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Recetas para la paz interior

Miércoles, 06 de noviembre de 2024 01:00

No creo en las recetas, pero si en las creaciones. De igual manera me gusta la imagen de la receta y si pienso en la cocina, me gusta eso de los secretos de la abuela. Esos toques que hacen que un plato sea único en el mundo. Jamás alguien hará esas milanesas, pastas, esas salsas y berenjenas como las hacía mi nona Ana.

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No creo en las recetas, pero si en las creaciones. De igual manera me gusta la imagen de la receta y si pienso en la cocina, me gusta eso de los secretos de la abuela. Esos toques que hacen que un plato sea único en el mundo. Jamás alguien hará esas milanesas, pastas, esas salsas y berenjenas como las hacía mi nona Ana.

Amo la cocina y me gusta jugar con los sabores, las texturas, las combinaciones. La seducción de las formas, los olores, lo nutritivo.

Pero no voy a hablar de cocina, sino tomo la metáfora de ella para hablar de la vida. Vivimos en la era del no tiempo. En el boom de las casas de comidas.

Así como comemos lo que otros hacen, vamos por la vida, tragando creencias, valores disvalores, apuros, programas. Quizás la imagen de tragar parezca burda pero no encuentro otra palabra, porque tomar y digerir implican conciencia, toma de decisiones, estar presente, elegir.

Para ir a la paz interior, primero te compartiré todo lo que hacemos en automático y con lo que perdemos poder personal, salud, paz, libertad. Lo que hacemos en automático es la mejor receta para ir al "Arte de amargarse la vida", como titulara su libro Paul Watzlawick. "Este libro es un recordatorio, con humor, sobre el cómo nosotros mismos hacemos que nuestra existencia sea complicada". "Llevar una vida amargada lo puede hacer cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende, y no basta con experimentar un par de contratiempos"

Paul sostiene que este arte proviene de la tortura mental. Que la depresión, la ansiedad, la obsesión cuando nos comandan la vida, perdemos la facultad de vivir plenamente.

¿Cómo te estás torturando? ¿Creías que esto sólo sucedió en la noche de los lápices, que fue algo que sólo hizo Hitler? Pues NO. Lo hacemos todos, todos hemos dejado alguna vez que nuestra mente mate nuestro corazón, recriminarnos, vivir en la culpa, en la desilusión de nosotros o de los demás.

He visto gente perderse en la soledad, no esa soledad buena que te conecta con vos mismo. Sino esa soledad que es huir de la vida, de las cosas buenas que pueden pasarte. Aislarse, hacer un solo con el alcohol. Gente que una y otra vez se pregunta porque, que sobre racionaliza, que para sentirse en inocencia proyecta en el otro toda la culpa. Se ubican en el bueno, en el perfecto y polarizan en el otro la construcción de un victimario. También he visto gente con exceso de responsabilidad que se culpan de todo.

¿Cómo te estás robando tu paz interior? ¿Hasta cuándo? ¿Cuáles son los filtros, los cristales con los que miras y juzgas la vida? El juicio es la interrupción de la vivencia.

Cuando en lugar de vivir, de fluir y que la toma de decisiones responda al contacto presente de lo que percibo, necesito y acontece; me muevo en función de ideas, y acciono de forma neurótica. Lo que hago es quedar en la insatisfacción, atrapado en un cuento, en un entramado de interpretaciones en lugar de responder ante lo que sucede.

La Gestalt, ve la misma neurosis como la continua interrupción. La falta de claridad para poder ver y hacer figura la necesidad, por lo tanto, la imposibilidad de satisfacerla. Para poder sanar, necesitamos reestablecer el contacto. Ser consciente de nuestros pensamientos y nuestras distorsiones. La práctica es ir a una mirada fenomenológica. Ser observadores, describir lo que acontece. Salir de la matrix de distorsión. Sin juicio, sin mente. Volver a la presencia.

Yo creo que la receta para la paz interior es ir soltando las expectativas, agradecer pase lo que pase. Todo lo que sucede es una oportunidad para un nuevo observador, para aprender, para cuestionar, para soltar, para tomar, para ser conscientes.

Creo esto, incluido si lo que estás viviendo es complicado. Todo cuanto sucede está al servicio del aprendizaje, de sacar las perlas, de ampliar nuestra conciencia, de trascender. San Pablo decía que los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien.

"La vida tiene sentido bajo toda circunstancia", dijo Viktor Frankl en medio del Holocausto. Sin juicio, sin mente, siendo testigos de la infinitud de la vida podemos llegar a lugares increíbles de fortalecimiento.

Estás listo para escribir tu propia receta de paz interior. El camino de la tortura ya lo conoces. Hoy está en tus manos iniciar un nuevo libreto, puedes crear, diseñar, puedes fluir con la vida. El cambio está en la mirada.

(*) Licenciada en Psicología; coach ontológico profesional; magister en Salud Pública con mención en Atención primaria de la salud; especialista en Salud Pública; facilitadora en procesos de comunicación, resolución de conflictos, expansión de la conciencia, liderazgo; coordinación de grupos y conciencia de redes; y facilitadora en entrenamientos a líderes en gestiones de oratoria y comunicación. [email protected], cel. 3884416256.

 

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