Un movimiento antigubernamental sacude Nicaragua desde el 18 de abril. Las autoridades han reprimido con contundencia las protestas, enfrentamientos que han dejado cerca de 100 muertos y cientos de heridos.
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Un movimiento antigubernamental sacude Nicaragua desde el 18 de abril. Las autoridades han reprimido con contundencia las protestas, enfrentamientos que han dejado cerca de 100 muertos y cientos de heridos.
Las protestas se desataron por las reformas del gobierno, ya retiradas, para tratar de sacar al sistema de seguridad social del borde de la quiebra.
Pero los disturbios se expandieron rápidamente, en una muestra de rechazo por parte de muchos nicaragenses al presidente Daniel Ortega, criticado por autocrático.
Ortega, exlíder guerrillero de la revolución sandinista, ostentó la presidencia desde 1979 hasta 1990, y volvió al cargo en 2007.
Su esposa, Rosario Murillo, es vicepresidenta y varios de los hijos de la pareja tienen cargos estratégicos.
El gobierno nicaragense presentó el 18 de abril un plan para incrementar la cuota que trabajadores y empresas aportan a la seguridad social, mientras reducía un 5% los beneficios, tal y como le recomendaba el Fondo Monetario Internacional (FMI). En varias ciudades, los estudiantes encabezan protestas que claman con furia contra el plan. Las manifestaciones se prolongan varios días y las autoridades las reprimen con dureza.
El 22 de abril, Ortega desecha la reforma de las pensiones, en un intento de poner fin a las protestas, que ya entonces habían dejado 25 muertos en cinco días, marcados por los disturbios y los saqueos. Sin embargo las protestas en distintos puntos del país continuaron, al igual que la cifra de muertos.
Protestas y muertes
El retiro de las reformas que propuso el gobierno de Daniel Ortega no consigue apaciguar las protestas.
Decenas de miles de manifestantes, entre ellos trabajadores, estudiantes, campesinos y empresarios, toman desde el 23 de abril las calles de la capital, Managua, pidiendo el fin de la represión y, algunos, la dimisión de Ortega. La ONU, un día después, llama a Nicaragua para impulsar “investigaciones rápidas, exhaustivas, independientes y transparentes sobre las muertes”, y asegura que algunos fallecimientos pueden haber sido “ilegales”. La comunidad internacional está expectante.
El Ejército se distancia
Mientras aumenta la intensidad de las protestas, el Ejército se distancia de Ortega el 12 de mayo, y asegura que va a impedir que la gente tome parte en las protestas.
El 16 de mayo se abre un tenso diálogo mediado por la Iglesia Católica entre Ortega y los grupos opositores, mientras la cifra de muertos llega a 58. La Iglesia suspende las conversaciones después de una semana debido a que “no hay consenso entre las partes”. El número de fallecidos asciende a 76. Gobierno y oposición acuerdan reanudar las conversaciones. El influyente empresario y hombre más rico de Nicaragua, Carlos Pellas, pide adelantar las elecciones.
La Iglesia retrocede
La Iglesia Católica de Nicaragua rechazó el jueves reemprender el diálogo entre el gobierno y la oposición para acabar con las protestas que azotan al país, tras un jornada con violentos enfrentamientos que dejaron 11 muertos y que elevan a casi un centenar la cifra de fallecidos en un mes y medio.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) anuncia que no reanudará el diálogo en busca de una salida a la crisis que atraviesa el país mientras “el pueblo siga siendo reprimido y asesinado”. El anuncio llega después de una jornada violenta el miércoles, en la que según un informe preliminar murieron 11 personas.
98 fallecidos
Estos incidentes entre opositores, policías y grupos afines al gobierno son unos de los más violentos que se viven en la capital y elevan a 98 la cifra de fallecidos desde que comenzaran las protestas el 18 de abril.
“Los agresores fueron la policía represiva y las fuerzas de choque” que responden al presidente Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, indica el informe de Cenidh.
Durante los incidentes también resultan quemadas instalaciones de la emisora oficialista Radio Ya, una cooperativa de crédito rural, en tanto resulta destruida la fachada del estadio nacional de béisbol.