Desde Maimará, la Escuela Técnica N°1 "General Manuel Belgrano" llegó a la Fiesta Nacional de los Estudiantes con una carroza inspirada en la película Robot Salvaje. La historia del robot gigante Roz que, tras un accidente, debe criar al pequeño patito Brillo, conmovió a los alumnos y fue la base de una propuesta artística que unió ternura y tecnología, evidenciando un impecable trabajo artesanal.
Los animales recreados fueron el gran atractivo. "En la parte de la lana nos ayudó una artesana de Tilcara, madre de nuestra jefa de forrado. Nos enseñó distintas técnicas con lana de oveja y llama", explicó Leyla Calapeña. Con la técnica del fieltro elaboraron el alce y el ciervo, logrando un efecto realista gracias al trabajo por capas y a las texturas que dieron movimiento a las pieles. Los conejos, en tanto, fueron creados con pompones de lana confeccionados por casi los 800 alumnos de la escuela.
En la falda de la carroza utilizaron aserrín mezclado con cola vinílica para simular césped, papel madera de bolsas de harina, envoltorios de alimentos y golosinas clasificados por colores, además de CD reciclados. También aprovecharon más de 5.000 latas, algunas repujadas como flores y otras cortadas en finas tiras para dar vida a la copa del árbol.
El carrocero Leonel Calapeña detalló que alcanzaron cerca de 250 movimientos, desde mecanismos hidráulicos y motores trifásicos hasta pequeños servomotores que permitieron dar naturalidad al andar de los animales. "Quisimos innovar con movimientos que se vean como reales, que transmitan vida y no algo mecánico", destacó ya que lo aplicaron al alce para el movimiento con un cigüeñal, contrayendo y retrayendo caños.
El costo eléctrico superó los 18 millones de pesos, invertidos en motores, cables y equipos de protección. Sin embargo, nada habría sido posible sin el respaldo de la comunidad. "Nos ayudó toda la Quebrada de Humahuaca. Recibimos latas, vellón, cuero, lana, camiones y hasta mano de obra de los padres. El traslado desde Maimará siempre es lo más complicado, pero con todos unidos se logra", expresó la joven.
En total, 83 carroceros trabajaron desde julio, combinando sus horas de clase con jornadas enteras de armado. Parte de la delegación se alojó en el RIM 20 y otros en casas familiares o alquileres en San Salvador. Una vez más, el esfuerzo colectivo transformó el sueño estudiantil en una carroza inolvidable.