Tras la misa en la iglesia del pueblo, los alumnos de la "promo 2019" de la Escuela Normal, del Bachillerato y del Plan Fines, engalanados para una noche de festejo, se tomaron del brazo de sus acompañantes para, dejando el atrio atrás, recorrer orgullosos las calles de Tilcara.
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Tras la misa en la iglesia del pueblo, los alumnos de la "promo 2019" de la Escuela Normal, del Bachillerato y del Plan Fines, engalanados para una noche de festejo, se tomaron del brazo de sus acompañantes para, dejando el atrio atrás, recorrer orgullosos las calles de Tilcara.
Para muchos turistas se trataba de una ceremonia insólita: preguntaban detalles, sacaban fotos, se asombraban.
Lo cierto es que aquí el ritual de los egresados cierra sus pasos pautados, año a año, con iguales modos y similares sentimientos de familiares, amigos y vecinos: el andar erguidos, mientras el fin de la tarde teñía de rojizo el vientre de las nubes, hasta la calle Marcelino Vargas, donde la Municipalidad los esperaba con un brindis, un ágape y el vals.
Acaso no se valore un título secundario tanto como en lugares que, algunas generaciones atrás, lo veían lejano como una utopía.
Desde ahora, cada cual de estos jóvenes emprende su propio destino: algunos lejos, algunos para seguir estudiando y otros satisfechos ya con lo alcanzado, pero ya sin la tutela cotidiana de la institución escolar.
Noche de recuerdos, de fotografías, y luego la cena con sus bailes y sus galas, con el entorno festivo y elegante que representa, para el estudiante, una imagen similar a la de posar con el título en la mano.