En 2005, este primer injerto de rostro realizado en Francia había generado muchas esperanzas en el mundo para todo tipo de accidentados de tránsito, quemados o víctimas de armas de fuego. En Estados Unidos, España, China, Polonia, Bélgica y Turquía también se realizaron este tipo de difíciles operaciones.
A pesar del entusiasmo inicial, los riesgos de rechazo -a corto o largo plazo- de los tejidos provenientes del donante fallecido, constituyen desafíos para esta compleja cirugía.
Desfigurada por su perro, Isabelle Dinoire tenía 38 años cuando recibió el trasplante parcial de rostro -nariz, labios y mentón-, realizado por el equipo del cirujano Bernard Devauchelle del hospital de Amiens (norte) y de Jean-Michel Dubernard, de Lyon (sur).
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En 2005, este primer injerto de rostro realizado en Francia había generado muchas esperanzas en el mundo para todo tipo de accidentados de tránsito, quemados o víctimas de armas de fuego. En Estados Unidos, España, China, Polonia, Bélgica y Turquía también se realizaron este tipo de difíciles operaciones.
A pesar del entusiasmo inicial, los riesgos de rechazo -a corto o largo plazo- de los tejidos provenientes del donante fallecido, constituyen desafíos para esta compleja cirugía.
Desfigurada por su perro, Isabelle Dinoire tenía 38 años cuando recibió el trasplante parcial de rostro -nariz, labios y mentón-, realizado por el equipo del cirujano Bernard Devauchelle del hospital de Amiens (norte) y de Jean-Michel Dubernard, de Lyon (sur).