¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

°
11 de Agosto,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

"Mamá Petrona" Lozano continúa honrando la vida

Este año cumplirá sus felices 90 años y aún realiza el voluntariado del amor en la guardería infantil "Don Bosco".
Martes, 17 de enero de 2023 01:04

Petrona Lozano o "Mamá Petro" como todos la conocen, sobre todo los que hoy, ya hombres y mujeres, pasaron siendo niños por la guardería infantil "Don Bosco" y recibieron toda la dedicación y esmero en sus cuidados, celebran junto a ella el don de su vida.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Petrona Lozano o "Mamá Petro" como todos la conocen, sobre todo los que hoy, ya hombres y mujeres, pasaron siendo niños por la guardería infantil "Don Bosco" y recibieron toda la dedicación y esmero en sus cuidados, celebran junto a ella el don de su vida.

Transitando los comienzos de un nuevo año se vuelve propicia la oportunidad para redescubrir historias plenas de esperanza, de entrega, de servicio a los demás, aún en medio de tanto infortunio humano. Bajo esta motivación, nuestro diario mantuvo una entrevista con Petrona Lozano, quien luego de trabajar por más de 30 años en la guardería y de haberse jubilado, continúa desde hace más un cuarto de siglo amasando la vida en su ofrenda a los niños que, como hace 54 años, llegan para encontrar un espacio de contención en los afectos y las buenas acciones que, sin dudas, los convertirán en personas de bien.

Su mente plena y lúcida la transporta al inicio de su juventud que fue muy dura, siendo madre y debiendo trabajar por temporadas, primero en el Ingenio La Esperanza, en casas de familia y luego en una pizzería que cerró en poco tiempo. Su fe en Dios no la hizo desfallecer y en circunstancias muy difíciles, gracias a una amiga que compartió su desesperación por falta de trabajo, fue hasta la guardería de la que no se apartaría jamás porque, de a poco, se convirtió en su segundo hogar.

Se localizaba en primera instancia en calle Aristóbulo del Valle y hasta allí llegó, primero a dejar a sus niños y a colaborar en lo que pudiera mientras sus labores en casas particulares se lo permitían. De a poco se transformó en su rutina diaria ya que salía de su trabajo y con más alegría que cansancio, se entregaba de lleno a los quehaceres que se podían realizar en la guardería, hasta que viendo su dedicación y esmero, la responsable del centro de atención a niños, la convocó para que trabaje allí en horas de la mañana, noticia que Petrona Lozano recibió con gratitud y gran felicidad, haciéndolo primero ad honorem y luego ya como empleada municipal, merced a la gestión realizada por el entonces intendente Ramón Díaz del Valle.

Desde entonces, su siembra se hizo muy fecunda ya que llegaron para ayudarla en la atención de los niños carenciados en todos los aspectos, algunas almas caritativas que a la salida de sus colegios secundarios se acercaban a la guardería para colaborar y donar su tiempo a esta obra tan necesaria en tiempos de infancias poco beneficiadas. Eran las jóvenes de la Legión de María. "Recuerdo que las chicas llegaban cuando salían de sus escuelas y me ayudaban con la atención de los niños, los aseaban y les servían el té, entre otras actividades que inventaban para entretenerlos", dijo Lozano, recordando relatos y anécdotas que aún están frescas en su memoria y en su sentir. Historias entrelazadas por el amor aún perduran en el tiempo y jamás se olvidan, porque son signos de gratitud por lo vivido, por lo ofrendado y lo aprendido.

MUESTRA DE AFECTO | PETRONA LOZANO CON ETHEL BALLESTY DE STEMBERG

La alegría que inundaba el corazón de "Mamá Petro" siempre fue a que sus niños no les falte nada y nunca faltaron las manos solidarias para ayudarla porque, sabedores de su obra, aquellos niños que alguna vez pasaron por ese templo de amor regresaron para ayudar a sostener a la guardería en todo aquello que pudieran. También su familia la acompañó en este largo y venturoso camino de la caridad. "Muchos fueron los chicos que habiendo crecido nunca dejaron de venir a la guardería, trayendo donativos y cositas que necesitábamos para que los niños estén bien", dijo tras recordarlos con expreso cariño y nostalgia.

Desde siempre, la paga más provechosa y abundante a tanta vida entregada por Petrona Lozano fueron los besos y abrazos agradecidos de sus niños, los juegos, los festejos del día del niño, de la primavera, las canciones, la Navidad y sus paseos con los chicos para entonar los villancicos en los pesebres y por las calles de la ciudad, lo que tanto se extraña desde estos últimos años. En su mirada y en su voz se expresa esa satisfacción que quizá pocos puedan comprender. "Le doy gracias a Dios por el privilegio de ver crecer a tantos chicos que pasaron por aquí y saber que se convirtieron muchos de ellos, en mujeres y hombres de bien", agregó.

"Mamá Petro" fue una trabajadora de corazón en la guardería infantil "Don Bosco", y lo más admirable es que una vez llegada su jubilación, renunció a su merecido descanso. "Mis niños me necesitan, ellos me dan vida, aquí me quiero quedar a servir", dijo y seguramente toda la comunidad se reunirá en torno a ella cuando llegue el momento de celebrar su 90 años. Ella pasó por su vida haciendo el bien, sin recibir nada más a cambio que el amor de los niños, incluso hasta ahora, ya que fijó como su residencia, ese espacio que tanto quiere.

Cambio de modalidad

Con el triste advenimiento de la pandemia, este establecimiento de contención a niños carenciados cambió de modalidad y ahora se dedica a asistirlos con apoyo escolar a cargo de docentes que atienden a niños de primer a séptimo grado, continuando bajo la dirección de la profesora Ethel de Stemberg. La institución fue la primera en su naturaleza en la ciudad y este año cumplirá 54 años de servicio a la comunidad. Hoy necesita de más manos solidarias para el mantenimiento que necesita, de modo que pueda brindar a los niños, un espacio cómodo y saludable. "Estoy muy agradecida a Dios por esta historia de la que formé y aún formo parte", expresó.

Sus memorias también traen al presente a los sacerdotes que conoció como a monseñor Sixto Villoldo, el padre Miguel Ángel Aquino y el querido misionero Tarcisio Rubín. "El padre Tarcisio era un ave, un ángel y disfrutaba del mate con bollos junto a los niños porque fue un hombre de Dios en esta tierra, un santo de manos abiertas que habitó en esta tierra", dijo "Mamá Petro" refiriéndose a las reiteradas visitas que el querido y santo sacerdote realizaba a la guardería.

Su mensaje es una caricia para el alma. "Este tiempo de muchas dificultades, debemos volver la mirada a Dios porque sólo él nos trae la esperanza de sentirnos personas, es tiempo de trabajar por los niños si queremos que el mundo sea mejor, es necesario que todos pongamos la mirada en ellos, por esto agradezco a todos los que hacen realidad el milagro del amor, con cada donación, con cada gesto de ayuda a la guardería", dijo tras celebrar desde su sonrisa la visita de nuestro diario. "Me llenaron el corazón y estoy tan agradecida", expresó con gran emoción.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD