Al menos 48 personas, en su mayoría civiles, murieron por el estallido de un coche bomba en la ciudad rebelde de Azaz. Entre las víctimas de la explosión se encuentran cinco jueces religiosos de distintas fracciones rebeldes y 14 insurgentes, según un balance difundido por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (Osdh).
Los cuerpos están calcinados, lo que está dificultando la identificación, precisó la ONG, destacando que decenas de personas resultaron heridas por la explosión, ocurrido en un mercado delante de un tribunal islámico de esa localidad, situada en el norte de la provincia de Alepo.
Se trata del peor atentado ocurrido en Azaz, objetivo en varias ocasiones de ataques y ofensivas de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que tratan de hacerse con el control de esta ciudad.
Osama al Merhi, abogado presente ayer en el lugar de la explosión, apuntó al EI. "Este tipo de crímenes solo son cometidos por el grupo terrorista Dáesh", dijo empleando al acrónimo en árabe del EI.
"Son ellos los que atacan a los civiles y los responsables que construyen el país", dijo.
El atentado llegaba en el noveno día de un frágil alto el fuego que ha permitido una vuelta a la calma relativa en la mayoría de los frentes, pero no incluye las regiones en manos de los grupos yihadistas Estado Islámico (EI) y Fateh al Sham (exfilial siria de Al Qaida).
Población sin agua potable
En Damasco, unos 5,5 millones de personas se han visto duramente afectados desde hace semanas por una grave penuria de agua debido a los combates incesantes en Wadi Barada, un sector rebelde donde se encuentran los principales puntos de suministro de agua potable para la capital siria.
El régimen acusa a los rebeldes de "contaminar con diésel" las reservas de agua y cortar el suministro a Damasco. Pero los insurgentes afirman que los bombardeos del régimen destruyeron las infraestructuras.
Los enfrentamientos continuaban ayer por la mañana en esa localidad tras haber dejado al menos nueve muertos -siete soldados y dos civiles- según el Observatorio.
Según una fuente cercana al régimen, los rusos habrían concluido un alto el fuego temporal para permitir las reparaciones.
inicia sesión o regístrate.
Al menos 48 personas, en su mayoría civiles, murieron por el estallido de un coche bomba en la ciudad rebelde de Azaz. Entre las víctimas de la explosión se encuentran cinco jueces religiosos de distintas fracciones rebeldes y 14 insurgentes, según un balance difundido por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (Osdh).
Los cuerpos están calcinados, lo que está dificultando la identificación, precisó la ONG, destacando que decenas de personas resultaron heridas por la explosión, ocurrido en un mercado delante de un tribunal islámico de esa localidad, situada en el norte de la provincia de Alepo.
Se trata del peor atentado ocurrido en Azaz, objetivo en varias ocasiones de ataques y ofensivas de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que tratan de hacerse con el control de esta ciudad.
Osama al Merhi, abogado presente ayer en el lugar de la explosión, apuntó al EI. "Este tipo de crímenes solo son cometidos por el grupo terrorista Dáesh", dijo empleando al acrónimo en árabe del EI.
"Son ellos los que atacan a los civiles y los responsables que construyen el país", dijo.
El atentado llegaba en el noveno día de un frágil alto el fuego que ha permitido una vuelta a la calma relativa en la mayoría de los frentes, pero no incluye las regiones en manos de los grupos yihadistas Estado Islámico (EI) y Fateh al Sham (exfilial siria de Al Qaida).
Población sin agua potable
En Damasco, unos 5,5 millones de personas se han visto duramente afectados desde hace semanas por una grave penuria de agua debido a los combates incesantes en Wadi Barada, un sector rebelde donde se encuentran los principales puntos de suministro de agua potable para la capital siria.
El régimen acusa a los rebeldes de "contaminar con diésel" las reservas de agua y cortar el suministro a Damasco. Pero los insurgentes afirman que los bombardeos del régimen destruyeron las infraestructuras.
Los enfrentamientos continuaban ayer por la mañana en esa localidad tras haber dejado al menos nueve muertos -siete soldados y dos civiles- según el Observatorio.
Según una fuente cercana al régimen, los rusos habrían concluido un alto el fuego temporal para permitir las reparaciones.