Entra dentro de toda lógica que algo novedoso, disruptivo para lo habitual en su ámbito, bien logrado, tenga repercusión aún veinte días después de realizado, aunque no cabe duda de que pasarán los días y aún quedarán sonidos e imágenes de "Tanguearte".
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Entra dentro de toda lógica que algo novedoso, disruptivo para lo habitual en su ámbito, bien logrado, tenga repercusión aún veinte días después de realizado, aunque no cabe duda de que pasarán los días y aún quedarán sonidos e imágenes de "Tanguearte".
Organizado por María del Carmen "La Monis" Calneggia y Gustavo Zelaya, el encuentro se llevó a cabo en un hotel del macrocentro capitalino, en una tarde de sábado en la que los amantes del dos por cuatro se encontraron para vivir una milonga con matices singulares.
José Luis Costas, con sus personajes, tuvo una soberbia actuación, al punto de ser ovacionado en cada entrada que realizó.
Apenas habían pasado quince minutos del ingreso del público al salón, cuando el bailarín, profesor de tango y expresión corporal, Diego Durán, en su rol de musicalizador, proponía la primera tanda de baile.
Una de las innovaciones de la dupla Calneggia-Zelaya es que esas tandas no fueron solo de tango, sino que también se incluyó el folclore.
"La Monis" no produce desde la nada. Asiste, observa, sigue aprendiendo y, ante todo, es tan detallista como apasionada por lo que hace. Esto viene a cuenta de que, en otros encuentros, observó a las mujeres batir las manos en una zamba o un bailecito, ante esto, la producción dispuso de pañuelos fucsia para que las danzas tuvieran otro vuelo y color.
No solo de Durán surgía la música, sino también de otra innovación, la presencia de una orquesta en vivo. En esta ocasión, la del maestro Daniel Vedia, que con su renombrado talento y entrega, brindó una actuación sublime.
Otro de los momentos que quedarán inmortalizados en la memoria de los privilegiados testigos fue cuando Vedia ejecutó "La Yaveña" y "Monis" Calneggia desplegó historia y talento, bailando con su hijo Luis Canciani; ambos excelsos referentes de la danza local.
"Lo bueno y breve, dos veces bueno", dice el refrán. Así fueron las inserciones de show que propuso "Tanguearte". Soledad Zamora, exalumna de Cristina del Valle y directora de la academia de danzas "Sol Naciente", interpretó Tango árabe, con la solvencia y el dominio escénico que la caracterizan. Este número finalizó con un dabke (danza tradicional de Palestina, Líbano y Siria), de la cual participaron todos los asistentes, formando un gran círculo. Iris Fleita realizó Tango jazz y reafirmó el porqué es una de las mejores bailarinas de Jujuy. En tanto Álvaro Orellana y Agustín González Maccagno bailaron un Tango tap, algo que solo puede verse en los eventos que presenta la escuela de danzas "Cristina del Valle".
Para que nadie se quede sin bailar, sobre todo las mujeres, fueron contratados bailarines profesionales, cuyo oficio en estos eventos se denomina "taxi dancers", que se encargaron de dar participación en la pista a las damas presentes.
Sorteos, luces, sonidos, atención, minuciosamente cuidados, fueron los matices brindados a un público que devolvió con alegría, entusiasmo y fervorosos aplausos lo que propuso "Tanguearte".
Para finalizar, María del Carmen Calneggia expresó: "Siempre bailé para mí, porque yo lo sentía, quería expresarme, nunca para el aplauso. Con 'Tanguearte' quisimos brindarle al maravilloso público de Jujuy otra mirada de la milonga y darles lugar a los artistas maravillosos que tiene mi pueblo".