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29 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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Víctor Sotacuro aportó información clave

Extraoficialmente dijo que vio a hombres con ropa sucia, barbijo y plásticos en las zapatillas donde hallaron los cuerpo

Lunes, 29 de septiembre de 2025 00:00
TRASLADO | AYER EN HORAS DE LA TARDE ARRIBÓ A LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES.

Luego de su detención en Bolivia, en el marco del triple narcofemicidio de Florencio Varela, Víctor Sotacuro fue trasladado ayer desde la Unidad Penal de Gorriti de la capital provincial, hacia Buenos Aires.

El peruano de 41 años, atrapado en un hostal de la ciudad de Villazón, a 600 metros de la frontera con Argentina, está vinculado a uno de los vehículos que se utilizaron en los crímenes de Lara Gutiérrez (15), Morena Verdi (20) y Brenda del Castillo (20).

Tiene domicilio en la villa 1-11-14 del Bajo Flores. Según sus registros comerciales, su actividad principal está ligada a la venta al por menor de frutas, legumbres y hortalizas frescas. También está habilitado para reparar autos y motos. Su nombre está vinculado a un Volkswagen Fox en el que, presuntamente, viajaron dos hombres involucrados en las crueles ejecuciones de las jóvenes halladas enterradas en una casa de Florencio Varela.

Al ser detenido en un hostal de Villazón (Bolivia) el pasado viernes, Sotacuro habló sobre su participación en la secuencia que comenzó la noche del 19 de septiembre, cuando las víctimas subieron por su propia voluntad a una camioneta Chevrolet Tracker blanca que las llevaría a una fiesta que nunca existió.

De acuerdo a su versión, que no consta en el expediente, trabaja como remisero y habría llegado en el VW Fox a la casa donde fueron enterradas las víctimas el sábado por la madrugada, junto a su pareja. Aclaró que había sido contratado por un amigo para realizar un viaje tras una fiesta.

Según indicó, de la propiedad salieron dos hombres que parecían ser muy jóvenes. Llevaban barbijo y plásticos en las zapatillas, como si no hubieran querido que se ensuciaran. Sí notó que sus ropas estaban sucias. No pudo determinar si se trataba de barro o sangre.

Luego, dio una dirección en la que habría dejado el vehículo. De esta manera, se despegó de los crímenes. Aseguró, en ese orden, que escapó porque lo habían amenazado a él y a su familia. No hay dudas de que posee información clave.

Hay algunas contradicciones en su relato que generan dudas a los investigadores, por lo que no descartan que haya presenciado las torturas y los asesinatos. Incluso, el auto habría sido captado por cámaras de seguridad en la zona de Florencio Varela cerca de las 23. ¿Puede haber trasladado a los sicarios o a los jefes de la banda hacia la casa donde se cometió la masacre?

Ahora, los investigadores buscan determinar el recorrido que realizó ese vehículo, que no habría actuado como apoyo del secuestro debido a que las víctimas ya habían sido engañadas y habían subido de forma voluntaria a la camioneta en la rotonda de La Tablada. Tal vez, aventuran, buscaban cerciorarse de que las jóvenes hayan mordido la carnada.

Una posibilidad es que Matías Agustín Ozorio y/o el jefe de la banda, Tony Janzen Valverde Victoriano, alias "Pequeño Jota", hayan estado en el vehículo que manejaba Sotacuro. Ambos continúan prófugos y son intensamente buscados.

De esta manera, la captura de Sotacuro en Villazón, a 600 metros del paso fronterizo de La Quiaca y a unos 1.700 kilómetros de su casa en el barrio del Bajo Flores -tras un trabajo del MPA y la Policía de Bolivia- es vital para el expediente.

La causa tiene otros cinco detenidos. El último fue Ariel Giménez, un argentino de 29 años, que habría sido contratado por la presunta banda narco para cavar el pozo en el que se enterraron los cuerpos.

 

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