El presidente estadounidense, Donald Trump, aceptó la invitación lanzada por su homólogo francés, Emmanuel Macron, de acudir en París al desfile del 14 de julio, la Fiesta Nacional francesa, informó ayer el Palacio del Elíseo.
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El presidente estadounidense, Donald Trump, aceptó la invitación lanzada por su homólogo francés, Emmanuel Macron, de acudir en París al desfile del 14 de julio, la Fiesta Nacional francesa, informó ayer el Palacio del Elíseo.
La sede de la presidencia francesa precisó en un comunicado que la participación del mandatario en los festejos se enmarca dentro de la conmemoración del centenario de la entrada de las tropas de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Soldados estadounidenses, según la nota citada por la agencia de noticias EFE, desfilarán junto a sus homólogos franceses en presencia de los dos dirigentes.
El jefe de Estado francés invitó a Trump el martes durante una conversación telefónica en la que ambos abordaron, además, "la necesidad de trabajar para una respuesta común en caso de un ataque químico en Siria".
El gobierno estadounidense alertó antes de esa charla que identificó "potenciales preparativos" del gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, para efectuar un nuevo ataque con armas químicas en su país, y advirtió que, de ocurrir, el mandatario y sus Fuerzas Armadas "pagarán un alto precio".
La crisis en el Golfo Pérsico y la "necesidad de evitar toda escalada en la región", así como el combate contra el extremismo y su financiación, vistos como "un desafío común", fueron otros de los temas de su conversación.
Antes de su participación conjunta en la conmemoración francesa, Macron y Trump celebrarán un encuentro bilateral durante el G20 de los próximos 7 y 8 de julio en la portuaria ciudad alemana de Hamburgo.
Su primera reunión cara a cara se remonta al pasado 25 de mayo al margen de una cumbre de la Otan, en la que el extremismo, la economía, el clima y la energía coparon su agenda.
Sin embargo, de ese encuentro prevaleció como imagen su firme apretón de manos, interpretado por los medios como un pulso entre ambos y del que Macron reconoció posteriormente que no fue "algo inocente" sino una forma de demostrar que Francia no tiene intención de hacer "pequeñas concesiones".