¡Feliz día del amigo! a ese compinche con quien uno aprendió a atarse los cordones y a andar en patineta; con el que jugábamos carreras de esquina a esquina de la cuadra o con quien nos agazapábamos atrás de un árbol en carnaval, para esperar nuestra próxima víctima de bombuchas. Feliz día a ese amigo cuya mamá nos tenía tan cortitos como la propia, nos recibía en su casa para tomar la merienda y nos controlaba para que no hagamos macanas a la hora de la siesta. Feliz día a esos amigos de la niñez, los que permanecen, aunque el tiempo y la distancia nos hagan zancadillas. Esos con quienes compartimos miles de anécdotas, nuestros primeros aliados, compañeros de aventuras, socios en nuestras primeras salidas, testigos de nuestros primeros besos. Los años no pueden, ni podrán, borrar esas tardes y noches compartidas, la complicidad, el aguante, el entendimiento sin palabras.
inicia sesión o regístrate.
¡Feliz día del amigo! a ese compinche con quien uno aprendió a atarse los cordones y a andar en patineta; con el que jugábamos carreras de esquina a esquina de la cuadra o con quien nos agazapábamos atrás de un árbol en carnaval, para esperar nuestra próxima víctima de bombuchas. Feliz día a ese amigo cuya mamá nos tenía tan cortitos como la propia, nos recibía en su casa para tomar la merienda y nos controlaba para que no hagamos macanas a la hora de la siesta. Feliz día a esos amigos de la niñez, los que permanecen, aunque el tiempo y la distancia nos hagan zancadillas. Esos con quienes compartimos miles de anécdotas, nuestros primeros aliados, compañeros de aventuras, socios en nuestras primeras salidas, testigos de nuestros primeros besos. Los años no pueden, ni podrán, borrar esas tardes y noches compartidas, la complicidad, el aguante, el entendimiento sin palabras.
Luego la vida nos regala otros amigos, los de la juventud, en la época de estudiantes, mientras entramos de sopetón a la vida adulta. A ellos, que nos rescataron de nuestras primeras resacas, con quienes compartimos largas horas estudiando para exámenes hasta la madrugada, con quienes aprendimos a jugar al truco, a hacer un buen fernet y a bailar cumbia tomados de la mano, para ellos también, feliz día. Por tantas risas, por acompañarnos en los fracasos, por bancarnos en los desamores, por nunca separarse de nuestro lado y por instalarse en nuestros corazones por el resto de nuestras vidas, nuevamente, feliz día.
A lo largo de los años, uno va encontrándose con amigos nuevos, algunos otros quedan atrás, más no desaparecen, solo toman otros caminos. Entonces uno se sorprende cuando encuentra un alma parecida a la de uno, con quien compartimos valores, intereses, preocupaciones y maneras de vivir la vida. Son los amigos de la adultez, los que te ayudan con un abrazo, un cafecito y un buen consejo a pasar las vicisitudes del trabajo, o la pareja. ¡Qué regalo de la vida tan inesperado! Cuando pensábamos que ya no podíamos meter más gente amiga en nuestros corazones, aparecen de pronto estos tesoros, con quienes compartimos el deporte, la charla, el enfoque. A ellos también, feliz día.
Feliz día y gracias, a los amigos de todas las épocas, porque los problemas, las enfermedades y las pérdidas son más llevaderos cuando contamos con ustedes, su palabra, su mano extendida a tiempo, su abrazo sincero.
Feliz día, porque hacen que la vida sea más fácil y linda cuando es compartida con ustedes. Por muchos años más: ¡Salud!