Cuando Aurelia dijo que capaz fuera distinto cuando una se sabe bella desde niña, Perla recordó aquella vez, en un baile de la secundaria, en la que dos muchachos la sacaron a bailar al mismo tiempo. Yo pensé que me miraban porque algo no estaba bien en mi ropa o en mi peinado, dijo, por eso me llamó la atención.
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Cuando Aurelia dijo que capaz fuera distinto cuando una se sabe bella desde niña, Perla recordó aquella vez, en un baile de la secundaria, en la que dos muchachos la sacaron a bailar al mismo tiempo. Yo pensé que me miraban porque algo no estaba bien en mi ropa o en mi peinado, dijo, por eso me llamó la atención.
de ellos, pero me puse tan nerviosa que acepté la invitación del otro. Después, no tuve ni el coraje de mirar al que desprecié, y tardé en darme cuenta que había apoyado la mano en mi cintura. Cuando sentí que me besaba el cuello, me quedé dura. No sé si lo estaba haciendo desde hacía rato y yo perdida en mis pensamientos.
Tendría quince años y él no era mucho mayor. Las luces estaban bajas y nadie nos estaría viendo, pero todos escucharon su grito cuando le pegué un pisotón con mi taco. Tartamudeé unas disculpas, pero ambos supimos lo que le quise decir, y desde esa noche creo que empecé a tener fama de arisca. Terminó la canción y se fue con sus amigos sin siquiera despedirse. Yo volví a mi silla perseguida por la sensación de que todos me miraban. Ahora pienso que fue la primera vez que me vestí de señorita, ya no era una niña y lo notaron, pero entonces no lo supe. Recuerdo que Gualdivio estuvo aquella noche. Una tarda en explicarse las cosas que le suceden, nos dijo como si no fueran evidentes para todos menos para ella, pero así parece ser la cabeza humana, dijo Solón sin pretender aclarar que así son algunas mujeres. Somos raros, reconoció Perla pensativa.