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El empleado

Miércoles, 09 de noviembre de 2022 00:43

En otra oportunidad di cuenta de que la información que uso "el autor" de Con vida los llevaron la obtuvo de Andrés Fidalgo y que lo hizo sin reconocer ese hecho. Eso ha motivado una sucesión de notas del mencionado en las que, por un lado, pretende negarlo, y por el otro se desvive en elogios a Fidalgo.

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En otra oportunidad di cuenta de que la información que uso "el autor" de Con vida los llevaron la obtuvo de Andrés Fidalgo y que lo hizo sin reconocer ese hecho. Eso ha motivado una sucesión de notas del mencionado en las que, por un lado, pretende negarlo, y por el otro se desvive en elogios a Fidalgo.

Dejo fuera de cualquier discusión el enorme valor de todo lo que se reveló, y sus consecuencias, en Con vida los llevaron. Se han suministrado difíciles y dolorosos testimonios, junto a aportes de inestimable valor, que dieron a conocer un período signado por la atrocidad. Aquí, entonces, gratitud y homenaje a todos los que colaboraron.

Pero Fidalgo también fue una víctima del terrorismo de Estado y no es justo dejar pasar el modo en que ha sido privado de una tarea a la que entregó gran parte de su vida.

El hecho es que la información que hizo posible a Reynaldo Castro escribir Con vida los llevaron fue su circunstancial participación de ayudante rentado por Fidalgo. Haciendo un recorrido sintético, la información comenzó a ser recolectada por Fidalgo en sus años de exilio. Luego de recuperada la democracia, la Legislatura formó una Comisión de Derechos Humanos, que integró Fidalgo. En base a las denuncias que ahí se recibieron se formaron numerosos expedientes. La comisión tendría que haber completado su cometido con un informe, pero fue disuelta cuando se estableció que la investigación correspondía a la jurisdicción federal.

PABLO BACA

Andrés Fidalgo, no obstante, continuó su tarea de sistematización de la información sobre el terrorismo de Estado en esta provincia. Fuimos testigos al elaborar el juicio conocido como "De la Verdad" en nuestra provincia. Fidalgo, de hecho, publicó una obra referida a las violaciones a los Derechos Humanos cometidas en Jujuy -o respecto de personas vinculadas a Jujuy- entre 1966 y 1983.

En una edad avanzada, Fidalgo contrató los servicios de un empleado, el Sr. Castro. Y este utilizó esa información para recabar testimonios de víctimas y también recopilar otro tipo de aportes, con el fin de publicar el libro de su "autoría". Se ocupó de reconocer los aportes de quienes participaron "yo mismo fui uno de ellos" y dejó también constancia en cada testimonio de quién lo había prestado, pero sobre Fidalgo poco y nada. En la primera edición sólo menciona su biblioteca, su archivo y sus "consejos".

En el prólogo, dice: "Todo comenzó con un pedido de Nélida Pizarro. Ella me pidió que compilara un libro de poemas de su hija Alcira... La cantidad de datos que me salieron al paso, me hicieron entender que tenía una historia que, desde hace décadas, esperaba ser contada". Pretende que los datos le salieron al paso: no, le habían sido confiados por Fidalgo.

Cuando fallece Fidalgo, el empleado publica en su blog "el norte del sur" un homenaje en el que -primero- cita erróneamente la obra de Fidalgo sobre violaciones a los derechos humanos entre 1966 y 1983 y en el que -además- a modo de síntesis sobre su vida, omite mencionar justo aquello que era fundamental y de lo que había decidido apropiarse:

… fue un poeta generoso que ayudó a ampliar el campo literario. Primero ordenó toda la literatura que existía hasta los primeros años de la década del setenta y publicó su Panorama de la literatura jujeña. Antes, junto a otros escritores generosos como él, contribuyó a publicar Poesía y prosa en Jujuy (1969)...

Después de ser desenmascarado, comenzó a escribir tardías notas de agradecimiento a Fidalgo. Intentó por ahí reconocer que fue "su maestro" y que el libro de Fidalgo "sirvió de plataforma". El hecho es que ha venido auto erigiéndose en una especie de custodio de la verdad histórica.

La historia está llena de casos en los que un hombre se apropia del trabajo de otro, pero a esa infamia el empleado agrega otra: se hace el mártir de una persecución que no fue. Hemos visto que un chico le agradecía por todo lo que "luchó contra la dictadura" y Castro se mantenía en un silencio de supuesta humildad. En realidad, en la dictadura cursaba la primaria y su familia no fue perseguida.

(*) Pablo Baca es poeta, narrador, crítico literario y abogado

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