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2 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Paisana, una fiel representante de la tradición gaucha de Jujuy

La mujer del campo lleva con orgullo su herencia de historia y saberes, no como una carga sino como un fundamento de vida.

Domingo, 08 de noviembre de 2020 01:00

La paisana es una mujer hermosa y sensible; y lo es más cuando se presenta fuerte, indómita y de carácter porque ella no le teme a la adversidad. Ella es capaz ponerse a la altura de los hombres; y sin perder la belleza natural que la caracteriza; echan mano a la faena diaria, demostrando su sabiduría, capacidad y destreza ante el desafío que demanda la rudeza del campo.

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La paisana es una mujer hermosa y sensible; y lo es más cuando se presenta fuerte, indómita y de carácter porque ella no le teme a la adversidad. Ella es capaz ponerse a la altura de los hombres; y sin perder la belleza natural que la caracteriza; echan mano a la faena diaria, demostrando su sabiduría, capacidad y destreza ante el desafío que demanda la rudeza del campo.

MARIELA ALFARO REPRESENTANDO A LA AGRUPACIÓN “SAN MARTÍN” DE LOS PAÑOS (1990).

GABRIELA GUARDIANI ELECTA EN 1989. ERA DE LA AGRUPACIÓN GAUCHA DE GUERRERO.

Es más, la historia que precede a nuestra mujer de campo, la paisana de Jujuy, la del Norte argentino, la enaltece puesto ella ha sido desde antaño de armas o herramientas tomar; sin temor a la muerte se ha enfrentado al enemigo cruel que llegó a despojarla de su familia, hijos y honra. Y lleva con orgullo esa herencia, no como una carga sino como un fundamento de vida.

MICAELA PUIG LA JOVENCITA DE SANTIAGO DEL ESTERO FUE LA 1\p PAISANA NACIONAL ELEGIDA EN SUELO JUJEÑO (2014)

ANA LAURA SALINA DE TUCUMÁN ELEGIDA PAISANA NACIONAL EL AÑO PASADO

En estas líneas, honramos a la representante de toda una comunidad y de la cultura misma del gaucho: la paisana.

A la mujer de campo, ejemplo de virtud, dignidad, simpleza y voluntad inquebrantable, la esencia misma del amor fraterno, defensora de la vida y la naturaleza, devota fiel de su religión, protectora de la tierra y venerable transmisora de la tradición; a ella nuestros respetos.

SARA SARMIENTO LA REINA DE LA TRADICIÓN, JUNTO A MIRTA VILTE DE BENENCIA DE LOS PAÑOS (1985)

Reina de la Tradición

FABIANA SOTO, REINA DE LA TRADICIÓN 1988

Corría los años 80, cuando en la provincia se llevaba a cabo la Fiesta Provincial de la Tradición y desde la Federación Gaucha Jujeña se consideró que se debía honrar a la mujer gaucha, buscando para ello una joven que represente tanto la figura femenina del campo como a toda la comunidad gaucha. Es así que surge la convocatoria para las agrupaciones, fortines y centros gauchos afiliados a presentar su candidata al trono de Reina Provincial de la Tradición.

Haría falta mucho más que un suplemento para recordar a todas las jovencitas que fueron elegidas representantes de la tradición gaucha de los jujeños a través de estos años.

Y para hablar sobre aquellas épocas, acudimos a la señora Mirta Vilte de Benencia, quien nos comentó cómo era las particularidades para elegir a la paisana. "Era todo distinto a lo que es ahora. Antes, las chicas iban con su vestido que si bien eran tradicionales, no tenían la exigencia de ahora. Iban con sandalias o chatitas. Algunos vestidos eran cortos hasta la rodilla por ejemplo. Más adelante se fue incorporando la prueba de campo. Casi todas las chicas se animaban, también había amigas o compañeritas que si bien no eran del campo, también se preparaban para presentarse".

Paisana Provincial y Nacional

Pasaron los años y la nominación de Reina cambió por el de Paisana, sin que podamos aclarar la duda desde la institución, suponemos que la figura de reina "hace" alusión a la historia con relación a la lucha de Independencia contra la dominación de la corona española.

Desde la institución, se reglamentó la elección de la Paisana, y desde el año 2014, la provincia se convirtió en sede de elección de la representante a nivel nacional.

Las pautas que deben cumplir como aspirantes son cumplir con un programa de actividades, prueba de destrezas y saberes del campo, como así también conocimiento de historia y demostración de dotes artísticas como recitado, canto, copla y finalmente una prueba de salón donde bailarán ritmos folclóricos.

SILVINA RAQUEL FOSSAT

SILVINA RAQUEL FOSSAT

Yo tenía 16 años, cuando representando a la Agrupación Gaucha de Guerrero, en 1993, salí electa Paisana Provincial.

