Hoy se cumplen doce años del fallecimiento de Héctor Tizón. Nació el 21 de octubre de 1929, en Yala, Jujuy. Político, jurista, diplomático, periodista y escritor. Sobre esta última tarea con una dedicación de más de 30 años, logró una importante obra narrativa, de amplio conocimiento en el país y en el extranjero. Con 19 publicaciones entre ensayo (2), narrativa (15) y antología (2), publicó su primer libro, “A un costado de los rieles” (1960) y el último, “Extraño y pálido fulgor” (1999). Algunos con varias reediciones.
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Hoy se cumplen doce años del fallecimiento de Héctor Tizón. Nació el 21 de octubre de 1929, en Yala, Jujuy. Político, jurista, diplomático, periodista y escritor. Sobre esta última tarea con una dedicación de más de 30 años, logró una importante obra narrativa, de amplio conocimiento en el país y en el extranjero. Con 19 publicaciones entre ensayo (2), narrativa (15) y antología (2), publicó su primer libro, “A un costado de los rieles” (1960) y el último, “Extraño y pálido fulgor” (1999). Algunos con varias reediciones.
Esta obra le reportó a Héctor Tizón reconocimientos y valiosas distinciones, de las que mencionaremos: en 1972, Premio Casa de las Américas en Cuba, por su libro “Fuego en Casabindo”; 1993 el Gobierno de Francia lo distinguió con el grado de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras; en 1995, Premio Consagración de la Secretaría de Cultura de la Nación; y en 1996, designación como Miembro Correspondiente de la Academia de Letras, con residencia en Jujuy. En nuestra provincia la Sociedad Argentina de Escritores (SJ) lo nombró Socio Honorario y le dedicó un espacio en el Libro de Oro, a los 50 años de vida institucional, entre las págs. 59 y 63, y realizó un homenaje en vida al escritor en el Salón Cultural Pregón.
Sobre su obra, cabe señalar algunos fragmentos de un ensayo de la escritora Herminia Terrón de Bellomo, sobre “La narrativa de Héctor Tizón”, publicado en la revista Capricornio Nº 16 (1997), dice: “La importancia de la obra narrativa de Héctor Tizón se debe, entre otras razones, a que ella da una nueva versión de una tradición regionalista existente en la literatura argentina que logra cambiar de función algunos motivos: el paisaje deja de ser pintoresquismo, la inclusión de la oralidad que representan las voces de la cultura popular de la región noroeste del país y la presencia de la relación hombre-tierra como sentimiento”. Su escritura se conforma y ordena en torno a un eje central: la búsqueda, de un lugar, de la verdad, del destino del hombre en sí mismo. Esa búsqueda, materializada en muchos relatos a través de un viaje adquiere rasgos míticos y simbólicos.
La elección del título puede ser interpretada como una manifestación de la intención narrativa: la alusión al verso de Borges implica la respuesta literaria a un planteo sobre la realidad del país, que en Borges significaba la crueldad ejercida por las provincias como reacción a un proyecto político que las desplazaba, pero que en la obra de Tizón son las provincias las que padecen esa crueldad vencidas por el mismo proyecto político. La tierra es solo un espacio y no un lugar que se defiende épicamente, y el hombre, antes un luchador guiado por sus ideales, ahora solo se deja estar en la pasividad, todo este entretejido por hechos cotidianos que conformaron la historia del país: la inmigración, la falta de trabajo que constituyen, en definitiva, la desolación del hombre frente al mundo.
La autora habla de dos viajes, uno referido a la identidad y el otro viaje “desde Buenos Aires hacia una provincia del noroeste”, servirá para mostrar un país desolado y extenso... y tomar conciencia de la realidad: ... porque si bien se accede a la tierra, esta no brindará lo esperado, porque el proyecto político -íotra vez! - organiza desde un poder lejano y mantiene hombres y producción en un nivel primario que les impide acceder a la industrialización. Así la novela, desde otra perspectiva y con un lenguaje renovado, vuelve a presentar la historia de estos pueblos como la de una derrota, como zona condenada al atraso...//...
Como en todas sus obras, Tizón propone aquí una reflexión aguda sobre el país, sobre la condición humana y sobre el destino de estas “crueles provincias”. Algo para recordar del gran escritor Tizón es una emblemática revista que apareció a comienzo de la década de los 70, del S.XX, marcando una de las características de la época “Crisis” Año 2 Nº 21, y realiza por medio de la periodista María Esther Gilio, una entrevista de varias páginas, donde Tizón habla de Jujuy, su gente, costumbres, de su propia vida y aporta hasta un “Esquema del plan de desarrollo de una parte de la novela Sota de bastos, caballo de Espada”.
También un breve relato que titula: “Edipo en Yala”: Desde el amanecer garrapateo notas en este cuaderno. Cuando el sol remonta y he terminado mi trabajo para jugar un rato con el perro sobre el césped de los fondos, el viejo húngaro que vive en Yala, desde el 32 o 33, me llama a gritos y asoma su cara colorada sobre la pirca y con el aliento aromado por el anís turco, dice: -Ah, me había olvidado ayer: esa mujer, ¿recuerda?, de quién estaba contándole, la de Ocloyas, que se hace concubina del tipo que vuelve después de 20 años, era en realidad la madre. Me faltó decirle eso. ¿Por qué no escribe esa historia? - ¿Y qué pasó después? ¿Él se arrancó los ojos? - Nada, hombre, nada. Tuvieron 11 hijos.
Y para cerrar una pequeña historia, pero bien pesada: la periodista regresa a la casa del escritor y lo encuentra con su esposa y amigos que hablaban de un muerto y daban diferentes versiones. “En realidad se trataba del general Lavalle”.” Yo vi la carta de un hombre que siendo niño presenció su muerte. -dijo Tizón- Estaba él en la esquina del convento de San Francisco cuando se escucharon los gritos de una partida que entraba cabalgando desde el río. Dice que algunos venían machados tiroteando a la bartola. Una de esas balas le atravesó a Lavalle la garganta, cuando él se asomó al zaguán, en paños menores, seguramente queriendo saber de qué se trataba”. “Y a ustedes ni la puerta de la casa le dejaron -dijo uno de los amigos-, ahora está en el Museo de Luján”. Nuestro escritor se fue definitivamente el 30 de julio de 2012 y dejó en el final de la entrevista, lo siguiente: “Cuando muera -si es que no estuviera forzadamente lejos- será enterrado en Yala, debajo de un árbol.”