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10 de Noviembre,  Jujuy, Argentina
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¡Mi hijo no quiere compartir!: enseñarles esta capacidad

Lunes, 10 de noviembre de 2025 23:35

POR LIC. MARÍA LAURA LEZAETA

Seguramente como madres y padres hayamos vivenciado en más de una ocasión, ya en el parque, en un cumpleaños u otros eventos sociales, situaciones en las cuales otro niño le haya pedido a nuestro hijo su juguete, su golosina, etc, y como adultos nos hayamos visto aplicando la famosa frase "tenés que compartir", no "logrando" muchas veces que lo hagan y sintiéndonos angustiados o "incómodos" por tal situación.

Es importante tener presente que la capacidad para compartir no es innata: los niños no nacen teniendo desarrollada dicha capacidad. De hecho, evolutivamente hablando, todavía no son capaces de compartir y cuando hablamos de compartir nos referimos a ponerse en el lugar del otro.

Hasta los cuatro años aproximadamente, los niños aún no han desarrollado el concepto que en el campo de la psicología se denomina "teoría de la mente", es decir, no son capaces de ponerse en el lugar de la otra persona. Esto explica porque cuando son muy pequeños se les dificulta mucho poder compartir.

Antes de esa edad, los niños pasan por una etapa llamada egocentrismo que se caracteriza por ser una fase evolutiva esperable y natural en la cual ellos son los protagonistas (la famosa palabra que repiten es "mío") todo pasa por sus propias vivencias y perspectiva. Aún no han desarrollado un pensamiento empático. En ese sentido, es tan importante comprender que no podemos obligarlos a que compartan si aún no están preparados para poder hacerlo.

Tres claves a tener en cuenta a la hora de enseñarles a los niños a compartir:

Los niños tienen que estar preparados para comprender el beneficio de compartir con los demás. En los casos de niños muy pequeños, es importante que en aquellas situaciones en las que ellos no quieran compartir validemos dicha decisión. Podemos como adultos aprovechar en otros momentos o situaciones donde ellos quieran un juguete de otro niño para hablarles y enseñarles de forma paulatina sobre las ventajas de compartir.

Propiciar momentos y espacios de juego para que puedan poner en práctica esta capacidad de compartir, valiéndonos de estrategias como la anticipación. El juego cooperativo o colaborativo, que aparece entre los cuatro y seis años, favorece el aprendizaje de esta capacidad así como también el desarrollo de habilidades sociales, ya que los niños en esta fase del juego disfrutan de la interacción y compañía de los otros niños, comienza a aprender sobre el "mundo" de las reglas en el juego y de tener que poner en práctica la capacidad de poder coordinar y ponerse de acuerdo entre todos los que participen de esa actividad.

Siendo su ejemplo a seguir: si como adultos en nuestras casas compartir es un valor que practicamos de manera activa y continua, es más probable que ellos tiendan a imitar y replicar dicha conducta. No nos olvidemos que la imitación es una de las mejores maneras de enseñar un nuevo aprendizaje. Los niños requerirán de nuestra guía y ayuda en este aprendizaje. No "apuremos" sus tiempos, tengamos siempre presente que como todo nuevo aprendizaje, será parte de un proceso del cual ellos necesitarán de tiempo, mucha práctica y de todo nuestro acompañamiento.

(*) María Laura Lezaeta es psicóloga infantil y co-fundadora de JUEGOlogía, donde desde hace varios años equipan a profesionales de la salud y padres con herramientas lúdicas y terapéuticas para trabajar diferentes áreas cognitivas, emocionales y sociales en niños.

 

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