Los fieles veneraron ayer al Santísimo Salvador, patrono de la ciudad capital. Hubo procesión, misa y festejo por los cinco años del obispo César Fernández al frente de la Diócesis.
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Los fieles veneraron ayer al Santísimo Salvador, patrono de la ciudad capital. Hubo procesión, misa y festejo por los cinco años del obispo César Fernández al frente de la Diócesis.
Participaron de la procesión y misa el intendente Raúl Jorge, Mario Fiad y Gabriela Burgos, entre otras autoridades.
A partir de las 17 el atrio de la Catedral, en donde se dispuso el altar mayor, se sucedió un clima festivo. Muchas familias llegaron para participar del festejo.
Minutos más tarde se formó una columna conducida por el obispo César Daniel Fernández junto a los párrocos de toda la Diócesis para llevar en andas a la imagen del santo patrono por las calles del centro de la ciudad. Una importante cantidad de alumnos de colegios confesionales asistieron al evento portando estandartes con la imagen del santo, banderines, globos y otros elementos de decoración en los colores papales, amarillo y blanco. La imagen de San Salvador fue llevada por personal de las fuerzas de seguridad adornada especialmente para la ocasión con flores blancas y amarillas, mientras los fieles entonaban canciones y rezos.
Cerca de las 19 la imagen retornó al atrio de la Catedral y fue colocada a la izquierda del altar para dar inicio a la misa.
En esa oportunidad, el obispo Fernández dio su homilía, explicó que la fiesta litúrgica que celebra la Iglesia el 6 de agosto recuerda la "transfiguración del Señor", recordando el momento en que Jesucristo se manifiesta transfigurado ante los ojos de tres discípulos, Pedro, Santiago y Juan, que luego serían los testigos de su agonía.
Dijo que los hombres y las mujeres de fe a pesar "de vivir en medio de la oscuridad, de padecer el dolor y vivir a diario tantas necesidades" levantan su mirada al Salvador y en él encuentran consuelo. Recordó que muchas generaciones "vivieron en esta fe luchando desde la fuerza del amor". "En esa fe han fundado ciudades como la nuestra queriendo crear espacios donde se pudiera habitar, amparados en el Señor, en la construcción de la convivencia fraterna".
Reflexionó indicando que "pensar en una ciudad es pensar en un hogar, familia y casa donde se comparte el pan ganado con el sudor de la frente y se abrigan sueños de prosperidad y paz".
Y en ese sentido instó a pensar la ciudad como una gran familia: "nadie se salva solo, nadie prospera sino prosperamos todos, nadie levanta la cabeza aplastando a otros, nadie sufre y pena por la injusticia sin que suframos y luchemos todos por vivir cada día mejor".
Consideró que aunque parezca que estos propósitos son inalcanzables hay que pensar que "no estamos solos. Con la fuerza de fe podemos hacer el aporte que hoy necesita nuestra ciudad, nuestra provincia". Pidió a los fieles unir las manos en la tarea de cada día "para mirar a cada jujeño como un hermano".
Instó a los que tienen posibilidades o responsabilidad a luchar por un hogar en donde "cuidemos a los niños y los ancianos. Los que tenemos alguna responsabilidad entendamos que nuestra vocación es hacer felices a otros brindándole inclusión social, desarrollo y progreso", aseguró.