Recuerdo que el proceso de elección era de varias instancias. Primero cada institución gaucha elegía a sus paisanas. Luego cada representante iba a la instancia provincial, que estaba dividida en dos partes. Antes del Día de la Tradición, en el predio de la Federación Gaucha, todos los centros presentaban sus paisanas. La candidata entraba con su caballo al centro del corral, desmontaba y desensillaba, y después volvía a ensillarlo, subirse y montar. Para las pruebas se usa vestimenta típica de campo, camisa blanca, pollera y alpargatas de yute. Luego te hacían preguntas sobre costumbres y debías recitar o cantar una copla.

Los jurados evaluaban y ese puntaje se sumaba. Al fin se semana siguiente, era la fiesta y se usaba la vestimenta de gala, la prueba consistía en bailar media cueca, medio gato y medio bailecito. Para el baile, se exije que no sea danza de ballet; debías bailar folclore carpero.

Entre 32 candidatas, salí elegida y para mí fue toda una sorpresa, porque muchas chicas tuvieron buen desempeño. No me lo esperaba, pero realmente me sentí emocionada.
Luego a principios del 94, fuimos invitados a Diamante, Entre Ríos, y fui elegida Paisana Nacional. Allí, las candidatas presentaban las costumbres de cada provincia, no sólo la belleza evaluaban sino también la gracia para bailar un tema folclórico distintivo de cada región. Fue una experiencia linda, a mis 16 años, me sentí acompañada, en la delegación había muy buena gente, sobre todo la señora Silvia Yapura. También estuvo Don Maximo Puma que emocionó con su música y hasta me preguntaba qué era lo que yo quería escuchar. Hermoso.

Era la primera vez que se hacía esta elección, y ser la primera me llenó de orgullo, por representar a la provincia.

En mayo del mismo año, en la provincia de Chaco, fui elegida Donosa Argentina del Impenetrable. Siempre me sentí contenida por mi agrupación, mi familia, sobre todo mi mamá que me acompañó a todos los viajes.
El haber sido Paisana me llevó a que conozca mucha gente de campo, gente grande, humilde pero de gran corazón y sabiduría, de quienes aprendí mucho.

La verdad que para mí fue un honor representar a la provincia y aún me emocionan los recuerdos. Incluso cuando entregué el cetro, los de la agrupación, principalmente, continuaron invitándome a los eventos y celebraciones.
Si bien la vida me ha llevado por otros caminos, nunca me he desvinculado de la gente del campo, mantengo contacto y amistad con muchos de ellos. Y me siento muy agradecida por lo vivido.
Fue un año con mucho movimiento, debía asistir con las autoridades de la Federación a los actos y eventos protocolares pero para mí era un placer, así que la verdad que la pasaba muy bien.
Yo estaba cursando la secundaria, y tenía muchas veces que faltar a clases, por suerte el colegio comprendía. Mis compañeros tenían mucha curiosidad porque en esa época no se hablaba mucho de la tradición. Pero mis compañeros, mis mejores amigas estaban felices con mis títulos de Paisana.

Sobre esto de la difusión de nuestras tradiciones, veo que por ejemplo la gente de otras provincias y países desconocen muchas lindas facetas de los jujeños, y que tiene que ver con las costumbres del campo. 
Yo aprendí tanto con la gente de campo y me ha servido para crecer como persona, por eso agradezco a todos los que me enseñaron, que aunque no están ahora yo los tengo presente en mi memoria y corazón siempre.
(BFoto gentileza Silvina Fossat)P
  

Semana de la Tradición

Marcada,costumbrede “bendecir” la hacienda 

En el acervo cultural del campo, se encuentra esta práctica que realizan las familias una vez al año para “bautizar” a los novillos o terneras que nacieron durante el año.
La familia invita a parientes y amigos, y desde horas tempranas los vacunos ya se encuentran en el corral. Luego se realiza una pialada, en el que gauchos diestros con el lazo colaborarán en atrapar al joven animal para inmovilizarlo. En las brasas, está al rojo vivo el hierro con la “señal” que identifica a la familia, y el padre de familia o un padrino es el elegido para marcar al animal en las ancas a fin de identificarlo. Unos detalles característicos son las “flores hechas de lana” que se colocarán en las orejas de los animales marcados; la selección de algunos machos que serán capados; y el “casamiento” en el que se elige un “torito” y una tambera, una vez pialados y en el piso, se los cubre con un poncho y se los adorna con flores de diversos colores. 
Al finalizar, se da una vuelta alrededor del corral con las reses para despedirlos arrojándoles bebidas. Y cómo muchas otras celebraciones jujeñas, la honra a la Pachamama se hace presente para pedir protección y agradecimiento por la hacienda.
         

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