Ahora que sé que ese zoquete es el amante de la mujer del almacenero, me da un poco de bronca haberlo tenido por tantos años en mis fantasías, nos dijo Perla para luego confesarnos que película que veía, me la repetía en la memoria poniéndole al galán la cara de Gualdivio. Lo soñé más despierta que dormida, nos dijo.
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Ahora que sé que ese zoquete es el amante de la mujer del almacenero, me da un poco de bronca haberlo tenido por tantos años en mis fantasías, nos dijo Perla para luego confesarnos que película que veía, me la repetía en la memoria poniéndole al galán la cara de Gualdivio. Lo soñé más despierta que dormida, nos dijo.
Debía haberme llamado la atención no sentir celos cuando se puso de novio, me alegró cuando supe que le nació un hijo en un matrimonio que, al terminar, me produjo el primer ataque de pánico. Él venía por la misma calle que yo, nos saludamos y le pregunté un tímido qué tal, a lo que me respondió que recién separado.
Un verdadero desastre, agregó y yo, nos contó Perla, me despedí y apuré el paso para alejarme temblando. Por varias cuadras creí que me seguía, y esa misma noche, tras ver una de Clark Gable, temí imaginarme que fuera Gualdivio para que no se me apareciera. Y la verdad es que no me enamoré de él porque le temiera.
Lo pensó y especificó que me enamoré porque fue el único de ese baile de la secundaria que no me miró, y ahora que comprendo que todos me miraban porque era bella, que entonces no lo sabía, sé que me enamoré de Gualdivio porque nunca le interesé. Pobre, dijo Aurelia tomando la mano de Solón mientras Pierre Donadou aseguró que: pobre.
Perla alzó los ojos y, sonriendo, agregó que ya les dije que me gusta ser admirada pero que no soporto tener una relación. Acaso sea por eso, ¿no?, y Blanca, mientras servía unos buñuelos, reflexionó que cada uno tiene su forma de sentir placer.
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