(Comodoro Rivadavia, Chubut) El reacondicionamiento de la embarcación de bandera noruega se hizo en tiempo record: operararios argentinos, junto a los contratados por la Armada de Estados Unidos, trabajaron día y noche. En menos de 24 horas llegará a la zona de rastrillaje.
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(Comodoro Rivadavia, Chubut) El reacondicionamiento de la embarcación de bandera noruega se hizo en tiempo record: operararios argentinos, junto a los contratados por la Armada de Estados Unidos, trabajaron día y noche. En menos de 24 horas llegará a la zona de rastrillaje.
El miércoles pasado se cumplían cinco días desde la última comunicación del ARA San Juan. Un día antes, el martes, había zarpado el buque Skandi Patagonia hacia el golfo de San Jorge, la zona en donde se realiza el rastrillaje del submarino extraviado. La incógnita, en ese momento, era cómo adaptar el Sophie Siem, otro de los buques atracado en el puerto, al minisubmarino operado vía control remoto de la Armada de los Estados Unidos.
Cinco días después finalmente zarpó la embarcación para sumarse a las tareas de rescate. Fueron largas horas de trabajo por parte de técnicos, operarios y soldadores, durante el día y por la noche, cuando las condiciones del clima lo permitían. Fue necesaria la remoción del chapón de la popa y la instalación de una plataforma hidráulica para deslizar el minisubmarino hacia el mar.
Así, el puerto de Comodoro Rivadavia se transformó en el epicentro de la logística del operativo rescate: las autoridades provinciales y municipales, como Favio Cambareri (administrador del Puerto) y Rubén Palomeque (secretario de Servicios a la Comunidad), tuvieron que coordinar con los marinos norteamericanos, británicos y los rusos (que ya están instalados en diversos hoteles de la ciudad): por ejemplo, debieron convocar de urgencia a 50 soldadores y gestionaron chalecos salvavidas y ropa seca para el rescate de los 44 submarinistas.
El Sophie Siem llevara a bordo a sus 15 tripulantes habituales, más 43 estadounidenses que operan el minisubmarino y dos argentinos.
Tras la partida del buque Sophie Siem llegarán al puerto local dos embarcaciones de origen ruso, una perteneciente a la Armada argentina (el ARA Islas Malvinas, adquirido en el 2014) y otro de bandera uruguaya, el Didi K. El primero transportará el equipamiento que llegó a Comodoro Rivadavia en el avión Antónov 124 y el segundo es también un buque remolcador que tiene 58 metros de eslora y 14 de manga.
Otra embarcación ya se dirige a la zona de rastrillaje: se trata del Yantar, una embarcación de investigación oceanográfica que despierta sospechas. Se incorporó a la flota rusa en mayo de 2015. Oficialmente reconocido como un "barco especial multipropósito" o buque oceanográfico, cuenta con batiscafos tripulados y autónomos que pueden sumergirse a una profundidad de hasta 6.000 metros, lo que le permite realizar rastrillajes en el fondo submarino.
Ahora bien, la embarcación depende de la Dirección Central de Investigación Submarina de la Marina Rusa. Se cree que este organismo está destinado a controlar operaciones de espionaje bajo el mar, informó el portal Popular Mechanics.
El avión Antónov, que hizo escala en Comodoro Rivadavia y continuó viaje hacia Ushuaia, transportó además el equipo Phantera Plus, aparato no tripulado capaz de operar a una profundidad máxima de 1000 metros. Será transportado hacia la zona de rastrillaje por la corbeta ARA Rosales. Esta ayuda del gobierno ruso se concretó luego de una comunicación entre Mauricio Macri y Vladimir Putin.
Fuente: Infobae