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4 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
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¡Chancho va!

Lunes, 13 de enero de 2025 01:00

Vacaciones de verano, los chicos pululando alrededor nuestro. Pudiste ahorrar unos pesos y te fuiste a la costa, o a las sierras, o tal vez te tuviste que quedar en casa a apechugar el calorcito.

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Vacaciones de verano, los chicos pululando alrededor nuestro. Pudiste ahorrar unos pesos y te fuiste a la costa, o a las sierras, o tal vez te tuviste que quedar en casa a apechugar el calorcito.

En cualquier escenario, los chicos andan con el celular adherido a la mano, o con la tele, la tablet, Nintendo o Play. Malditos aparatos, nuestra perdición. Peor, la perdición de los pequeños. “¡Dejá ese teléfono, que se te cocinan las neuronas!” gritamos vanamente las madres con culpa, pero con pocas ganas, o cero tiempo, para llevarlos a dar una vuelta o proponerles una mejor opción.

Anoche vimos una película de Adam Sandler, una pochoclera de humor yanqui con fugaces intentos de reflexión. Se llama “Son como niños” del año 2010 que, comentario aparte, contiene un humor sarcástico que ya está caducado, obsoleto, en estas épocas actuales. Pero lo que logré rescatar, lo que me dejó pensando y hoy me genera escribir estas líneas, es la siguiente reflexión: ¿En qué momento fuimos perdiendo esa hermosa costumbre de salir a disfrutar en familia al aire libre? Estamos tan ocupados con nuestros trabajos y ocupaciones que se nos pasa el año y nos olvidamos de enseñarles a nuestros hijos a disfrutar de la naturaleza, meterse en los ríos o acequias, tirar piedras al agua, salir “a potrear” con los amigos del barrio, buscar luciérnagas en las noches de verano.

Tendríamos que ponernos alarmas en las agendas que nos recuerden que es hora de salir a pasear en familia. No es tan difícil. Metemos unos sándwiches, unas manzanas y el mate en un canasto y subimos a la tropa al auto, un sábado o un domingo temprano en la mañana. Seguro que encontramos algún parque, lago, o conjunto de árboles con sombra donde estirar la manta de picnic y empezar la diversión.

Y cuando se habla de diversión en familia, lo primero que se nos viene a la cabeza son los juegos de mesa. Cartas, dados, fichas. ¿Se acuerdan de las eternas partidas de chinchón, chancho va, culo sucio, casita robada, loba y truco? La lotería se volvía un ritual familiar donde participábamos todos, desde la abuela hasta el nieto más pequeñito.

En la playa, en los campings, alrededor de las fogatas a orillas de un lago cordobés, donde sea que estemos, que nunca falte el burako, la generala, el tejo y la payana. Creo que en los mejores recuerdos de mis vacaciones siempre hubo un juego sobre la mesa, con la familia alrededor festejando a gritos o renegando por alguna mala jugada del azar. Recuperemos los paseos y juegos en familia, son las máquinas infalibles para generar los mejores recuerdos, especialmente para nuestros hijos. ¡Qué hermoso desafío!

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