que quedan menos de 24 ejemplares en estado salvaje. Durante el proyecto del lobo terrible, la empresa perfeccionó un método de clonación no invasivo que usa células extraídas de sangre en lugar de biopsias de tejido. Con esta técnica, lograron producir dos camadas de lobos rojos clonados, aumentando la diversidad genética de esta población al borde de la extinción. Según Matt James, director de cuidado animal de Colossal, estas innovaciones podrían «cambiar la trayectoria de especies en peligro crítico», ofreciendo una esperanza tangible para la conservación.

Además, la resurrección del lobo terrible tiene un valor simbólico y cultural. Para comunidades indígenas como la Nación Mandan, Hidatsa y Arikara (MHA), con las que Colossal colabora, el lobo es un emblema de conexión con la naturaleza y los ancestros. Mark Fox, líder tribal de la MHA, describió este logro como «un despertar» que recuerda a la humanidad su deber de proteger el equilibrio de la vida.

Proyecciones futuras

El éxito con el lobo terrible es solo el comienzo para Colossal Biosciences. La empresa tiene en su mira otras especies icónicas extintas, como el mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania (tilacino), con planes ambiciosos de reintroducirlas en entornos controlados. Por ejemplo, prevén que los primeros terneros de mamut lanudo nazcan en 2028, un proyecto que podría ayudar a restaurar las estepas árticas al imitar el papel ecológico de estas criaturas en la compactación de nieve y la promoción de pastizales.

A largo plazo, Colossal planea establecer reservas ecológicas seguras, posiblemente en tierras indígenas, donde estas especies puedan prosperar sin interferir con los ecosistemas modernos. Sin embargo, este enfoque no está exento de controversia. Algunos científicos cuestionan si estas criaturas, que son esencialmente híbridos genéticos, pueden realmente cumplir los roles ecológicos de sus antepasados extintos. Otros advierten sobre los riesgos éticos y prácticos de introducir organismos diseñados en un mundo que ha cambiado drásticamente desde su desaparición.

La llegada de Romulus, Remus y Khaleesi no es solo un triunfo científico, sino una invitación a reflexionar sobre nuestro papel como custodios de la Tierra. Colossal Biosciences ha demostrado que es posible mirar al pasado para construir un futuro más resiliente, pero el verdadero desafío será equilibrar esta ambición con la responsabilidad de proteger lo que aún queda.

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