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10 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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"A pesar de estar ciego soy el hombre más feliz del mundo"

Fernando Javier Real, de 42 años recién cumplidos, mantuvo su eje de vida en el trabajo y el estudio a pesar de los obstáculos.
Miércoles, 05 de mayo de 2021 01:01

"Uno busca la felicidad. A pesar de estar ciego soy el hombre más feliz del mundo, porque si no me volteó esto no creo que haya cosa que lo haga. Sigo haciendo las cosas que me gustan: jugando a la pelota, boxeando, yéndome de pesca, me voy al campo, hago los asados y cosas más lindas que antes porque me dedico más a mis hijos, a mi familia, les cocino todos los días. Soy más ama de casa". El que habla es Fernando Javier Real, de flamantes 42 años y desde los 34 sin visión.

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"Uno busca la felicidad. A pesar de estar ciego soy el hombre más feliz del mundo, porque si no me volteó esto no creo que haya cosa que lo haga. Sigo haciendo las cosas que me gustan: jugando a la pelota, boxeando, yéndome de pesca, me voy al campo, hago los asados y cosas más lindas que antes porque me dedico más a mis hijos, a mi familia, les cocino todos los días. Soy más ama de casa". El que habla es Fernando Javier Real, de flamantes 42 años y desde los 34 sin visión.

Su actitud ante la vida surgió en todo su esplendor en la última pregunta de El Tribuno de Jujuy, tras una enriquecedora charla. La importancia del estudio y de lograr las cosas trabajando fue otra constante en el repaso del camino recorrido.

Con estilo campechano y directo, Fernando recordó que conoció a su padre a los 30 y cuatro años después quedó ciego debido a las hemorragias por la presión arterial y ocular alta más un pico de estrés.

Nada le fue sencillo. "No fue fácil mi vida porque desde niño trabajé".

Si bien hasta los 8 años lo criaron sus abuelos maternos en Tumbaya Grande, al venirse a la capital vivió con su madre peluquera y su padrastro colectivero. Vendía cosas en la calle, "pero siempre estudié".

CON SUS COMPAÑEROS / CURSAN LA CARRERA DE ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO.

El primer gran cimbronazo llegó a los 16 años. Buscaba cumplir su sueño de ser militar pero al verlo truncado por problemas de salud "saltó" el verdadero vínculo filial. Además tras desavenencias conyugales, su madre y él quedaron solos.

Había cursado hasta 3º en la Técnica Nº 1 "Escolástico Zegada" y finalizó en el Bachillerato Nº 6. Su mamá Berta Juana Sajama trató de darle todas las posibilidades de estudio y él mismo trabajaba.

A los 22 años empezó la carrera de Despachante de Aduana pero no pudo afrontar las cuotas y dejó al año. Después intentó en Ciencias Agrarias de la Unju con Bromatología pero no tuvo buen rendimiento y entonces entró en Enfermería en la Escuela "Páterson". Por una traumática experiencia en una pasantía se alejó cuando cursaba 2º año.

Como ya estaba en pareja con Verónica Alejandra Rojas trabajó de pintor, lavacopas, chofer y más.

TAMBIÉN ES GUITARRERO

Después cursó Educación Especial en el "Populorum Progressio" hasta tercer año, pero al nacer su hija Martina Morena (16) priorizó generar ingresos familiares.

Se dedicó de lleno a ser preventista de una gaseosa cordobesa, que empezaba su ocaso por lo que optó por dejar la empresa y pudo insertarse rápido en una firma santiagueña.

Después nació su hijo Máximo Fernando (10), pudo alquilar un departamento más cómodo, manejaba una cartera de clientes interesante y dos días a la semana iba en moto a pescar en Las Maderas. Su familia se agrandó al conocer a su padre biológico, que vivía en Buenos Aires.

Siempre hizo deporte: fútbol ("años en Cuyaya") y boxeo. Lamentablemente la pérdida de visión total tuvo cierto nexo porque a los 34 empezó su indisposición en los ojos, al día siguiente fue a la cancha y recibió un pelotazo en la cara. Ya veía nuboso, le diagnosticaron hipertensión y hemorragias oculares. Empezó con sesiones de láser y en otro partido en que prefirió quedar de arquero recibió otro pelotazo y "se apagó todo". Con su mujer volanteando y él poniendo los cambios fue la última vez que manejó su 147.

Consultó en Buenos Aires y en Mendoza con los profesionales más destacados, lo operaron 37 veces y quedó en bancarrota. Pero no hubo caso. "Fue un golpe muy duro", comentó y tras firmar llorando su baja en el trabajo pudo pagar lo adeudado con la indemnización.

CON LOS LINCES / COMPARTIÓ VARIOS AÑOS CON EL EQUIPO Y AHORA TIENE NUEVO CLUB.

Empezó a vender empanadas y cuando ingresó al seleccionado de "Los Linces" aprendió Braille y el uso del bastón con Facundo Mota.

Conoció el país con el equipo pero se desvinculó. Ahora tiene una oferta para entrenar en el Club Gimnasia y Esgrima de Jujuy.

Jubilado y apostando a la carrera de Acompañante Terapéutico sigue su lucha por la casa propia.

Este año se recibe

Fernando, ya sin visión, quiso retomar sus estudios y concretamente hacer la carrera de Acompañante Terapéutico Integral. Fue posible en el IES 11 donde según comentó “me recibieron con los brazos abiertos y empecé a agarrar ritmo”. Aunque no estuvo exento de algún encontronazo en defensa del derecho a la inclusión. Ya en primer año fue ayudante de Anatomía y Morfofisiología. No debe ninguna materia, y con notas altas (“tengo 9 y 10”) este año se recibe y estima que sería un hito a nivel nacional.

El celular es su herramienta de estudio, utiliza mucho las redes y cuenta con el respaldo de su esposa y sus dos hijos. “El estudio es primordial”, aseguró Fernando. Y coherente con esa afirmación tiene la intención de seguir la Licenciatura sea en forma online, si llega a abrirse en Jujuy o sino en Salta. Se anima a ejercer la docencia superior cuando se gradúe y actualmente está preparando alumnos que deben materias de primero y segundo año. “Yo me instruyo, leo, investigo y es como que el cerebro se entrena constantemente”. Justamente el 3 de mayo fue el Día del Acompañante Terapéutico.

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